Teatro

El arte de la guerra

Portulanos

26 octubre, 2006 02:00

Lo siento, pero no estoy de acuerdo con mis colegas en el asunto Albéniz. Nunca fue un buen teatro y la Comunidad lo utilizaba por la bochornosa razón de que no disponía de un espacio mejor, cosa que (se supone) solucionará la construcción de Canal. Si hoy tiene fama el Albéniz es gracias al excelente equipo de profesionales que trabajan allí, cuya seguridad laboral, ¡faltaría más!, debe permanecer como prioritaria e innegociable ante los políticos. Dicho esto, si ya es seguro que van a hacer en su lugar un teatro nuevo con dos salas, la energía debería concentrase en empezar a garantizar desde ahora mismo la calidad de la programación, y el buen uso, en general, de los espacios, y no en la defensa de paredes muertas. Que construyan al lado un parking o una peluquería de perros, o un abrevadero de mulas: ¡Qué importa eso, que de todas formas no vamos a poder impedir, mientras el teatro en sí sea bueno! Siempre he creído que los teatreros pierden tantas batallas porque, desoyendo a Sun-Tsé, a Miyamoto Musashi, e incluso al propio Stanislavsky, se confunden constantemente de guerras y de antagonistas, desperdiciando armas y fuerzas en subir montañas que podrían haber sido rodeadas. Lo único valioso en la guerra es la victoria, y no la persistencia dice El arte de la guerra. Combatir por unas paredes es idolatría; culto a la imagen y también a los espectros. Algo muy típico de este país católico donde, sin embargo, no se reza a Dios sino a vírgenes de escayola y santos de madera; algo común en esta democracia donde los mismos que dejaron a Franco morir en la cama se las dan ahora de tipos duros por tirar sus estatuas a caballo, como si esta acción constituyera un nazoraeru, esa operación mágica que, en la antigua cultura japonesa, suponía la sustitución de un acto por otro de idénticas consecuencias. Nos encanta demorarnos en las ruinas, en los cadáveres, en los campos ya arrasados, y añorar futuros pasados, cuando el ejército de enfrente ya está montando sus empalizadas en otro lugar.