Durante agosto de 2002, Reyes Mate viajó por los campos de exterminio que sirvieron de escenario al Holocausto. El conocimiento de las atrocidades cometidas no mitigó el espanto de revivir unos hechos insólitos, pero que ya han adquirido el rango de categoría cultural. La brutalidad del Estado israelí con el pueblo palestino no puede atenuar la excepcionalidad de la biopolítica nazi. Adorno ya advirtió que Auschwitz se ha convertido en un nuevo imperativo ético. La necesidad de evitar su repetición surge del reconocimiento de que la humanidad del hombre ha quedado irremediablemente dañada con las seis millones de víctimas convertidas en ceniza.