Letras

Trece por docena

Varios Autores

26 enero, 2006 01:00

Caballo de Troya. Barcelona, 2005. 372 páginas, 12’50 euros

Llega sin grandilocuencia esta antología, Trece por docena, que no busca ofrecer un "estado de la cuestión" en materia narrativa -avisa en el Prólogo su aval, Constantino Bértolo- ni persigue "radiografiar" la literatura actual, pero, al consignar voces y registros variados sí testimonia la pluralidad de intereses, lenguas y estilos que resume la creación literaria de nuestra geografía en nuestros días. En este sentido se ofrece como una aventura arriesgada y coherente.

"Trece relatos, trece autores, trece trabajos literarios" que sólo coinciden en el espacio lingöístico y en el empeño del libro que los reúne. Sólo la realidad que vivimos le sirve de materia al discurrir de conciencias que se distancian de sí mismas para no caer en el discurso ensimismado: además le brinda tonos desde los que protegerse con humor, con ironía y distancia. Realidad en la que conviven sin estorbarse el contraste de formas y motivos, la vehemencia envolvente con el desamparo escabroso, lo surreal y lo real acentuando desalientos, desajustes y soledades.

Hay de todo y para todos los gustos, y hay un representativo empeño por trabajar con esmero la esencia constructiva del relato, eso que algunos llaman saber atajar por los vericuetos de la elipsis, y otros las reglas de la gramática del relato moderno. Destaca igualmente cierta sobriedad expresiva que resulta persuasiva, como si los misterios poéticos, los excesos estilísticos, cedieran su lugar a referentes próximos, a esquemáticas alusiones a aquellos de quienes somos deudores. De hecho todos sus autores cuentan en su haber con algo más que devaneos prosísticos y aunque no es posible pararse en cada uno sí cabe nombrarlos siguiendo el orden alfabético con que el libro los presenta: R.L. Bande, I. Batallé, X. Borraza, M.A. Delgado, A. Epaltza, J. González, Jaureguizar, X. López, Llort, J.A. Martín, P. Sastre y A. Zabalbeascoa. Y de nuevo insistir en que el conjunto se ofrece como un libro de perfiles poco usuales también en el esfuerzo formal por enriquecerlo con la doble versión de las lenguas peninsulares no castellanas, porque recoge tres muestras de la lengua gallega, tres del euskera y otros tantos del catalán y del castellano, un total de doce al que añade, el autor de la edición, el capricho de retar el pesimismo de la cifra trece con un único representante de la lengua asturiana. A Bértolo hay que reconocerle su apuesta por la aventura de la prosa, su inquietud por demostrar que la literatura nunca está quieta.