La edición de esta conferencia está inevitablemente asociada a la polémica que provocó su prohibición en el Instituto Freud de Viena. El Museo Freud de Londres acogió las palabras de Said, que acometían una interpretación de Moisés y la religión monoteísta (1938), que sólo redundaba en las tesis del propio Freud sobre las raíces egipcias del monoteísmo judío. Según éste, Moisés era un sacerdote del culto a Aton que trasladó al pueblo semita el proyecto de un dios único. Said nos recuerda la oposición de Freud a la creación de un Estado israelí en suelo palestino. Para el intelectual palestino, Israel nació como un satélite occidental orientado a reprimir a los pueblos nativos. Las excavaciones arqueológicas sólo acreditan la identidad árabe de la antigua colonia británica. La inteligencia de Said no resuelve un conflicto que se ha convertido en uno de los ejes de la política internacional y que exige una compleja negociación, donde no hay espacio para fundamentalismos ni para mitologías identitarias.