Image: El edredón de mármol

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Letras

El edredón de mármol

David Leavitt

4 diciembre, 2003 01:00

David Leavitt

Traducción de Jaime Zulaika. Anagrama. Barcelona, 2003. 267 paginas, 14’50 euros

Ya no es David Leavitt aquel jovencito de 23 años que sorprendió con un volumen de relatos, Family dancing (Baile en familia) en el que se incluían historias tan apasionantes como "Aliens" o "Out here". Y el paso del tiempo se deja sentir en sus escritos.

No tanto por la capacidad que tiene para continuar sorprendiéndonos como por tratarse de cuentos mucho más complejos y sofisticados, mucho más, me sea permitido el término, posmodernistas. También son nueve, como en aquel primerizo volumen, los relatos que se incluyen en este El edredón de mármol. En todos ellos Leavitt, por si alguien albergaba alguna duda, hace gala de una clara vocación experimentalista. "Carretera 80", genuino ejemplo de microrrelato sobre unos amantes que acaban de terminar su relación; "Speonk", de final abierto; o "La lista", un epistolario de correos electrónicos entre distintos profesores homosexuales, resultan ser obvios ejemplos de lo expuesto. No se trata, sin embargo, de los mejores relatos, como tampoco lo es el que presta su título al volumen, en el que asistimos al interrogatorio de un joven cuyo amante, Tom, ha sido asesinado y, si bien el asesino no llega a ser descubierto, plantea interesantes interrogantes sobre las relaciones humanas. Y ésta es precisamente la sustancia de los mejores relatos, "La escena del contagio", "Caja negra" y "El cruce de S. Gotardo".

"La escena del contagio" nos retrotrae a Oscar Wilde; recordemos que su anterior Arkansas debía su título a una frase supuestamente pronunciada por Wilde, "Quisiera escapar como un venado herido a Arkansas". O para ser más preciso, a Lord Alfred Douglas, quien fuera su amante; de forma paralela nos encontramos con Christopher y Anthony, de 22 y 19 años, enamorados desde que se conocieron tres meses antes en una conferencia de Dennis Cooper -no seré yo quien alabe sus gustos literarios, pero el detalle es significativo y acorde con "lo suyo es la rareza, lo distinto". Anthony está enfermo de sida y Christopher, decide mantener relaciones sexuales sin ningún tipo de precaución: "no dejará que su amigo muera solo". Cada una de las dos historias amorosas narradas -Alfred Douglas y Christopher- tiene sentido por sí misma, pero es mediante la narración intercalada de la una y la otra cuando la potencialidad que encierra cada una se desarrolla con total plenitud.

"Caja negra" vuelve a estructurarse en torno al tema de la muerte y el amor. En este caso la viuda de un afamado diseñador muerto en un accidente de aviación debe enfrentarse a una realidad totalmente nueva para ella cuando un desconcido, Ezra, se presenta en su casa llevando una cinta de vídeo grabada en el aeropuerto poco antes de que despegara el fatídico vuelo... en el que también viajaba un grupo de niños. También merece la pena citar "El cruce de San Gotardo", el relato más típicamente "leavittiano" del volumen en tanto en cuanto evoca el recuerdo de cuentos como "Family dancing", "Luna y agua"...