Teatro

El "túnel" de Sabato salta a la escena

Héctor Alterio protagoniza el montaje dirigido por Daniel Veronese

20 abril, 2006 02:00

Héctor Alterio protagoniza con Rosa Manteiga la obra

Dos años después de encarnar al emperador Claudio, Héctor Alterio se mantiene fiel a las tablas convertido ahora en el protagonista de otra novela llevada a los escenarios. En esta ocasión es El túnel, la obra con la que debutó en la literatura y con gran éxito el argentino Ernesto Sabato; es también el montaje con el que Daniel Veronese hace lo propio como director en España. La obra es la historia de un crimen: un pintor frustrado cuenta desde la cárcel, -donde está encerrado por haber matado a la única mujer que le ha importado- la cadena de hechos que le llevaron al asesinato. Una producción española que se exhibe el día 24 en el Romea de Barcelona para luego girar por el país hasta el año próximo.

El difícil matrimonio que últimamente han vuelto a establecer el teatro y la novela ha alumbrado un nuevo hijo. El túnel, la obra con la que se dio a conocer como novelista el argentino Ernesto Sabato, en 1948, llega ahora al Teatro Romea de Barcelona, donde estará desde el 25 de abril hasta el 10 de junio, tras hacer sus primeras funciones en Segovia, el mes pasado. La decisión de convertir la compleja novela de Sabato en teatro corresponde al mismo equipo que hace dos temporadas, adaptó Yo, Claudio, de Robert Graves. Al frente de la idea está la productora Pentación, de Jesús Cimarro, que ha hecho repetir al frente de reparto a Héctor Alterio, encarnando al atormentado Juan Pablo Castel y a Rosa Manteiga, como María Iribarne. Paco Casares y Pilar Bayona acompañan al actor. Pero el resto del equipo, lo ha buscado la productora en Argentina, la tierra de Sabato, en donde ha escogido a Daniel Veronese, miembro fundador del vanguardista grupo Periférico de Objetos, para la dirección del montaje, y a Daniel Curatella, como adaptador de la novela. Curatella, que también ha ejercido como ayudante de dirección, es el secretario del escritor desde hace años. Esta cercanía fue la que convenció a Sabato para permitir la adaptación de un texto difícil, complejo y oscuro como es El túnel. El resultado ha sido satisfactorio para el escritor, quien ha elogiado el trabajo de su ayudante porque "ha logrado transmitir la trágica historia de Juan Pablo Castel".

éste fue uno de los motivos que impulsó a Héctor Alterio a implicarse en el proyecto. El otro, el principal, fue la posibilidad de encarnar a un personaje tan difícil y complejo como es el pintor creado por Sabato.

Pintor, enfermizo y paranoico
"Es un ser enfermizo, neurótico, esquizoide, paranoico, que lleva todo hasta el final", dice Alterio, cuando define a su nuevo personaje. Ese delirio en el que vive es el que lleva a Castel a matar a "la única persona que despierta interés en toda su vida", una mujer. Alterio destaca la perennidad de la obra, de ese comportamiento tan presente en la sociedad de cuando Sabato escribió la novela, pero también en la de ahora, a comienzos del siglo XXI. Incluso el propio actor se ve reflejado en la obra. "Aunque sin llevar al límite ese amor enfermizo, yo me siento reflejado en algunos planos, situaciones, diálogos y peleas".

El túnel le ha permitido al actortrabajar y conocer a un director como Veronese, uno de los más destacados directores de la pujante escena argentina y fundador de la prestigiosa compañía El Periférico de Objetos, de quien en España se han visto numerosos espectáculos (El suicidio, Máquina Hamlet o más recientemente, La última noche de la humanidad). Pero Veronese tiene la astucia de combinar el teatro más experimental, más "periférico", con el tradicional. "Yo no conocía a Veronese cuando me ofrecieron el proyecto", explica Héctor Alterio, "tan sólo sabía que era del teatro 'underground', pero cuando recalé en Buenos Aires aproveché para ver las seis obras que tenía allá, todas menos una de creación propia". Y lo que vio le descubrió a un "director prolífico, inquietante, creativo, nada convencional y rico", que en los últimos años siente una especial curiosidad por investigar sobre la violencia desde el teatro.

Los piropos se consolidaron cuando empezó el trabajo de El túnel. Veronese ha hecho, según Alterio, un espectáculo "con simpleza", entendido este concepto como algo sencillo en el que todos los materiales empleados "cuanto menos se noten, mejor". A ello le ayuda "una escenografía limpia y luminosa" que contrasta con la asociación "obscura y retorcida" que se hace de automático al pensar en un túnel, ya sea como espacio donde entrar o como nombre de una novela.

Esta última ha sido una de las dificultades que encuentra Alterio en el montaje teatral. Como ocurre cuando se traslada una obra literaria al cine, cada lector tiene su propia visión de la novela, de sus personajes, de su encarnación física o de la forma de hablar y moverse de los personajes, por lo que siempre existe la posibilidad del rechazo a primera vista. Ante eso sólo queda "aceptar el desafío de todas las noches, defender la propia visión y tratar de hacerla lo más atractiva posible" para que el espectador entre en el juego propuesto desde el escenario. El juego presenta a un señor de 76 años -los de Alterio, que contrastan con los 35 que tiene Juan Pablo Castel en el original- que "recrea su pasado y lo escenifica con personajes que trae de la memoria". Esos personajes, a los que se suman los cuatro que interpretan entre Casares y Bayona, intentan hacer luz de los bárbaros acontecimientos acaecidos en un recorrido no lineal.

Misterioso oleaje
Veronese, que con El túnel debuta en el teatro español, destaca "la dramática problemática del personaje que se acerca y aleja como un misterioso oleaje", que amenaza con ahogar a todo aquel que esté cercano a los hechos o iplicado en el relato del pintor. Como, en cierto modo, hace cada creador, según Sabato: "Todo artista construye su obra para defender la soledad en la que está", sostiene el creador argentino que, a sus 96 años, mantiene la cabeza en buen estado. "A través de abismos insondables, nos transmite palabras sueltas, gritos desesperados, para que alguien tan necesitado como él por comunicarse, reciba su mensaje cifrado y le devuelva el algún claro signo de lo que comprendió".

Como le ocurrió a Sabato cuando escribió la obra. Con El túnel se iniciaba en la novela, un camino al que había llegado tras dejar la docencia universitaria, por motivos políticos y existenciales, y que le hizo escribir una obra en la que expresó su "lado más oscuro, la desesperanza que yace en toda existencia".


Ernesto Sabato (Rojas, Buenos Aires, 1911) se doctoró en Física, pero abandonó la docencia universitaria. En 1948 publica con gran éxito El túnel, su primera novela. Le siguen Sobre héroes y tumbas (1961) y Abbadón el exterminador (1974). Presidió la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, que documenta la barbarie de la última dictadura militar argentina. Recibe el Premio Cervantes de Literatura en 1984. Antes del fin es su autobiografía publicada en 1999.