"Tengo la impresión de que es un deber del lector, y no del autor, poner al día Nueva York y confío en que hacerlo será más un placer que un deber". Y efectivamente el lector se verá en la necesidad de poner al día lo que conoce sobre Nueva York, pero si bien las apariencias de la Nueva York actual nada tienen que ver con la de hace más de medio siglo, cuando se escribió este breve ensayo, el lector comprobará que la esencia es la misma. Entenderá que el corazón de todas las grandes ciudades, incluida Madrid, se mueve al mismo ritmo y de acuerdo a similares principios... tal vez no tan deshumanizados como podemos pensar.