Image: Inmigrantes y estados. La respuesta política ante la cuestión inmigratoria

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Letras

Inmigrantes y estados. La respuesta política ante la cuestión inmigratoria

Ana María López Sala

9 junio, 2005 02:00

Foto: Juan Medina

Anthropos. Barcelona, 2005. 238 páginas, 15’50 euros

El origen de este libro es una brillante tesis doctoral. Su contenido estudia el efecto de los movimientos migratorios en la política de los Estados que los acogen. Ana María López Sala ha sido capaz, primero, de advertir que la inmigración se ha convertido en un problema político de primer orden, incluso en países de tradición inmigratoria como Estados Unidos y, después, de levantar la cartografía necesaria para emprender el análisis de las distintas políticas de recepción de los emigrantes.

Antes de entrar en el meollo de este volumen conviene advertir, en primer lugar, que la cuestión migratoria es, como objeto de estudio, una realidad compleja, multiforme y que se presta con suma facilidad a interpretaciones ideológicas estrechamente vinculadas al poder. En segundo término, no debe perderse de vista que son varias las disciplinas académicas desde las que se reflexiona sobre las migraciones. Si la ciencia política ya queda mencionada en el título de esta obra, la sociología se ha ocupado de este hecho social desde hace un siglo, y algo semejante se puede decir de la economía, la antropología, el derecho, la psicología, la estadística o la antropología. Esta yuxtaposición de diferentes miradas científicas plantea un evidente problema de integración y de compatibilidad al que nada ayuda la estructura segmentada de la universidad o de la administración española. Si a esto se añade la organización autonómica del Estado, se comienza a entender la confusión o los palos de ciego tan frecuentes en la política inmigratoria española.

Este volumen es un ejemplo de lo contrario: acota con claridad su territorio y lo urbaniza a fin de que el lector pueda transitar con facilidad por tema tan arduo. Tras los agradecimientos y la introducción de rigor en toda tesis que se precie, López Sala comienza con una descripción histórica de los movimientos internacionales de población desde 1850 hasta nuestros días. Aclaremos que hasta comienzos del XIX apenas existen registros estadísticos de las migraciones internacionales. Aunque López Sala no hace referencia al tráfico de esclavos, conviene recordar que desde áfrica fueron trasladados a América más de diez millones de esclavos desde mediados del XVII hasta que paulatinamente fue abolida la esclavitud. El cultivo de tabaco en Virginia y de arroz e índigo en Carolina del Sur absorbió mucha mano de obra negra, secuestrada en áfrica y trasladada en condiciones infrahumanas a Estados Unidos. (Sobre el comercio de esclavos destinados a Cuba, origen del enriquecimiento de distintas familias españolas, los vigilantes de la memoria histórica han pasado de puntillas).

Como escribe López Sala, el "primer intento sistemático de explicación de los procesos migratorios fue realizado a finales del siglo XIX por Ravenstein", un geógrafo que estableció una relación de causalidad entre los ciclos económicos, la densidad de población y los desplazamientos de los seres humanos. Dicho de otro modo, la gente se traslada de los lugares de alta densidad de población y de pobreza a los sitios en los que vive menos gente y la riqueza es mas accesible. La acertada crítica de López Sala a las teorías de Ravenstein, dominantes hasta hace 40 años, se apoya en el hecho de que "niega el papel del Estado en el fluir de los movimientos migratorios". Es evidente, como se señala en estas páginas, que la opción de emigrar es fruto de una decisión racional tomada en último término por individuos que tratan de maximizar lo que les conviene. No obstante, las políticas de admisión de los distintos países tienen una importancia que no puede ser desdeñada.

La segunda mitad del XIX fueron años en los que los europeos emigraron, en masa, a América. En gran medida lo hicieron, por propia voluntad, a países como Estados Unidos o Argentina, escasamente poblados y con un potencial de desarrollo II Guerra Mundial abandonaron Europa cerca de 60 millones de personas para instalarse al otro lado del Atlántico. Lo cierto es que los motivos que impulsaron a estos millones de personas a abandonar sus hogares fueron variados: opresión política, persecución religiosa, hambre, evasión del servicio militar, amor a la aventura o el señuelo del oro. Todo ello sin desconsiderar los procesos de formación de capital, los ciclos de natalidad y las políticas nacionales que han variado de un estado a otro, como muy bien refleja el tratamiento estadístico, diferente en cada país hasta hace poco tiempo.

En esta revisión de la historia de los movimientos migratorios realizada por López Sala se echa de menos una referencia más pormenorizada a los refugiados, personas desplazadas de su comunidad contra su voluntad ante la presión de guerras, invasiones, persecuciones o desastres naturales. A consecuencia de la II Guerra Mundial, alrededor de doce millones de individuos establecidos en el territorio del escenario bélico tuvieron que dejar sus casas. Algunas se reacomodaron en Europa, pero un número ingente terminó por establecerse en Estados Unidos, Canadá, Israel, Argentina, Venezuela, Reino Unido o Brasil. La ruptura entre India y Pakistán dio lugar a la expulsión de sus hogares de más de 18 millones de personas.

Tras esta panorámica histórica en la que López Sala va prendiendo conceptos y reflexiones teóricas, se plantea la cuestión que constituye el centro de gravedad del libro: cuál es la capacidad del Estado del siglo XXI para integrar a inmigrantes, sobre todo a inmigrantes con características culturales, religiosas y políticas distintas a las de la sociedad de acogida. Para responder a este interrogante la autora discurre por las distintas reflexiones que desde la sociología se han hecho sobre las migraciones y analiza el papel del Estado en la transformación e internacionalización de las políticas migratorias que han tenido lugar en las tres últimas décadas. Por último, López Sala lleva a cabo un análisis comparado de los modelos de acogida de inmigrantes que en este momento se llevan a cabo. Dicho análisis pone de manifiesto que tras los atentados del terrorismo islámico en Nueva York y Washington en 2001, tanto el modelo liberal de acogida de inmigrantes característico de Estados Unidos como el multiculturalista protagonizado por Suecia u Holanda están siendo sometidos a revisión. La respuesta de los países mediterráneos que reciben emigración estaría caracterizada por "la ausencia de mecanismos institucionales y la inexperiencia administrativa en cuanto a la planificación, regulación y gestión interna de la inmigración". A modo de conclusión, lo que se desprende de este volumen es que la inmigración plantea ahora mismo innumerables incertidumbres. En parte porque ha pasado de ser un hecho vinculado al mercado de trabajo a convertirse en una cuestión que afecta a la identidad nacional.


Libros inmigrantes
Se ha escrito que una de las razones del no a la Constitución europea radica en las tensiones sociales creadas por la inmigración. De los muchos libros aparecidos recientemente seleccionamos cuatro bien distintos. R. M. Soriano ha escrito un excelente texto para entender la emigración magrebí, El asentamiento de la mujer marroquí en el poniente almeriense (CES, 2004), que se articula con el de á. Ramírez y M. Jiménez, Las otras inmigraciones: la emigración de menores no acompañados a España (Univ. Inter. Andalucía/ Akal, 2005). Una visión desde la educación la ofrecen M.ª P. Quicios y E. Flores con Población inmigrante: su integración en la sociedad española (Pearson, 2005). La apuesta por la multiculturalidad la tenemos en Inmigración, género y espacios urbanos, de Mary Nash (ed.) (Bellaterra).