Image: 2666 según Álex Rigola

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Teatro

2666 según Álex Rigola

La aclamada obra de Bolaño pisa el Lliure

8 noviembre, 2007 01:00

La obra se ambienta en Santa Teresa, trasunto de Ciudad Juárez

2666, basado en la novela póstuma de Roberto Bolaño y dirigido por Àlex Rigola, fue el espectáculo más importante estrenado en la pasada edición del Festival Grec de Barcelona. De cinco horas de duración, se presenta ahora en el Teatre Lliure, para luego viajar a Madrid, Santiago de Chile y hacer gira por España y Europa.

Roberto Bolaño (Chile, 1953), fue un escritor singular que llevó una vida de trabajos múltiples y variados hasta conseguir la estabilidad vital y familiar en Blanes (Barcelona), donde residió desde 1977 para dedicarse a la escritura de una obra tan variada como su propia biografía. A su temprana muerte en 2003, 2666, de más de 1.100 páginas y que tenía que haberse dividido en cinco novelas, quedó como su última y magmática obra.
Àlex Rigola se enamoró del texto y se propuso la empresa casi imposible de lograr, a partir del mismo, un espectáculo teatral comprensible, inventándose caminos para conseguir lo que es esencial en el teatro: mantener atento al públicom, y para construir a partir de la novela cinco partes con cinco modos distintos de realización escénica.

En el proyecto, la dramaturgia de Pablo Ley tuvo un papel fundamental para sintetizar la novela, superando con éxito los difíciles escollos de la narrativa de Bolaño, leyendo y releyendo la obra para dejar que penetrara en él ese bellísimo texto, sin línea argumental a la que aferrarse, y conseguir que hablara en toda su complejidad.
En realidad, son pues cinco las novelas que se constituirán en cinco partes de un mismo espectáculo girando todo en torno a dos ejes. Por una parte, nos encontramos con un enigmático protagonista, un extraño profesor y escritor alemán que fascina a cuatro investigadores universitarios, seres solitarios de vidas vacías cuyo único elemento en común es su interés por la obra de Archimboldi. Por otra, el tema son los asesinatos de mujeres que se suceden en el mexicano pueblo de Santa Teresa, equivalente literario de la fronteriza Ciudad Juárez, en el México que Bolaño conoció, su país de adopción durante algunos años. La primera parte es la más ardua, escenificada como una conferencia desarrollada en el proscenio. Su título: "La parte de los críticos". La segunda es "La parte de Amalfitano", mucho más teatral y se desarrolla en una estrecha franja frontal del escenario.

Boxeo y crímenes. Sigue la novela y el espectáculo con "La parte de Fate", escenificada en un pequeño rectángulo que sobrepone un combate de boxeo y una pantalla por la que sabemos de los crímenes; la protagoniza un periodista negro que está cubriendo un combate de boxeo pero que a la vez descubre el horror de los asesinatos de mujeres. La cuarta es el centro del espectáculo, y utiliza toda la capacidad del escenario para mostrarnos la interminable y terrible lista de nombres de mujeres asesinadas que contemplan los protagonistas mientras intentan sobreponerse al horror con chistes machistas. Finalmente, en un escenario sombrío, Archimboldi corre inmóvil sobre una cinta de gimnasio. Es el final que enlaza con el comienzo. El misterioso escritor es un prusiano que combatió en el frente ruso durante la Segunda Guerra Mundial, un escritor que huye de sí mismo, de su pasada vida, también de su presente.

Son cinco argumentos con cinco temas perfectamente definidos en cada una de las partes. Todo gira en torno a los dos polos que tensan el eje temático de la novela de Bolaño. Por una parte, la figura de Benno von Archimboldi como enigma de la creación. Por otra, los asesinatos de centenares de mujeres de Santa Teresa, metáfora del enigma de la destrucción. Dos extremos de una misma pulsión mental, el delirio de unir la capacidad divina de creación y de destrucción.

Es un magnífico e interesantísimo espectáculo en el que la interpretación, a cargo de un numeroso elenco, también es excelente.