Image: ¿Qué han hecho con mi país, tío?

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Letras

¿Qué han hecho con mi país, tío?

Michael Moore

11 marzo, 2004 01:00

Michael Moore, por Gusi Bejer

Trad. Mercé Diago y manuel derbito. ediciones b. barcelona, 2004. 265 páginas, 17’95 euros

Estúpidos hombres blancos, del polémico Michael Moore, fue la obra de no-ficción más vendida en los Estados Unidos durante el año 2002. También en España el volumen de ventas alcanzó cifras importantes, e idéntico destino comercial podemos augurar para este reciente ¿Qué han hecho con mi país, tío?

En la reseña correspondiente al primero de los títulos mencionábamos como el volumen proporcionaba "material más que suficiente para hacernos reflexionar sobre buena parte de los temas que preocupan actualmente a la civilización y especialmente a los norteamericanos..." (El Cultural, 23-29-X, 2003, pág. 17), e idéntica afirmación se puede reproducir a propósito del más reciente. Tal vez con la sutil, pero no por ello menos trascendente matización, de eliminar la mención norteamericana, pues los "temas" tratados, dada la globalización política y las consecuencias de los recientes acontecimientos internacionales, han dejado de ser una incumbencia exclusivamente nacional.

La argumentación, en cada uno de los once "ensayos" que componen el volumen, vuelve a girar en torno a la presidencia Bush y las consecuencias de los atentados del 11-S. El tono satírico, en ocasiones irónico y siempre mordaz e incisivo, continúa siendo similar, si bien ahora observamos una mayor seriedad, profundidad incluso, tanto en las formas y el tratamiento, como en el contenido conceptual. No todos tienen el mismo rigor analítico: "Jesús W. Cristo" o "Cómo hablar con tu cuñado conservador" son piezas intrascendentes y con una buena dosis de demagogia, si bien es precisamente en éstas donde Moore alcanza sus mejores y más sublimes momentos humorísticos. En la primera de ellas es Dios el narrador, y lamenta el desliz que tuvo con George W. Bush, a quien creó "para que fuera uno de los típicos niños juerguistas." (pág. 143), de forma que ahora se ve obligado a "asegurar lo siguiente: 1. Soy el Señor vuestro Dios y éL es el Hijo de George, no el Hijo de Dios. Le haré pasar la eternidad aparcando coches en el parking de los VIP del infierno en cuanto le ponga las manos encima." (pág. 144). Si en Hombres blancos frivolizaba respecto al complejo asunto de Irlanda del Norte, aquí aborda los salarios y la situación laboral de los trabajadores de forma un tanto desahogada.

Pero resulta injusto cargar las tintas en las excepciones, pues los logros superan con creces las posibles censuras y objeciones. "Siete preguntas para George de Arabia", el primero de los ensayos, suscita todo un universo de interrogantes respecto a la verdadera autoría de los atentados del 11-S. Moore es consciente de la importancia y trascendencia de sus razonamientos y renuncia inteligentemente a su peculiar tono satírico en la elaboración de toda una teoría bien documentada y en buena medida coherente si atendemos a las referencias aportadas (en 36 páginas incluye 97 notas a pie de página, referidas a artículos de prensa e incluso informes del propio gobierno estadounidense, avalando sus afirmaciones). La insinuación de Moore gira en torno al hecho de que si bien fueron los talibanes quienes atacaron las Torres Gemelas en la fatídica fecha tal vez no fuera "un tipo sometido a diálisis desde una cueva de Afganistán" quien estuviera detrás, sino alguien mucho más próximo: "tus amigos los saudíes". Difícilmente responderá Bush a interrogantes del tipo "¿Es cierto que los Bin Laden han mantenido relaciones comerciales contigo y tu familia de manera intermitente durante los últimos 25 años?" (pág. 21) y el tiempo dirá si nos encontramos ante un nuevo y singular "caso Kennedy" de tal vez imposible, resolución.

Un buen número de lectores españoles encontrarán especial deleite durante la lectura de "El hogar del embustero". El axioma inicial resulta ser una excelente piedra angular para la posterior elaboración: si el asunto Lewinsky "llevó a un presidente al borde de la destitución y el procesamiento" (pág. 55) no por el hecho en sí mismo, sino por haber mentido, por qué no ocurre la mismo con Bush respecto a su "mentira" en cuanto a las armas de destrucción masiva del dictador iraquí. Tal vez, argumenta, porque "si se sostiene una mentira de manera continuada durante mucho tiempo, termina por convertirse en verdad". (pág. 56)

