Letras

José Díaz Fernández. Prosas

José Díaz Fernández

2 noviembre, 2006 01:00

José Díaz Fernández. Dibujo de Grau Santos

Selección de Nigel Dennis. Fund. Santander Central Hispano. 489 páginas, 20 euros

José Díaz Fernández es uno de los nombres más atractivos de los que forman el elenco de prosistas de entreguerras, ese grupo paralelo a los poetas del 27 en el que figuran los nombres de autores como Max Aub, Benjamín Jarnés o Ramón J. Sender. Su novela El blocao (1928) se halla entre las primeras y más significativas aportaciones de la literatura narrativa española al tema de la guerra en Marruecos, a pesar de tratarse, más que de una obra unitaria, de un conjunto de vigorosos cuadros o estampas sobre distintos aspectos de la situación bélica. Aunque de menor enjundia, la novela La Venus mecánica constituye un interesante experimento que, manteniendo algunos rasgos de la narrativa vanguardista, trata de amalgamar corrientes y estilos diversos. En cuanto a Octubre rojo en Asturias, publicada en 1935 con el seudónimo de José Canel, es, más que una muestra de novela, un reportaje anovelado acerca de la sublevación de los mineros de Asturias en 1934, que ilustra sobre las preocupaciones sociales del autor y deja entrever su cercanía al periodismo más combativo.

No es de extrañar que todavía hoy resulten interesantísimos sus artículos de actualidad, sus numerosas crónicas y reflexiones sobre los problemas políticos más graves y acuciantes del momento, especialmente los referidos a la guerra de Marruecos, sobre la que escribió más de doscientas crónicas, que diversos estudiosos van poco a poco rescatando de periódicos y publicaciones de distinta índole, desde El Sol o Luz hasta revistas locales como Alma Astur o Castropol.

Es muy oportuna, por tanto, esta edición de la Fundación Santander, que recoge lo esencial de la producción de Díaz Fernández con un atinado prólogo del hispanista Nigel Dennis, que ha revisado, además, minuciosamente los textos y esboza en unas páginas los caracteres definitorios de la obra de este curioso escritor, al que acaso su dedicación periodística y, sobre todo, su corta vida -murió en el exilio a los cuarenta y dos años de edad, en Toulouse y en la mayor miseria- privaron de tiempo y sosiego para emprender una obra de más calado para la que sin duda tenía facultades. Como ensayista, además, Díaz Fernández nos dejó una obra necesaria para entender la evolución de las corrientes estéticas de entreguerras: El nuevo romanticismo. Hay en sus páginas una denuncia del "arte puro" defendido por numerosos autores, y una propuesta para huir de las posturas estetizantes que tanto arraigo tuvieron entre los más destacados creadores jóvenes, contra los que Díaz Fernández arremete abiertamente. El formalismo, la atención exclusiva a los valores musicales o plásticos del lenguaje, el jugueteo con las palabras se le antoja "un fiasco intelectual, un fraude que se hace a la época en que vivimos que es de las más ricas en conflictos y problemas". Frente a esa literatura que reivindica los valores lúdicos de la práctica artística y se desarrolla al margen de la realidad, Díaz Fernández postula una literatura comprometida con el hombre, con su libertad, y profundamente volcada en los valores éticos del ser humano. La deriva que, poco después de estas manifestaciones, tomarán algunos poetas coetáneos, como Alberti o Neruda, en defensa de una poesía "impura" -que muy pronto se llenará de contenidos políticos-, ayuda a entender bien las dos corrientes en pugna engendradas en el seno de la estética vanguardista.

Los lectores de El blocao o La Venus mecánica tienen ahora la ocasión de conocer mejor los contornos del Díaz Fernández periodista, gracias a los artículos que aquí se recogen y que se unen a los que recientemente (2004) dio a conocer José Ramón Fernández. Y aún quedan bastantes que convendría espigar entre las publicaciones periódicas de la época, a fin de completar el perfil de un escritor del mayor interés que, por su carácter irreductible y combativo, no sobraría en el periodismo actual.