Image: Tras la huella de Sabino Arana

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Letras

Tras la huella de Sabino Arana

Antonio Elorza

2 junio, 2005 02:00

Antonio Elorza, por Gusi Bejer

Temas de Hoy. Madrid, 2005. 320 páginas, 17 euros

Entre otros asuntos de gran interés, como el integrismo islámico o el fenómeno terrorista, el profesor Antonio Elorza es un antiguo y consumado especialista en el tema vasco, sobre el que ha escrito valiosos libros y artículos reveladores. El trabajo de investigación que ahora presenta estudia los orígenes de los elementos constituyentes de la doctrina de Sabino Arana, el núcleo de su ideología y la proyección de su herencia en el movimiento nacionalista.

El limitado armazón del corpus doctrinal elaborado por el padre del nacionalismo vasco no es simple producto de la imaginación ni puro invento. Arana Goiri reúne un acervo de piezas que proceden, primero, del Antiguo Régimen, del fuerismo (limpieza de sangre, nobleza universal, racismo institucionalizado como soporte sociológico del régimen foral, independencia originaria, belicosidad de los vascos, ingredientes mítico-religiosos -Túbal, sobrino de Noe- y mítico-cultural -la lengua-), del protonacionalismo del XVIII, reflejo reactivo ante la presión borbónica (pueblo escogido, amenaza de escisión ante violación de los privilegios, fueros como expresión de libertad, complejo de superioridad), y de la resistencia a la Revolución francesa (refugio en los valores cristianos ante la irreligiosidad que acompaña a la modernidad, idealización del mundo agrario). Segundo, de las guerras carlistas (popularizadoras de la discriminación de origen biológico al calificar a los liberales de "negros"; interpretadas como expresión de la voluntad indómita de los vascos; vistas también como guerras de independencia frente a España por Chaho, quien inicia el anticastellanismo racial; ensalzamiento de los vascos como pueblo libre y católico contra la España atea y liberal). Tercero, del trauma del mundo tradicional por la industrialización acelerada de Vizcaya desde 1876 (xenofobia y transferencia del racismo latente hacia los inmigrantes).

Según señala el autor, lo específico del nacionalismo vasco, frente a otros movimientos, es que su prehistoria llegue al Antiguo Régimen. A ello se suma el contexto histórico de la supervivencia dilatada de una ideología tradicional y la agonía de los fueros en una sociedad agraria en crisis por la pujante industrialización. La mayor contribución de Arana, representando a los grupos de poder autóctonos perjudicados por los bruscos cambios, es transmutar la tradición defensiva y arcaizante y proceder a su "articulación agresiva" con objeto de recuperar la hegemonía. Elorza dedica tres capítulos al estudio de su pensamiento. Son cuatro los elementos heredados que Arana emplea. La raza, que ocupa una posición central en la construcción doctrinal: el racismo biológico, análogo al alemán, no fue algo episódico, sólo así tendría explicación la carga de violencia en la historia del nacionalismo vasco. La sacralización, que legitima y ennoblece el racismo biológico de fondo y habilita la transformación del nacionalismo en una fe político-religiosa orientada a la redención de la patria a través de la independencia. La invocación foral, que evidencia la opresión de España y fija un objetivo político claro, acorde con la lógica de la exclusión racial. La lengua amenazada, seña de identidad del pueblo originario, actúa como complemento del eje racial.

Sabino Arana, por tanto, crea una religión política de la violencia por la patria vasca. Tal evangelio conlleva tres consecuencias. La primera es que la violencia y el odio contra el enemigo son indisociables del mensaje. La segunda procede del hecho de que su administración puede ser inconveniente según en qué circunstancias, por tanto, Arana establece la pauta marcada por Ignacio de Loyola para la Compañía de Jesús, absolutismo en los principios, manteniendo el control de la organización mediante una severa disciplina, y pragmatismo en la actuación en función de las circunstancias. De ahí que Elorza, a partir de su indagación, prefiera hablar de la doble vía, radical y moderada, para alcanzar el mismo fin, la independencia, que de las dos almas del pnv. La tercera es el totalitarismo capilar, la tendencia a penetrar y modelar la sociedad vasca, lo que han practicado con ahínco tanto el pnv a lo largo de su evolución como el entramado de organizaciones liderado por eta desde la Transición.

Partiendo de estos fundamentos, hasta el final del libro, Elorza rastrea el legado sabiniano en el movimiento nacionalista. Lo más interesante del conjunto de cuestiones que va desvelando es que descubre la magnitud de la transmisión y la vitalidad que esta doctrina reaccionaria mantiene hasta hoy. Una suerte de cordón umbilical, expresión de la continuidad de su legado radical, discurre con altibajos tácticos a través de la historia del pnv y se manifiesta en toda su plenitud, después del ejercicio de posibilismo autonomista, con la radicalización soberanista de 1995 y el plan Ibarretxe. Y lo mismo, sorprendente debido a los contenidos y modos revolucionarios, vale para la banda terrorista eta. Es evidente que el lenguaje de ambas organizaciones se ha modernizado y el vocabulario ha sido renovado, depurando los factores más arcaicos o poco presentables, como el de la raza, colado de matute con el componente étnico del idioma, pero los elementos de fondo permanecen: la exclusión del enemigo a través de la violencia explícita o institucional (hasta el asesinato en el caso de eta o la negación de la nacionalidad vasca en el plan Ibarretxe), la territorialidad (la invención de la Euskal Herría unida de Arana), la soberanía originaria de un sujeto suprahistórico (un mito hecho realidad) y el consiguiente derecho a la autoconstitución como ente soberano, recogida en la ponencia "Ser para decidir" (enero 2000) y canalizada constitucionalmente en el proyecto Ibarretxe...

Caben pocas dudas de que por su gran calidad, el acertado esfuerzo de la investigación y la utilidad como instrumento de conocimiento de la realidad, estamos ante uno de los grandes libros del año. Animo encarecidamente a los interesados a que emprendan la lectura de este estudio capital, con toda seguridad comprobarán su excepcional interés.