Teatro

El riesgo del compromiso

Portulanos

16 marzo, 2006 01:00

¡Qué monstruosa hipocresía la de Leo Bassi, diciendo que la caricatura de Mahoma sólo puede hacerla un musulmán! ¡Qué salida fácil para quitarse compromisos de encima manteniendo la etiqueta de comprometido! Pero la realidad es cruel. Y mientras Bassi se dedicaba a ejercer su "compromiso" metiéndose con los que siempre puede uno meterse porque, por principio, no sólo no deben devolver el golpe sino que están obligados a poner la otra mejilla, resulta que se le cruzó en el camino uno que se puso, no farruco, sino en plan Hezbollah, y a punto estuvo de armar no sé si la de Dios o la de Allah, pero en cualquier caso un follón de cojones. No seré yo el que defienda al imbécil de unabomber en cuestión, pero confieso que me regocija ver a los provocadores profesionales cuando de pronto, justo el día en que se olvidaron el chaleco kevlar en casa, se les cruza sin avisar la peor de sus pesadillas. Que acaso no sea perder la vida, sino que la cosa se ponga de verdad tan fea que el público decida dejar de venir.

Desconfío por definición de los provocadores de oficio que además presumen de ello. Porque, parafraseando un comentario de Hans Otto Meisner sobre los espías, les excita tanto lo que hacen que prefieren cambiar a menudo de ideología que hacerlo de profesión. En la política española sabemos mucho de esto: en el PP hay primeros espadas que estuvieron en Bandera Roja; y el PSOE está plagado de antiguos lacayos del Movimiento. En cuanto a la profesión del espectáculo, no hay más que echar un vistazo alrededor para comprobar las cosas que la gente está dispuesta a tragar sin pestañear. Comprometerse no es hacerse el insolente con aquéllos que de entrada nos caían mal y de los que no esperamos sacar nada, sino atreverse a analizar la realidad hasta sus últimas consecuencias, no desde la superioridad moral, sino desde el rigor intelectual, sin patalear luego cuando vienen a pasarnos la factura por dura que sea. Como Syriana, seguramente el guión más extraordinario que se ha visto en años. No encuentro nada ni parecido en el cine español. Mucho menos en nuestro comprometidísimo teatro.