Teatro

Itzik Galili enciende Madrid en Danza

12 abril, 2007 02:00

Itzik Galili

El festival Madrid en Danza alcanzará uno de sus principales momentos con el estreno de Heads or tales, el último trabajo del coreógrafo Itzik Galili, con quien ha hablado El Cultural en Holanda. En la obra, que estará desde el 13 hasta el 15 de abril en el Teatro Albéniz, el israelí ofrecerá una muestra más de su reconocida capacidad para provocar y sorprender al gran público.

Abstractas, acrobáticas, espectaculares, íntimas y poéticas son los adjetivos que hasta ahora han caracterizado las creaciones coreográficas de Itzik Galili, director artístico de la compañía holandesa Galili Dance, que actualmente celebra su décimo año de vida. Su trabajo al frente de la formación le ha supuesto al israelí numerosos reconocimientos, entre los que destaca el Dutch VSCD Choreography Prize de 2002, al aportar una personal forma de trabajar que suele basarse en "el desarrollo de una idea", según afirma Galili, para la que cuenta con la participación de todos los integrantes de la compañía. "A través de mi compromiso con esta misma idea consigo llegar a los bailarines, haciendo que sus egos participen de alguna manera en el desarrollo del concepto del que parto". Este proceso puede llevarle a cualquier parte, situación que no le importa al coreógrafo. Al contrario, Galili reivindica la posibilidad de llegar a un destino diferente al esperado cuando la idea no había pasado de ser un mero embrión en su cabeza.

Esa posibilidad, incluso la de concluir en una estación totalmente contraria a la esperada, la ofrece al público de sus aplaudidos montajes en los que presenta una suma de ingredientes para que cada espectador construya su propio mundo con lo que ha visto en el escenario.

La opinión de la audiencia
-Creo que es muy importante hacer que la audiencia sea capaz de formular sus propias opiniones con respecto a la creación que se le presenta.
Para que creen su propia opinión, sus coreografías las bailan intérpretes que ejecutan movimientos de corte neoclásico con limitaciones físicas causados por las prótesis que se han puesto previamente en las piernas. O pueblan el escenario de máquinas de escribir manejadas por bailarines-músicos que así le permiten combinar "elementos teatrales como el uso de determinados objetos y del espacio con secuencias de movimientos puramente abstractos", apunta.
En el caso de Heads or tales, la obra que estrena en Madrid, Galili ha partido del proceso que sigue un individuo cuando trata de entender "un sentimiento racional". En esas ocasiones, suele aparecer "un desencuentro entre la persona, lo que uno cree de sí mismo, y su verdadera identidad", como si fueran la cara o la cruz, que es la traducción del título al castellano, de una moneda. La dicotomía le ha permitido descubrir que ése es precisamente "el hilo conductor" de muchos de sus trabajos, "una constante búsqueda del individuo y su autorreconocimiento" en la que lleva varios años. El coreógrafo forma parte de la importante legión que convirtió a Holanda en una de las tierras más fértiles para la danza contemporánea en el último tercio del siglo pasado.

Secuencia de movimientos
Y también, de los que han creado corriente llevando, en bastantes casos, a hacer unos espectáculos caracterizados por una ausencia de contenido y que se limitan a un uso del movimiento puramente formal. Galili no cree que esto sea un problema, ni mucho menos que esa situación se produzca por la falta de capacidad de los coreógrafos o los bailarines, como se ha acusado en ocasiones a la nueva danza. El creador israelí considera capaz a cualquiera de los integrantes de la compañía que dirige en Holanda para "ejecutar un simple movimiento o una secuencia de ellos" que proporcionen un significado cabal a cualquier espectador de sus espectáculos. Y es que, como asegura, "lo más hermoso de la danza radica en la posibilidad de crear un nuevo diálogo a través del movimiento, aunque la ejecución del movimiento en sí no lleve implícita la posibilidad de diálogo".Una creación que la puede apreciar todo el mundo, los entendidos en danza y los que no. Tan sólo se necesitan unos requisitos mínimos por parte de los interesados, que, de acuerdo con sus recomendaciones, se limitan a dos, que puede cumplir cualquiera:
-Cenar antes de ir a ver el espectáculo y estar abiertos a lo que ocurra. El resto vendrá solo.