Image: Esteban Salazar Chapela. Reseñas, artículos y narraciones

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Letras

Esteban Salazar Chapela. Reseñas, artículos y narraciones

Esteban Salazar Chapela

8 marzo, 2007 01:00

Carlets

Edición de Francisca Montiel. Fundación Santander Central. Hispano, 2007. 353 pp, 20 euros

Sigue la ejemplar trayectoria de la "Colección Obra Fundamental" con el rescate de otro de nuestros autores contemporáneos a quienes la rueda de la fortuna ha diluido en las brumas del olvido. Dentro de este proyecto que avanza con infrecuente rigor en su empeño de hacer accesibles los nombres que alimentan el patrimonio cultural de nuestro olvidadizo país, le llega la hora a Esteban Salazar Chapela.

El malagueño Salazar Chapela (1900-1965) es un interesante escritor que, como otros de su misma oleada generacional, la del 27, purgó su republicanismo liberal con la expatriación. En la anteguerra vio cumplida su vocación de hombre de letras, que derramó hasta el fin de la contienda por periódicos y revistas, y dio lugar a una solitaria novela, Pero sin hijos (1931). En el exilio inglés, donde murió, ejerció de profesor, colaboró en Prensa y publicó dos novelas más.

Todo ello ha sucumbido bajo la losa del silencio, pero más, por su condición efímera, los artículos, ya que, al no reunirlos en libro, Salazar les privó de esta oportunidad mínima de supervivencia. A la recuperación de parte representativa de ese material se dedica la antología Reseñas, artículos y narraciones, preparada por Francisca Montiel, quien ya rescató hace años una novela inédita de Salazar y pone ahora al volumen un documentado prólogo, bien oportuno por el desconocimiento del autor.

El periodista Salazar Chapela escribió en cabeceras notables del fin de la Edad de Plata: en El Sol, La Voz, Revista de Occidente o La Gaceta Literaria. Más tarde mandaba desde Londres crónicas de actualidad, con un pie normalmente en lo español, a periódicos de la América hispana. Se desenvolvió entre el ensayo y el articulismo, trató asuntos políticos y morales, y, ante todo, ejerció como crítico literario. Vivió de lleno la efervescencia literaria de los años 20 y 30, y juzgó, según se ve en los artículos seleccionados, con un equilibrado criterio que le permitió moverse entre las sugestiones del vanguardismo, el reclamo del compromiso y el instinto de un criterio no esclavo de la moda. Fuera de España, destaca su preocupación por difundir la obra de otros trasterrados. Hace Salazar una crítica subjetiva, de impresiones más que de razonamientos, independiente y equilibrada, y con clara voluntad de estilo.

La independencia de un talante y unas convicciones liberales, enemigas del sectarismo, marcan la escritura novelesca del exilio: dos libros aparecidos en Argentina (Perico en Londres y Desnudo en Piccadilly) y dos póstumos, uno que salió en Barcelona al poco de morir el autor (Después de la bomba) y otro reciente, En aquella Valencia. Y aún queda una obra inédita, según indica Montiel.

Esta última materia la recoge el presente volumen con un criterio por desgracia desacertado. Nunca puede fraccionarse una novela, salvo por razones didácticas, que no es el caso, y sólo si se trata de obras episódicas, algo que tampoco distingue a las de Salazar. Los escuetos fragmentos elegidos no dan ni pálida idea del respectivo conjunto. Estos libros no son nada conocidos y uno de ellos, Perico, está entre los más raros de conseguir de toda la prosa de la España peregrina. Habría sido, pues, la ocasión de presentarlos en un tomo.

Las novelas de Salazar fabulan el mundo contemporáneo desde una clara postura de reivindicación del liberalismo. Tuvo el acierto, además, de sumar a la monótona problemática española de los exilados las incertidumbres occidentales. Fue un caso no único pero sí atípico de interesarse por la sociedad que acoge al exilado y en su obra ocupa un lugar privilegiado Inglaterra. En su narrativa parte de vivencias personales e incluso se desdobla en un tal Sebastián Escobedo que le permite fundir el pasado y el presente. Tiene una concepción del género bastante convencional. Mezcla psicologismo, estampa costumbrista y relato intelectual o de ideas. Y dispone tramas con mucho peso de la anécdota. Este planteamiento conjunto desemboca en una escritura de intención moral. No se le puede tener a Salazar por un gran novelista, pero sí por autor de un puñado de fábulas amenas, ágiles, interesantes y pulcras.