Image: Alfonso

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Letras

Alfonso

Publio López Mondéjar

12 diciembre, 2002 01:00

Alfonso, por Gusi Bejer

Lunwerg. Barcelona, 2002. 243 páginas, 54’50 euros

Este Alfonso de Publio López Mondéjar marca un punto de inflexión en la edición fotográfica. La hibridación entre texto e imagen que encontramos en él constituye un ejemplo de cómo la información puesta a disposición del lector no es la adición de texto más imagen sino algo que crece exponencialmente. La suma total ofrece más que la suma de las partes.

La edición de este poderoso Alfonso está hecha con un cuidado y un primor inusuales. Se abre con comodidad, algo que no ocurre en muchos de los "grandes" libros de fotografía. Las fotografías están reproducidas de la mejor manera.

López Mondéjar lleva muchos años dedicado a la historia de la fotografía española y se ha labrado una sólida reputación. Por si esto fuera poco, ronda desde hace tiempo la obra fotográfica, la biografía y el tiempo histórico de Alfonso. En su Memoria de Madrid de 1984, le dedicó cuidada atención y, más tarde, en Historia de la fotografía en España y en obras posteriores vuelve a estudiar su obra. Para la publicación de este Alfonso, López Mondéjar ha reunido materiales nuevos y ha realizado una minuciosa investigación histórica que le permite ofrecer datos e imágenes inéditos.

Lo que tampoco falla es el personaje. Alfonso Sánchez García nace en 1880 y muere en 1953, dejando cinco hijos que prolongan su obra hasta que en 1999 muere Luis, el pequeño de sus tres descendientes varones. Los padres de Alfonso se dedicaban al teatro con un buen pasar, pero se arruinan, y a los once años Alfonso debe colocarse de chico para todo con sueldos de miseria. En 1875 entra de aprendiz en el estudio de Amador, un fotógrafo bastante aseado. En realidad, Alfonso va de niño de los recados y lo mismo podía trabajar allí que en una ferretería, pero entre las máquinas de fotografía y los productos químico del laboratorio el joven mancebo descubre su vocación.

En 1898, año de tantas resonancias para la historia de España, Alfonso es un joven espabilado, guapo, con facilidad de palabra y con don de gentes. Es capaz de ver el encuadre fotográfico como si fuera un veterano y se desenvuelve bien con los procedimientos de revelado y positivado. Todo ello le abre paso en un oficio que se aprende en el tajo y en el que es necesario hacer tanto fotos de reportaje como retratos de estudio.

Alfonso Sánchez García deja los apellidos en 1904 para quedarse con el nombre de pila como firma. La Guerra del Rif, en el Marruecos colonial de 1909, a la que Alfonso es enviado como reportero, acaba de darle reputación. En 1910, con la osadía que le caracteriza, Alfonso deja su estudio, pequeño y precario, de la madrileña calle del General Castaños para instalarse en un ático amplio y luminoso de la calle Fuencarral junto a la Red de San Luis. A partir de esa fecha, la vida y la fotografía de Alfonso entran en una senda de trabajo, éxito y dinero.

Alfonso retrata a todo el mundo, desde políticos como Lerroux a escritores como Valle Inclán o Emilia Pardo Bazán. Además fotografía de modo profuso, como escribe López Mondéjar, la España de la época. Desde la mayoría de edad de Alfonso XII en 1902 hasta el Golpe de Estado, en 1923, de Primo de Rivera, se nombran treinta y dos gobiernos. Añádase la República y la contienda del 36.

La Guerra Civil machaca la próspera industria fotográfica montada por Alfonso y sus tres hijos varones. Un comité "republicano" se incauta de sus estudios y de su agencia de noticias fotográficas. Un mindundi, empleado suyo, pasa a dirigir, en nombre de la Sociedad Obrera de Fotógrafos y Similares, una empresa que acaba en la ruina. Acabada la guerra, sufre la prohibición de hacer reportajes y es condenado al ostracismo hasta que ya, en 1952, es rehabilitado. López Mondéjar afirma que la obra de Alfonso nunca volvería a ser la misma tras 1939. Lo cierto es que su impronta, acuñada en el famoso logotipo Alfonso, recibe en la figura de su primogénito numerosos homenajes.

Su obra ha sido y es estudiada por fotógrafos, historiadores y sociólogos que le han dado un puesto ineludible en la historia de la fotografía española.