Julián Casanova. Foto: José Escribano

Julián Casanova. Foto: José Escribano

Historia

Julián Casanova publica una biografía sobre Franco: "Vox no va a destruir el parlamento, lo va a utilizar"

El catedrático analiza la historia de España a través de la figura del hombre que la conquistó a sangre y fuego e instauró un régimen autoritario de 40 años. 

Más información: Franco, diseccionado a los 50 años de su muerte: la mezcla de 'baraka' y crueldad que hizo de España un cuartel

Ángel Mora
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Le recomendaba el conde de Jordana al recientemente victorioso "generalísimo" que "impusiera como obligatoria una rigurosísima etiqueta para con el jefe y quedaran excluidos los tuteos y maneras amistosas y familiares, imponiendo los debidos tratamientos distanciadores". Era un distanciamiento para jerarquizar, separarse de lo mundano y, sobre todo, sacralizar la figura del dictador a través del misterio, el rito y la majestuosidad, como ya habían hecho anteriormente las monarquías del pasado. Al fin y al cabo, Francisco Franco iba a reunir en su persona un poder inapelable que competía con el que habían ostentado los austrias y borbones del pasado. 

El mismísimo Carrero Blanco, por cuya muerte dijera el caudillo aquello de "me han cortado el último lazo que me unía al mundo", lo trató siempre de "usted". Fue un líder distante para sus subordinados y una presencia ubicua y terrible para sus enemigos. Pero, por encima de todo, fue, tanto para los unos como para los otros, un hombre indescifrable. 

Biografías que tratan de desentrañar al personaje y atravesar ese misterio que le rodeaba hay varias. Es famosa la que le dedicara, por ejemplo, el insigne hispanista Paul Preston. Ahora, le ha llegado el turno a  Julián Casanova, que publica una nueva radiografía del dictador, con un título (Franco) tan parco como el hombre del que habla. Durante la entrevista con El Cultural dice el historiador, que ya cuenta con varias obras en torno a la historia española del siglo XX, que a menudo le acusan de remover el pasado. "¡Pero si soy historiador! ¿Qué queréis?", exclama entre risas. No hay ningún crimen, al fin y al cabo, en recordar y procesar el ayer. 

Pregunta. Anteriormente escribió sobre la Segunda República, sobre el franquismo, sobre la Guerra Civil Española... ¿Cuándo decidió que había llegado el momento de abordar una biografía sobre Franco?

Respuesta. Era algo que tenía pendiente desde hacía tiempo. Ahora mismo estoy culminando mi carrera académica, yo no podría haber publicado esta biografía sin haber pasado por todos mis libros anteriores. Hubiera sido imposible que yo publicara esta biografía con cuarenta años, en ese caso sería un auténtico genio. He necesitado el análisis sosegado y la reflexión durante muchos años para llegar aquí. 

»A partir de aquí el primer reto fue decidir cómo abordarlo de tal forma que fuera accesible e interesante para alguien que con anterioridad no conociera mucho la figura de Franco. Y el segundo, explicar por qué alguien a quien muchos tachan de asesino y otros como santo pudo estar al frente de un país tan estratégico como España durante tanto tiempo. Porque sí, para entonces éramos un país de segunda o tercera fila, pero con un valor estratégico incuestionable, sobre todo una vez dentro de la Guerra Fría. Pensemos en cuántas entrevistas hubo con Franco en el plano internacional. Si España hubiera sido un país ubicado en la periferia marginal, esto no hubiera sucedido. 

P. ¿Ha habido algún pasaje de la vida de Franco que le haya costado particularmente abordar por la razón que sea?

R. La parte que me interesaba más porque no se ha estudiado tanto es el período de los años 50. Se habían estudiado minuciosamente los años de la Guerra Civil, de la Segunda Guerra Mundial, de la posguerra... Lo mismo sucede con los años 60, la época de la maleta, del éxodo por Europa y de la apertura del régimen. Pero en realidad la década de los 50 es el período que explica todo el franquismo.

»Carrero Blanco le había dicho a Franco que los pilares del régimen tenían que ser "unidad, orden y aguantar". La unidad y el orden ya estaban afianzados gracias a la represión de los años anteriores. Ahora solo quedaba "aguantar porque no somos nadie en el mundo, pero tenemos una gran ventaja: católicos, anticomunistas, buena gente". 