Aunque no tan documentado como el anterior, también este ensayo ofrece una serie de datos y cifras significativas - "(sólo el 13 por ciento de los españoles estaba a favor de la guerra, y sólo en el caso de que fuera una invasión respaldada por la ONU)" (pág. 85)- como la relativa a la cobertura televisiva del conflicto: por cada argumentación en contra de la guerra un telespectador norteamericano podía ver 25 apoyando la intervención. (pág. 91)
"Los Estados Unidos de ¡BUU!" bien puede resultar no tan "apasionante" como los anteriores, pero en él se trata el asunto más inquietante, y a la larga sustancial, del libro: aquel relativo a las libertades civiles. El tono, sin duda, no es tan riguroso como en los anteriores, y tampoco encontraremos la garantía que siempre ofrecen los datos y cifras documentadas, pues la tesis defendida, se fundamenta en aspectos de índole filosófico-psicológica y sociológica. No se tardó en hacer creer que el mundo está plagado de terroristas, y consecuencia directa de ello ha sido una sociedad dominada por el miedo (quien haya visitado recientemente los Estados Unidos entenderá los expuesto), "el miedo irracional es de lo peor que hay. Nos arrebata nuestra brújula de la supervivencia. [...] Hace que no nos guste vivir cerca de alguien de otra raza." (pág. 112). En su conclusión final Moore se hace eco de una preocupación cada vez más extendida y que, como en otros casos, también invita a la reflexión: "Hemos perdido el sentido de la perspectiva. Y lo están utilizando contra nosotros, y no los terroristas, sino los líderes que quieren aterrorizarnos." (pág. 117)

En el resto de los ensayos se tratan temas de lo más heterogéneos, desde el problema palestino-israelí y el papel que juegan los Estados Unidos en todo ello hasta las elecciones norteamericanas, pasando por las implicaciones derivadas de una economía basada en el petróleo, como en el futurista y divertido "Poderoso caballero es Don Petróleo".

Como ocurriera con Hombres blancos la polémica está servida; para unos no pasará de divertimento, para otros será el catón referencial y algunos quedarán convencidos como el autor de que "¿La historia? Una engañifa." (pág. 93).


Viaje a la mente del conservador
Michael Moore dedica uno de los capítulos del libro a dar consejos para sobrevivir a una cena de Acción de Gracias en casa de un cuñado conservador.

Lo primero y más importante, explica, "es asegurar a tus amigos y parientes conservadores que no quieres su dinero. No quieres que ganen menos ni que pierdan el dinero que tienen". Tampoco tiene desperdicio su"viaje a la mente del conservador": "Lo que encontrarás en la mente conservadora es miedo. Miedo al crimen. Miedo a los enemigos. Miedo al cambio. Miedo a las personas que no son exactamente como ellas. Y, por supuesto, miedo a perder el dinero en algo. Si no lo ven (las parejas interraciales no viven en su barrio), les da miedo. Si no lo tocan (los trescientos años de esclavismo existieron hace mucho tiempo), entonces son incapaces de entender por qué las cosas son como son. Si no lo huelen (no hay ninguna incineradora industrial en su zona), entonces piensan que el planeta está en buenas condiciones.


Bowling for Michael Moore
Michael Moore (Flint, Michigan 1954), ex periodista de medios alternativos, ha hecho de la denuncia, escrita o filmada, una forma de vida. Así, su primera película, Roger & Me (1989), narraba sus intentos por entrevistar al presidente de General Motor, Roger Smith, y exigirle responsabilidades por el cierre de la planta de GM en Flint, de la que vivía toda la ciudad. Sus siguientes trabajos y series de televisión tenían la misma línea: reportajes, cámara en mano, que cuestionaban la realidad norteamericana desde un punto de vista tan crítico como cargado de humor. Sin embargo, sería su tercer y por el momento último documental, Bowling for Colombine (2002), lo que le lanzó a la fama internacional. Se trataba de un retrato implacable de la violencia cotidiana en un pueblo aparentemente "normal", víctima de la obsesión por las armas. En realidad, "Columbine" es el nombre del colegio secundario de Littleton, Colorado, que fue escenario de la matanza, en 1999, de doce alumnos y una profesora por parte de otros dos estudiantes. Con ella obtuvo el Oscar al mejor documental, un premio en Cannes y el César a la mejor película extranjera. Sin despegarse ni de la política ni de lo cotidiano, en 1999 y 2001 produjo la serie televisiva The Awful Truth, una sátira política despiadada. Y en 2001 publicó Estúpidos hombres blancos, aunque para que el libro llegase a las estanterías tuvo que enfrentarse a su propia editorial, Regan Books, "que se esforzó lo indecible por dar al traste con mi carrera de escritor".

Eran los días siguiente al 11de septiembre, y, para empezar, intentaron que reescribiera el 50 por ciento del libro y que suprimiera los "apartados ofensivos para nuestro líder, Bush". Se negó en redondo, y sólo el empeño de unos bibliotecarios que denunciaron la historia en internet logró que viera la luz. Quizá por eso, a menudo declara que "internet es el arma de destrucción masiva de la izquierda contra Bush". En cualquier caso, en cinco días se agotaron nueve ediciones del libro, que ya supera las cincuenta y dos, y se ha apoderado de la lista de los más vendidos de "The New York Times" . Un éxito no sólo literario sino también personal y político. En una reciente entrevista, aseguraba que el pasado año "sólo esa inglesa, J. K. Rowling, ha vendido más libros que yo este año. Así que el público americano, en un tiempo en el que se suponía que apoyaba mayoritariamente a Bush, estaba comprando mi libro, que le ataca". ¿Qué han hecho con mi país, tío? ya se ha editado en Alemania, Francia y Gran Bretaña, donde ha vendido cerca de un millón de ejemplares. Su editorial española confiaba en traerlo para promocionar el libro, pero en la actualidad está rodando su próxima película Farenheit 9/11.