Teatro

La extranjera Medea

La compañía Atalaya sube al Español su particular visión del mito

14 septiembre, 2006 02:00

De Eurípides, Séneca y Heiner Möller, pero también de Grillparzer, Pasolini y Apolonio de Rodas proceden las fuentes literarias que han servido a Carlos Iniesta para componer Medea (la extranjera). La obra, representada por la compañía sevillana Atalaya al frente de la cual está Ricardo Iniesta, se presenta hasta el próximo 17 de septiembre en el Teatro Español de Madrid. Desde su estreno en el Festival de Mérida hace ya dos ediciones, la producción ha girado por varias plazas y festivales, llevándose incluso algunos galardones como el de mejor espectáculo.

Pocos personajes tan fuertes y resolutos como el de la hechicera Medea y, a la vez, tan dramáticamente contemporáneos. Medea se adapta a todo tipo de interpretaciones. Cacoyannis hizo con Nuria Espert una Medea feminista, y Fermín Cabal optó por una Medea más cercana, que hablara de la condición humana y del universo de las pasiones que la gobiernan. Iniesta, influido por la actualidad, ha focalizado su Medea en el personaje de la mujer emigrante. Ella escapa de su patria, la Cólquide, seducida por el héroe Jasón, a quién sigue hasta Corinto para encontrar allí el desprecio, la humillación y la segregación racial. De ahí se deduce el subtítulo de la obra, -"la extranjera"-, y la explicación que da la compañía: "Se refiere al gran drama de estos inicios del siglo XXI que acontece a todos los que huyen de sus países buscando El Dorado occidental, para encontrar desprecio y xenofobia". Se podría añadir que si encontraran solo eso, costaría entender que fueran tantos los que emigran, pero ese es otro asuto. La particularidad de esta producción es que no hay un solo personaje de Medea, sino cuatro, que encarnan a los elementos de la naturaleza. Medea Tierra (María Martínez de Tejada) representa los ancestros del personajes y su ligazón a la Cólquide; Medea Fuego (Silvia Garzón) es la que escapa con Jasón; Medea Agua (Aurora Casado) es la extranjera que habita un país extraño, sin raíces; mientras Medea Viento (Marga Reyes) es la que recupera la fuerza de la Cólquide y comete el infanticidio de sus propios hijos tras asesinar a la prometida de Jasón. Del montajes destaca su gran fuerza plástica. El vestuario, las coreografías del coro y la música se inspira en elementos étnicos y telúricos que recuerdan la faceta de hechicera del personaje.

Después de Elektra, ésta es la segunda tragedia griega que la compañía sevillana lleva a escena. Atalaya es una de las más veteranas formaciones de teatro, fundada por Ricardo Iniesta como un laboratorio permanente.