Miquel Barceló, durante su actuación en Avignon. Foto: AFP

Miquel Barceló y Josef Nadj repiten en La Lonja de Palma de Mallorca su experimento creativo de Paso Doble, que hicieron por primera vez en el Festival de Avignon del pasado año.

Miquel Barceló y Josef Nadj se convirtieron en las estrellas del último Festival de Teatro de Avignon. El artista mallorquín y el coreógrafo nacido en la antigua Yugoslavia deslumbraron al público asistente y la crítica de la muestra del verano pasado con Paso Doble, un proceso de creación en directo que se fraguó con el barro y la arcilla como personajes. Al éxito del experimento contribuyó el escenario escogido, el entorno de la semidestruida église des Celestins, donde el mallorquín ya había trabajado anteriormente, pues sobre sus paredes había inscrito anteriormente los primeros pilares de su génesis artística con una exposición de cerámica y dibujos murales. Ahora, los dos artistas cambian de marco, llegan a la Lonja de Palma de Mallorca, entre el 19 y el 21 de febrero, para volver a levantar la escenificación de una obra que reflexiona sobre el hecho de que la creación artística contemporánea se asiente, en muchos casos, en un contexto de real o metafórica destrucción.

Paso Doble parte de la incertidumbre, el caos y la barbarie. Desde ese coqueteo con la destrucción que campea en el mundo, ambos juntan sus fuerzas en busca del gesto, del trazo artístico y esencial que les permite crear en cada acto y hacer posible la esencia del renacimiento o la creación. Para ello, el coreógrafo de Voividina ha querido evocar un espacio lejano y original en el que la arcilla recuerda las grutas prehistóricas donde el hombre esbozó los primeros signos visuales, sintió la materia viva y sus miedos ancestrales hacia el universo. Como en todos sus espectáculos, la memoria de Nadj siempre vuelve a su origen, las tierras de Kanizsa. Allí existe un ritual basado en una bacanal cubierta de barro con el que el artista quiere contar los túmulos del país para relacionarlos con la astronomía y el universo. Barceló coprotagoniza la acción al cubrir de arcilla los cuerpos y esculpirlos en un proceso que implica borrar y limpiar todo lo hecho para que cada día Paso Doble sea un rito diferente.

Rito ancestral
El proceso descansa sobre el convencimiento de que la tradición teatral limita cuando no permite salirse de sus cauces. "Nosotros no tenemos tradición, por eso podemos crear", viene a decir Nadj. Y por eso crea rituales que, como la riqueza multidisciplinar del arte, siempre están presentes en sus trabajos. No es extraño, por tanto, que haya sumado sus fuerzas con las del gran pintor mallorquín, cuyas obras siempre tienen un componente ritual, originado seguramente en sus estancias en Malí. Y si bien es cierto que al representar un ritual ante el público, acaba perdiendo su sentido auténtico y originario para convertirse en entretenimiento, tal vez Paso Doble consiga aportar ese sentido ritual del que carece la sociedad occidental.