Teatro

Códigos de un autor

Portulanos

18 enero, 2007 01:00

Mi admirado Javier Villán ha escrito, en varias ocasiones, que Alfonso Sastre es el mejor dramaturgo español vivo. Javier es más sabio que yo, pero, por una vez, no comparto su opinión. Recuerdo haber formado parte de un comité de lectura de un teatro, hace una década larga, en el que compartía tareas con profesionales de muy alto nivel cuyos nombres no cito porque quizá no les apetezca aparecer aquí. La dirección del teatro quiso rendir homenaje a Sastre, y nos encargó seleccionar un texto. Leímos una veintena de ellos: ninguno nos entusiasmó y algunos nos decepcionaron. Al final elegimos uno, más por obligación que por devoción, pero dio igual. Hubo cambio político y, como suele suceder, nos pusieron a todos en la calle antes de que se hiciera el montaje en cuestión. Mi opinión sobre Sastre, a quien personalmente no conozco, y al que, por tanto, juzgo tan sólo como dramaturgo y desde la distancia, sigue siendo la misma que entonces: en sus mejores momentos es un escritor eficaz pero nunca brillante que, por otra parte, ha contribuido -y se lo debemos- a promover entre nosotros la obra de Piscator, de Strindberg, de Peter Waiss; en los peores, se trata de un tedioso panfletario prisionero de los mismos fanatismos que han destrozado a dos generaciones de este país. Ahora las instituciones nos obligan a venerarle como antes nos exigieron despreciarle: aquí es siempre igual con todo, ¡qué asco! La misma clase política que, recién llegada al poder, dejó pudrirse a una quinta entera de dramaturgos porque ya no los necesitaba, encuentra hoy que no le quedan referentes, que ya es demasiado descarada la distancia entre su discurso y su práctica, y se aferra a Sastre, que es de izquierdas, y hasta abertzale, como si eso les devolviera a ellos la virginidad política y espiritual que alguna vez soñaron pero acaso nunca hayan tenido de verdad. En algún lugar escribió Sastre, con lucidez, sobre lo peligroso que es utilizar los códigos de la vanguardia para disimular principios reaccionarios. Me temo que ahora lo utilizan a él.