Teatro

A los adultos les gustan los títeres

La compañía Bambalina cumple 25 años

14 diciembre, 2006 01:00

Escena de El cielo en una estancia, por Bambalina

El títere es un género que se consolida entre el público adulto. El día 20 la compañía Bambalina Titelles celebra sus 25 años con el estreno en Valencia de El cielo en una estancia. Otra compañía de títeres, Axioma, actúa en el Central de Sevilla a partir de hoy con El compromiso.

Un cuarto de siglo sí que es motivo de celebración. Y más si los 25 años que se cumplen son los de una compañía de teatro, caso de la valenciana Bambalina Titelles, que ha decidido conmemorar su aniversario con diferentes actos, entre los que se encuentran el estreno de su nueva obra, la recuperación de otra, además de una exposición y un libro que recorren la existencia de una formación que desde su inicio ha reivindicado el mundo de las marionetas y los títeres como "parte de las artes escénicas al igual que el resto de géneros", como dice su director, Jaume Policarpo.

Mezcla de actores y muñecos
El nuevo estreno de Bambalina es El cielo en una estancia. La obra, que estará en L'Altre Espai de Valencia desde el 20 de diciembre hasta el 7 de enero, supone el regreso de la compañía al mundo de hoy, tras las miradas al pasado que supusieron sus últimos trabajos (Pasionaria, La sonrisa de Federico García Lorca, Quijote). Obra ligada al aprendizaje sentimental de las personas, El cielo puede esperar comienza un 13 de marzo, cuando un hombre acude a una cita con una vendedora de casas que le va a mostrar un piso. La vivienda es la décima que va a examinar en los últimos meses, y su vendedora puede convertirse en una nueva mujer de la que el hombre se enamore, como le ha ocurrido con otras ocho anteriores. Al final, siempre acaba igual, sin encontrar un hogar y una pareja.

La obra combina actores y muñecos. A los habituales de la compañía, David Durán y Esperanza Giménez, se suman los televisivos Sergio Caballero y Carme Juan, más Carmen López. Los textos sondel propio Policarpo y de Paco Zarzoso y Xavier Puchades. Por otro lado, la representación de Pasionaria supone la vuelta a los escenarios de la obra que sobre Dolores Ibárruri estrenó la compañía en 2002. Para su regreso, que estará también en L'Altre Espai entre el 14 y el 17 de diciembre, Bambalina ha querido "más que recuperar el espectáculo en sentido estricto, reinterpretarlo a partir de un nutrido equipo de actores, actrices, bailarines y músicos" con los que ha prolongado el montaje original. Respecto a la exposición, recorre el cuarto de siglo de existencia de Bambalina y su comisario es el diseñador gráfico Paco Bascuñán. Puede verse en el Museo Valenciano de la Ilustración y la Modernidad. Bascuñán es también uno de "la veintena de amigos y espectadores" que han colaborado en el libro Bambalina. 25 años prácticamente.

20 años de preparación
Otra compañía que trabaja los títeres para adultos y que ha logrado una gran reputación es la almeriense Axioma, cuyo montaje estrella, El compromiso, se puede ver en el Teatro Central de Sevilla desde hoy y hasta el día 16. Dos decenios le costaron a Axioma levantar El compromiso, pero desde su estreno en 2004 no ha parado de llevarse alegrías con la que es una de las producciones más complejas de la escena española. Unos 400 personajes y objetos, representados por diferentes tipos de marionetas, y 22 escenografías son algunas de las cifras que mueve este cinematográfico montaje sobre la memoria y el amor. Ha conseguido 15 premios.

La obra es un recorrido por la España de la posguerra y surgió después de que el director de Axioma, Carlos Góngora, conociera los cómics de Paracuellos publicados por Carlos Giménez a mediados de los años ochenta. En ese momento, el creador andaluz encontró un cauce de "imágenes y recuerdos" hasta entonces inexplorado sobre los escenarios por donde reflexionar sobre una época terrible de la historia de España. Le fue dando vueltas al tema y, una década después, empezó a vislumbrar El compromiso. Pero, fiel a su forma de concebir las obras, guardó lo escrito "cinco o seis años para ver si el paso del tiempo respetaba lo que había trazado".

Pasado ese examen, llegó la hora de llevarlas al teatro. Para la ocasión, Góngora pensó en "un montaje tipo cine, con actores" que rechazó porque hubiera sido "costosísimo" debido a los numerosos personajes que había en la obra. Por eso recurrió, por segunda vez en los 34 años de historia de la compañía, a "las marionetas artesanales".

Los muñecos son manipulados tan sólo por seis actores que se sirven de diferentes técnicas. También son secreto del sumario las mañas que emplean los integrantes de Axioma para crear los "travellings y primeros planos, planos americanos…" que convierten El compromiso en una "película" escénica que discurre entre flashbacks. Dos niños de los frentes Góngora revela tan solo la utilización de luces negras y el uso de cuatro o cinco muñecos de diferente tamaño para un mismo personaje según la imagen que se quiera mostrar de él. Además, cuenta con 22 escenografías, repartidas en dos pisos sobre el escenario, que van desde edificios con sus diferentes casas hasta calles. La historia esta protagonizada por dos niños que vivieron en los orfanatos de Auxilio Social tras la Guerra Civil. En ese ambiente falto de cariño se encuentran el hijo paralítico y autista de un franquista muerto en el frente, y una chica cuyo padre republicano está fugado en el monte hasta que es detenido. Los dos entablan una relación que les llevará a ser inseparables y enfrentarse a todo lo que les rodea en una "crónica de sentimientos y compromisos".