Teatro

Sasha Waltz e invitados

Danza sobre la reunificación alemana en Sevilla

30 marzo, 2006 02:00

Kruz Díaz y Nicola Mascia en Zweiland

ndependizada del berlinés Shauböhne, Sasha Waltz y su compañía actúan mañana y pasado en el Central de Sevilla con Zweiland. Una danza sobre la reunificación alemana, que interpretan como una paradójica "unidad dividida".

Hay dos teatros en este país donde a veces se exhibe teatro alemán contemporáneo. Uno es el Central de Sevilla que programa Manuel Llanes, quién suele dejar caer alguna de las obras de Thomas Ostermeier o de la tribu que colabora con él en el teatro Schauböhne de Berlín. El otro es el Lliure de Barcelona, dirigido por Àlex Rigola, quien no solo invita a la compañía teutona año tras año y varias veces -los teatros tienen un acuerdo para intercambiarse espectáculos-, sino que la influencia estética del alemán ha calado en la obra del barcelonés.

Ostermeier pertenece a ese grupo de directores cuya obra o irrita hasta el tuétano por su anhelada posmodernidad, o subyuga por la misma razón. Cuando se hizo cargo de la Schauböhne (uno de los teatros públicos de Berlín) lanzó un manifiesto político sin mojarse, lo que tiene su mérito. Luego lo han mimado por toda Europa, especialmente en el Festival de Aviñón que le reconoció su "grandeur"dedicándole una programación antológica hace ya tres temporadas y a donde acudió con espectáculos de una de sus más estrechas colaboradoras, Sasha Waltz, quien visita Sevilla.

Waltz se ocupó de la dirección de danza del teatro desde 1999 a 2004. Antes, en 1993, la coreógrafa había fundado junto con Jochen Sanding su propia compañía creando algunos importantes espectáculos (Travelogue Trilogy), y tras la etapa en el Shauböhne, ha recuperado su independencia con "Sasha Waltz and Guest". Más libre ahora, la formación sigue manteniendo cierta fidelidad al teatro berlinés mediante un contrato de colaboración que le permite estrenar allí. Su danza-teatro dialoga sobre temas contemporáneos con un vocabulario cómico en ocasiones, de gran sensilidad y con una estética que ha cautivado al aficionado. La artista se interesa también por actuar en espacios no convencionales, como el Palacio de la República o en el Museo Judío de Berlín. Eso le permite relacionar la danza con otras disciplinas artísticas e innovaciones tecnológicas, aspecto muy valorado hoy por algunos coreógrafos.

A Sevilla acude con una coreografía de hace diez años, creada en 1997. Zweiland es su reflexión hecha danza sobre la reunificación alemana, que ella paradójicamente interpreta como una "unidad dividida". El vasco Juan Kruz Diaz de Garaio y la bailarina Nicola Mascia componen una pareja, especie de representación de su nuevo país que, a ratos agoniza, a ratos renace. Waltz emplea música de todos los tiempos, desde el Medievo a los años 20, para cambiar el ritmo y la atmósfera de una narración trabada con diversos personajes (putas, víctima inocente, agitador...).