Teatro

R.I.P.

Portulanos

17 julio, 2008 02:00

A Zapatero no parece importarle mucho cómo viven los españoles, pero sí cómo mueren: en declaraciones recientes ha seguido haciendo como si la crisis económica no existiera, pero a cambio ha insistido mucho en el aborto y la eutanasia como mejoras sociales. Yo creo que le han hablado de aquel panfleto de Jonathan Swift donde el gran escritor satírico proponía acabar con la pobreza en Irlanda practicando el canibalismo infantil y pretende adaptarlo a la realidad española, o, como decimos en el oficio, hacerle la dramaturgia. Si matamos a unos cuantos españoles, o bien antes de que nazcan y empiecen a pedir, o bien cuando ya están jubilados y no hacen más que derrochar las magníficas pensiones que la seguridad social les garantiza, seguro que se arregla la economía, que es lo único que al cabo les importa a los que gobiernan. Pues sepa usted, señor presidente, que como tuve el honor de participar hace años en la redacción del mítico número de la revista TEATRA dedicado al teatro y la muerte, puedo decir, sin temor a ruborizarme, que sé mucho sobre este tema (lo de morirse, digo) y hasta puedo asesorarle.

Porque es cierto que en el teatro se muere la gente una barbaridad. No más que en la vida real, claro, aunque se nota más, porque el escenario es limitadito y los cuerpos tienden a amontonarse. Por ejemplo, al final de Hamlet o del Rey Lear la mitad del reparto está muerto y tirado por ahí, en el suelo, de forma que los pocos personajes que quedan en pie se ven obligados a ir dando saltitos por encima de los cadáveres. En el teatro, por otro lado, la gente tiende a morirse hablando; si la obra es musical, hasta cantan un aria. Esto no hay que intentarlo cuando se esté uno muriendo de verdad porque cansa muchísimo y además nadie lo va a apreciar adecuadamente. Aunque, si necesita usted, señor Zapatero, un slogan para promocionar esta ingeniería social suya, yo le recomendaría una frase de Aub: "En general, los españoles están muertos".