Teatro

Hay motivos

Portulanos

21 febrero, 2008 01:00

Guardo una copia de la ficha policial que muestra a Meyerhold tras su detención, el 20 de junio de 1939: uno de los mayores talentos teatrales del siglo XX inmortalizado como criminal, de frente y de perfil. Le acusaron de espiar para los japoneses, pero su único crimen fue resistirse a la censura impuesta por esa bestia asquerosa a la que se conoce como Stalin, el Hombre de Hierro, al que algunos todavía se atreven a defender. Meyerhold fue activo partidario de la revolución, e incluso corrió el riesgo de hacerse miembro del partido bolchevique cuando ni siquiera se sabía cuál sería el futuro de la Unión Soviética, o si ésta tenía, siquiera, futuro. Como artista y como ciudadano fue un hombre de compromiso y de progreso. Por esas mismas razones le metieron en una celda, le torturaron y le fusilaron. La Gran Enciclopedia Soviética se negó a incluir su nombre hasta 1957, dos años después de que se revisara su caso y se le considerase inocente de los cargos que se le habían fabricado. No sé dónde está hoy la trinchera del compromiso, porque la desfachatez lo difumina todo y el mundo se ha puesto del revés: los banqueros miman a los gobernantes socialistas, las ONGs se embolsan el dinero que debería aliviar la pobreza del tercer mundo, y los actores de izquierdas nos sermonean sobre la honestidad moral mientras posan con un chihuaua en la portada del Squire o hacen anuncios para compañías de préstamo usurario. Aunque acaso sea ingenuidad sorprenderse: ya hace tiempo que Chris Marker nos recordó que el fiscal general de Hitler era un ex comunista y el de Stalin un antiguo zarista. Algo tengo claro: manifestarse en apoyo del poder y pretender hacer pasar esa maniobra por compromiso es una acción de un cinismo inaceptable, una falsificación del concepto mismo de compromiso, y una traición a todos los que, como Meyerhold, se dejaron alguna vez el pellejo por enfrentarse, precisamente, al poder, en nombre de los que no lo tienen. Hay motivos, sí: pero para avergonzarse.