Clarín, entre cajas de imprenta
Historia de un manuscrito
13 junio, 2001 02:00Para entender la dificultad del proyecto hay que recordar que Clarín no tenía secretario ni pasante que le transcribiera sus obras. Escribía de su puño y letra, letra que a menudo resultaba ilegible incluso para él, y no conservaba copia alguna. En cuanto acababa un capítulo, lo enviaba a sus editores por correo, confiado en que luego, al enviarle las galeradas, podría corregir lo que fuese necesario. Un ejemplo: cuando escribió Su único hijo pidió con insistencia a sus editores que le devolvieran sus originales con las pruebas de imprenta para poder corregir o incluso rescribir capítulos enteros. Era para él, insistía, el método de trabajo más eficaz, como había comprobado ya al escribir La Regenta. Eso explica algunas de las variantes que están descubriendo Botrel y Lissorges, que han organizado el trabajo repartiéndose el estudio y trascripción de la obra. ¿Sorpresas? Alguna variante, nuevos personajes y, sobre todo, el descubrir que con frecuencia e borrador de muchas páginas resultó definitivo, por la enorme facilidad del escritor, acostumbrado a colaborar habitualmente en Prensa.
Está previsto publicar el facsímile y la trascripción, enfrentados página a página, de manera que el lector pueda ver las variantes y corrija lecturas equivocadas. Al parecer, no se trata rá de una edición crítica, aunque sí casi definitiva, limpia de errores, legible, que permitirá además realizar nuevas observaciones generales sobre el proceso genético de creación de Clarín.
Será el primer paso para saldar la cuenta pendiente con el escritor: la edición de sus Obras Completas, porque, como por desgracia es tan frecuente en nuestras letras, cien años después de su muerte aún no están publicadas. Aunque ya han aparecido ediciones de sus Cuentos Completos, el conjunto de sus artículos sigue siendo desconocido, casi inalcanzable, para casi todos los lectores. Esos cuatro o cinco tomos a publicar podrían ser la otra aportación esencial a la celebración del centenario. Y no será, dado el interés de especialistas y lectores, la última. Afortunadamente.