Maridos y mujeres, estrenada en 1992, es una de las más ácidas y desasosegantes comedias de Woody Allen. En su momento se dijo que reflejaba los escándalos de su relación con Mia Farrow. Filmada cámara en mano, como un reportaje, deja inevitablemente en quien la ve un regusto amargo. El amor siempre está a un paso del horror, la aparente "pareja perfecta" es la que más fácilmente puede romperse. Pero conviene reír por no llorar. Y Woody Allen -escritor antes que actor y director, no conviene olvidarlo- sabe de eso más que nadie. Sus guiones -excelentemente traducidos al español por José Luis Guarner- se leen casi con tanto placer como se ven sus películas. Hay en ellos ligereza e ingenio, pero también algo más: el toque de los grandes, Chejov en Central Park. "La vida no imita al arte, sino a la mala televisión", dice uno de los personajes de Maridos y mujeres. En sus peores momentos, matizamos; y añadimos: en los mejores, imita el cine de Woody Allen.