Narrativa completa
Dorothy Parker
13 marzo, 2003 01:00Dorothy Parker, por Gusi Bejer
Recibo con agrado la Narrativa Completa de la norteamericana Dorothy Parker, una mujer y escritora minusvalorada pero que, por fortuna, está recuperando el prestigio que le corresponde. Tan es así que buena parte de la crítica feminista comienza a considerarla y reconocerla como la autora más importante del período de entreguerras. Sin entrar a debatir tal cuestión lo cierto es que tradicionalmente la crítica, sobre todo en lo referente a las primeras valoraciones de su narrativa, resultaba injusta y parcial. Se tachaba a Parker de ser "excesivamente sentimental", pero uno sospecha que la virulencia de los ataques tenía más que ver con asuntos de índole personal que artística. Regina Barreca, en la "Introducción" de la edición inglesa de este volumen, también abordaba esta cuestión y planteaba el siguiente interrogante referente a la parcialidad de la crítica: "¿Será porque entre los muchos talentos de Dorothy Parker no figuraba la capacidad de complacer a los demás?" (pág. 619).Lo cierto es que la vida de Dorothy Parker estuvo marcada por continuos escándalos, desde su alcoholismo hasta numerosas aventuras extraconyugales pasando por tres intentos de suicidio… o los escritos sobre el aborto cuando era un tema tabú. La puritana sociedad norteamericana difícilmente podía ignorar tamaños desmanes. Además, sus satíricas columnas teatrales en Vanity Fair primero y Ainslee’s y Vogue después levantaban ampollas en los círculos intelectuales neoyorkinos. Por si fuera poco, tenía una sólida reputación como poeta desde la publicación de su primer poemario, Enough Rope (1926), aunque posteriormente (en 1936) se recopilaron sus tres primeros poemarios en Not So Deep as Well, superior a su Collected Poetry (1944), que se tradujo en una visión relativizada de sus relatos. Indudablemente, la narrativa de Dorothy Parker mantiene una interesante deuda con su poesía, tanto en el gusto por el lenguaje y las formas puras como por el contenido argumental de los relatos. Ello, sin embargo, no es óbice para aprehender en su justa medida el valor intrínsico de su narrativa.
El volumen que se acaba de publicar recoge cuarenta y ocho relatos y nueve "apuntes", todos ellos publicados en revistas como las anteriormente mencionadas y también el New Yorker, Woman’s Home Companion o The Saturday Evening Post. Las características de este tipo de publicaciones motivan que prácticamente ninguno de ellos supere las diez páginas, pero esta necesaria economía espacial se traduce en una condensación de significantes que únicamente un poeta puede abordar sin resultar excesivamente esquemático.
Resulta paradójico, o para ser más precisos, "me" resulta paradójico, que sea la crítica feminista quien con mayor fuerza reivindique los valores de Dorothy Parker. Porque, si bien Parker ataca la perversidad moral, incluso estética, que significa el sexismo en relatos como "Altas horas de la madrugada", no es menos cierto que no se muestra en absoluto complaciente con ciertas actitudes femeninas en tanto en cuanto algunas protagonistas parecen aceptar complacidas el papel que la sociedad les tiene asignado de antemano como en "El vals", o en otros casos son incapaces de enfrentarse a la realidad, como en "Entre Nueva York y Detroit". "La liga" o "Del diario de una dama neoyorkina" son otros buenos ejemplos de lo expuesto y en ellos encontramos, además, esa sátira ácida, irreverente e incisiva característica de Parker que alcanza su máxima expresión en el "apunte" "Hombres con los que no me he casado".
En sus relatos Dorothy Parker trasciende cualquier reduccionismo categórico, pues su primera y última intención es la denuncia de unos modos, hábitos sociales, que castran al individuo, sea este hombre o mujer, al tiempo que nos obliga a enfrentarnos a las banalidades que, en muchos casos, llegan a convertirse en la esencia misma de la vida.
Y esa banalidad alcanza su máximo punto de expresión en las relaciones humanas, más concretamente en las relaciones de pareja. "Era un hombre apuesto de veras, modelado para que le asediaran", es el inicio de "La calma antes de la tempestad". Se trata de Hobie, que se encuentra en su apartamento con su amiga Kit cuando suena el teléfono. El relato transcurre en unos minutos, pero, sin embargo, en ese brevísimo espacio de tiempo el lector tiene constancia de lo dificultosa que resulta su relación por las continuas aventuras de Hobie. Similar arranque tiene "Una joven vestida de encaje verde", "El joven del esmoquin de corte elegante cruzó la atestada sala y se detuvo delante de la joven vestida de encaje verde y lo que tal vez fueran perlas", pero en este caso no se trata del final de una historia amorosa, sino del principio, aunque, por desgracia, el final de estos jóvenes snobs será el mismo que el de Hobie y Kit. Como la vida misma.