Teatro

Robinson en el Alfil

Ignacio del Moral vuelve al teatro

6 marzo, 2008 01:00

Viyuela (en el centro) es Robinson Crusoe

Ignacio del Moral, uno los principales impulsores de la renovación del teatro español en los años ochenta y guionista de populares series televisivas como Farmacia de Guardia o El Comisario, regresa a las tablas. Hará ya casi 25 años que escribió Soledad y ensueño de Robinson Crusoe, una revisitación irónica del clásico que desembarca el próximo 11 de marzo en el Teatro Alfil dirigida por David Lorente. Se trata de un texto en el que los papeles del civilizado y del salvaje se encarnan alternativamente en los dos protagonistas. Pareja literaria de primer orden, a la altura de los Quijote y Sancho o los Bouvard y Pecuchet, Robinson Crusoe, que interpreta el cómico e histrión Pepe Viyuela, y su fiel Viernes representarán una vez más la pugna ya clásica entre identidades opuestas que no se reconocen y que, a la postre, se asemejan mucho más de lo que parece.

Pero lo que en un tiempo fue una crítica al colonialismo, ahora es más bien, según su autor, un comentario irónico sobre la interacción entre las distintas identidades culturales. Explica Ignacio del Moral que el sentido de la obra se ha transformado debido a que "cuando eres un autor joven tienes muchas ganas de transmitir tu mensaje sobre la vida pero, ya de mayor, uno pone en cuestión sus certezas y tiene más preguntas que respuestas".

El director David Lorente, por su parte, califica el montaje de "gamberrada de alto standing" y explica que "a mí siempre me repatea que me quieran aleccionar desde el escenario, así que hemos tratado con esta obra de huir del mensaje porque queremos que el espectador extraiga sus propias conclusiones de la interacción entre los personajes, que es a fin de cuentas lo que nos interesa". De esta manera, la historia del náufrago inglés que despierta de su modorra isleña al toparse con el salvaje Viernes, al que por una curiosa desmemoria llama siempre Domingo, tiene más de bufonada que de discurso, más de ensueño cómico que de arenga.

El náufrago, el fantasma y el salvaje.
La acción se inicia en el décimo año de soledad que cumple Robinson en la isla. Allí, merced a una serie de flashbacks, conocemos su historia, su viaje desde el puerto inglés en busca de la prosperidad, y el aciago momento en el que unos marineros borrachos que ven en él a una suerte de nuevo Jonás le arrojan a las aguas. Varado en una isla aparentemente huérfana de toda presencia humana, el protagonista recibe habituales visitas y recriminaciones del fantasma de su padre hasta que la aparición de Viernes, con su lúcida inocencia de salvaje, hace que se tambalee su hasta ese momento firme seguridad en su estatus de occidental civilizado. Algo más que personalidades con mensaje.