Image: Cuentos reunidos

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Letras

Cuentos reunidos

Saul Bellow

8 enero, 2004 01:00

Saul Bellow

Traducción de Beatriz Ruiz. Alfaguara. Madrid, 2003. 617 págs, 23’95 euros

Escribe James Word en la interesantísima "Introducción" de estos Cuentos Reunidos que "Saul Bellow es, junto a Faulkner, el más importante prosista americano", matizando a continuación el significado de "importante" en relación a la abundancia, precisión, variación, riqueza y energía de su obra para concluir que su prosa "registra la alegría de la vida".

Sin entrar en valoraciones relativas a su importancia en relación a otros autores, Bellow ocupa por méritos propios un lugar hegemónico, canónico, tanto en la literatura norteamericana -nació en Canadá- como en la mundial. Y sus méritos no son sólo los numerosos galardones recibidos, culminados con el Nobel, sino sus títulos, esenciales para la literatura del siglo XX y de todos los tiempos. Las aventuras de Augie March, Herzog o El legado de Humboldt figuran en los currícula de un buen número de universidades y sus ediciones alcanzan cifras de tres dígitos.

Y tal vez sea por la importancia de sus novelas por lo que sus historias breves (más bien novellas), o bien pasan desapercibidas para el público en general, o bien no gozan del reconocimiento crítico que merecen. Las trece que recoge este volumen -creo que el cuarto de este tipo- debieran servir, cuando menos, para situar a Bellow junto a los grandes cuentistas norteamericanos del siglo XX, junto a Faulkner y Hemingway. La mayoría de ellos fueron publicados con anterioridad y son lo más florido de su narración breve. Las virtudes de esta edición no terminan en la sustancia narrativa propiamente dicha. Además de la referida analítica "Introducción" de Word, también se incluye un "Prólogo", muy emotivo, de la propia esposa de Bellow, Janis, en el que describe la historia del proceso de escritura de "El contacto Bella Rosa" -para un buen número de críticos, la pieza cumbre de su narrativa breve-. El material adicional se completa con un breve y atractivo "Epílogo" del propio autor en el que enfatiza las virtudes de la narrativa breve: "Un escritor así no molestará a nadie con sus propias vanidades, no hará gestos innecesarios, no se permitirá ningún manierismo, no perderá el tiempo del lector."

En el "Epílogo" hace gala Bellow de idénticos recursos narrativos al que encontramos en sus novelas. La gravedad, seriedad y profundidad del contenido no está exenta de un tono irónico que nos obliga a enfrentarnos a nuestras propias extravagancias. Buena parte de los relatos utilizan la ciudad de Chicago como marco escénico. Sus personajes son por lo general personas maduras, la mayoría hombres, quienes desde el conocimiento que proporcionan los años y una vida vivida con intensidad reflexionan sobre su pasado y las implicaciones que incluso los aspectos más nímios, en otros casos trascendentes, han tenido en su actual percepción de la existencia y el hombre. Tal como apunta Wood, "... sus retratos no existen simplemente como una forma de realismo". En efecto, el realismo de Bellow, que le supuso una suerte de enfrentamiento teórico con Barthes, se asemeja en buena medida al de Twain sin olvidar las aportaciones de Joyce. "Algo por lo que recordarme", último relato del volumen, resulta ser un buen ejemplo de lo expuesto: el viejo narrador recuerda un día de su juventud rememorando, como si fuera un Stephen Dedalus, los acontecimientos hasta llegar a casa en una especie de viaje iniciático, ahora evocando a Huck Finn: "Cuando están pasando muchas cosas, muchas más de las que eres capaz de soportar, puedes decidir imaginar que no está pasando nada en particular, que tu vida gira y gira como la platina de un tocadiscos. Y entonces un día te das cuenta de que lo que creíste que era una platina, suave y plana y nivelada, era en realidad un remolino."

"El contacto Bella Rosa" vuelve a plantearse en torno al pasado, si bien ahora lo ocurrido resultaba mucho más trascendental al tratarse de salvar la propia vida. Un prisionero de guerra logra huir de los nazis gracias a un desconocido con quien intenta contactar al paso de los años. Más sutil resulta este tipo de estructuración en relatos como "Zetland" o "Primos". El peso de la historia, de las tradiciones, resulta también sustancial en "El robo", donde nos topamos con Clara Velde, una profesional que ha logrado llegar a ser "una buena empresaria" (pág. 186) en el mundo editorial pero que no logra romper las ataduras que la mantienen sujeta a la omnipresente referencia del esposo. En "Buscando al señor Green" la angustia existencial de George Grebe se hace especialmente evidente en la metafórica búsqueda -en buena medida como en "El contacto Bella Rosa"- del personaje del título. La referencia a estos relatos en concreto no implica que otros como "El viejo sistema", "La bandeja de plata"... sean de menor calidad. Cualquiera de ellos destacaría en una antológica sobre relato norteamericano.