Teatro

Bilboquet

Portulanos

25 mayo, 2006 02:00

Pero... ¿qué es bilboquet? En francés, esta palabra designa un juguete ancestral que consiste en una bolita perforada y atada a un mango por una cuerda. Sujetando el mango, el jugador debe hacer saltar la bolita hasta que encaje por el agujero en el extremo del mango. Creo que el nombre español correcto sería boliche, que es el que también recibe este juguete en casi toda Iberoamérica, excepto en México, donde se le conoce como balero. Pero bilboquet es también el nombre de un edificio subterráneo que se está construyendo en las catacumbas del teatro español para regocijo de los que aún confiamos en él, y para escarnio de los holgazanes y de los profetas de lo apocalíptico que ansían siempre lo peor para justificar sus propios miedos y carencias. Las torres de bilboquet han empezado a surgir del suelo inesperadamente, como en aquella memorable página del Little Nemo de Windsor McCay en que una ciudad entera brotaba ante los ojos del protagonista en un paraje que, segundos antes, estaba desierto. Bilboquet es una página web diseñada y mantenida por un grupo de jóvenes dramaturgos de talento sobresaliente. Rafael Gabriel, Jose Manuel Mora, Lucía Vilanova, Joan Espasa y Juan Menchero empezaron editando sus textos en papel, en limitadísimas tiradas de ejemplares hechos a mano, como (si ellos me permiten la interesada comparación) sucedía con los primeros números de Teatra. Ahora, en www.bilboquet.es publican sus textos, pero, alejándose del ombliguismo, también reflexionan sobre los de otros autores, y no sólo teatrales, que les han influido a la hora de construir sus dramaturgias, recordándonos sin sermones pero con firmeza que el teatro sólo tiene sentido si se hace para este aquí y este ahora. Frente a los teatreros iletrados y llorones, este grupo singular demuestra su temple y su curiosidad intelectual invocando a Pinter y a Beckett, pero también a Ernst Jönger, a Baudrillard, a Mallarmé, ¡a Regis Debray!, a Nietzsche, incluso a Hakim Bey y sus consideraciones sobre las Zonas Temporalmente Autónomas... Todo ello envuelto en un diseño gráfico guasón, imaginativo, que es lo que el teatro debe ser en todo momento. Este sí que es el camino.