»El problema era que hasta que esa "ventaja" diera sus frutos, tenían que resistir, y los informes económicos que llegaron durante esos años no eran nada halagüeños. En ellos quedaba claro que la cúpula falangista de aquel momento no tenía ni idea de economía, ni tampoco Franco o Carrero. Es en ese momento cuando entran los tecnócratas del Opus Dei, que han sido tratados como una mafia, pero lo que hicieron realmente fue introducir por primera vez en España la ética económica y del trabajo del protestantismo. Todo eso, claro, sin cambio en el signo político. Por eso es un punto de inflexión tan importante: vemos poco a poco cómo la falange se queda desfasada y aparecen los tecnócratas que se encargan de modernizar la administración económica conservando, aún así, unos privilegios inauditos. 

P. ¿No choca frontalmente esa concepción que menciona usted de "no ser nadie en el mundo" con el idealismo político de los primeros años? ¿Se volvió Franco un pragmático o lo fue desde el primer momento?

R.  Los idealismos políticos, representados por el fascismo por un lado y el comunismo por el otro, eran dos movimientos que "soñaban". Uno al régimen de Franco no le interesaba porque era el enemigo, y el otro había muerto en el 45. Una vez en esta situación, para sobrevivir no se podía hacer otra cosa que no fuera intentar cambiar la historia para desvincularte de ellos. No es que fuera pragmático, es que la historia le hizo pragmático.

»Todo se acelera con la llegada de Carrero Blanco, que le comienza a susurrar cosas que nadie más se había atrevido. Entre ellas, le advierte de la caída del Eje y de la necesidad de un cambio de rumbo, que culmina en la declaración de Franco a United Press: "Catolicismo y fascismo son incompatibles". Antes había dicho lo contrario, pero los tiempos habían cambiado. 

"El pasado de Franco vuelve porque nunca se confrontó con libertad"

P. ¿Cree que la derecha española se ha desligado plenamente de la herencia franquista?

R. Digamos que la derecha española nunca confrontó su herencia. Eso sucedió porque no tenían a nadie en quien fijarse. En Alemania la derecha, cuando mira al pasado, tienen el referente de Adenauer. En España, en el pasado más cercano estaban Gil Robles, Cánovas o Dato. Esa falta de tradición es importante. 

»Con esto no quiero decir que no sea democrática, pero sí que tienen un problema con el pasado. La prueba de esto es que, en cuanto le ha puesto contra la pared Vox, lo primero que han hecho ha sido derrogar la Ley de Memoria Democrática. Yo creo que la derecha española tiene un problema con el franquismo porque hay un cordón umbilical.

P. ¿Cree que Vox es un partido franquista, o quizás nostálgico del régimen?

R. En su percepción de la historia sí, pero no tiene nada que ver con la nostalgia. Es una ultraderecha moderna, conectada internacionalmente, que utiliza los medios de comunicación, que ha nacido en las democracias, no contra las democracias y que, por supuesto, no va a destruir los parlamentos, los va a utilizar. Es el modelo Orbán: coges el poder, cambias la constitución, cambias la ley electoral, después reprimes un poco a los disidentes y al final se te queda un país maravilloso. 

P. ¿Utiliza la izquierda el espantajo de Franco para revestirse de autoridad con su repudio, aunque sea a toro pasado?

R. Posiblemente haya una izquierda que lo haga, pero el pasado de Franco vuelve porque nunca se confrontó con libertad. Vuelve porque, si no lo abordas, vuelve. Cuando la gente se queja y dice "¿otra vez las cunetas?"... Hombre, claro, es que los cuerpos siguen ahí. Si aquello se hubiera solucionado en su debido momento y se le hubiera dado una retribución justa a las familias, sin necesidad de que fuera económica, ya no hubiera habido más problema. Es lo que hubiera sucedido en cualquier democracia justa, gobernada por la derecha o la izquierda. 

»Cuando Rajoy decía eso de "hay que mirar al futuro" estaba negando la evidencia de que también hay que echar la vista atrás. Cuando estás conduciendo un coche hay que mirar hacia adelante, claro, pero no te olvides nunca de mirar de vez en cuando por el espejo retrovisor. El pasado es algo que tenemos la obligación de saber. 

P. Usted forma parte del comité que asesora la conmemoración del 50 aniversario de la muerte de Franco, con el lema "50 años de libertad". ¿Cree usted que es acertado este lema, teniendo en cuenta que algunos organismos como el Tribunal del Orden Público siguieron activos hasta años después?

R. En un momento en el que los profesores de instituto te están diciendo por dónde va el TikTok y la atmósfera de los institutos, la conmemoración de los 50 años de la muerte de Franco, con buenas exposiciones, con buenas publicaciones, cualquier democracia se la puede permitir. A fin de cuentas, sin la muerte de Franco la apertura del 76 y el 77 no podría haber ocurrido. Fue el punto de partida de todo lo que vino después