Teatro

Portulanos

Resumiendo, por Ignacio García May

7 diciembre, 2006 01:00

El High Concept se puso de moda en Hollywood en los infames ochenta. Consiste en plantear la producción de una película, no desde un guión previamente escrito, como se ha hecho toda la vida, sino a partir de una idea más o menos ingeniosa que puede formularse en un par de líneas. O sea, cultura de titulares. Por ejemplo: "Schwarzenegger y De Vitto son hermanos gemelos pese a sus diferencias físicas" o "un policía negro, charlatán y chistoso se une a otro blanco y muy serio" o "Tom Hanks es un niño que se despierta un día metido en el cuerpo de hombre". Siempre existió el cine de fórmula, de acuerdo, y, al fin y al cabo, el género no es más que una forma de resumir lo que vamos a ver, pero hasta los westerns de serie b tenían detrás un guión, y encima, con frecuencia, eran buenos. Toda esta tontería empezó porque los ejecutivos de las productoras no tenían tiempo (o no querían tenerlo) para atender a los profesionales, y estos se veían obligados a formular propuestas en diez minutos antes de que les pusieran en la calle. Tengo para mí que el High Concept es la enfermedad que ha terminado por infectar la puesta en escena del teatro contemporáneo. No otra cosa es lo que hacen el escandalosamente sobrevalorado Bieito, ¡que ya está más que bien!, y tantos otros de idéntica cuerda: "Peer Gynt canta el himno del Barça"; "Romeo y Julieta trabajan en una pizzería". "Casa de muñecas con actores masculinos enanos". "Fausto es un profesor aburrido y Mefistófeles un presentador de TV". La puesta en escena se resume en una idea supuestamente rompedora que funciona como eje central en torno al cual se fuerza, por narices, el resto del espectáculo.¡Qué más da que en Romeo y Julieta no hubiera pizzerías! Y a esto lo llaman, con toda la caradura, autoría intelectual. Pero en esta inmensa estafa cultural, además, participa de cómplice el público; un público que, como aquellos ejecutivos de Hollywood, tiene mucha prisa y quiere espectáculos que se puedan contar al día siguiente en diez minutos.