Miguel Busto Zapico

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Miguel Busto Zapico: "La cerámica es el reflejo de la sociedad que la produjo, la utilizó y la desechó"

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Miguel Busto Zapico ha dedicado su tesis doctoral al estudio de la cerámica en Asturias desde la Baja Edad Media hasta la Edad Moderna. A través del análisis de cerca de 4.000 piezas depositadas en el Museo Arqueológico de Asturias, el historiador ha elaborado un exhaustivo estudio que publica bajo el título Cerámica importada en Asturias entre los siglos XIII y XVIII. Un análisis arqueológico (Editorial UNED). Si bien los estudios sobre cerámica abundan, esta edición destaca por su detallada cronología, que permite reconstruir las redes comerciales de la época.

Título: Cerámica importada en Asturias entre los siglos XIII y XVIII. Un análisis arqueológico

Autor: Miguel Busto Zapico

Editorial: UNED

Año de edición: 2024

Disponible en Editorial UNED

Disponible en Unebook

Pregunta. ¿Qué nos puede enseñar la cerámica sobre la historia y las conexiones culturales de Asturias entre los siglos XIII y XVIII?

Respuesta. La cerámica refleja la sociedad que la produjo, la utilizó y la desechó. En arqueología trabajamos con los desechos: piezas que se pierden, se rompen o se tiran, algunas de ellas provenientes de letrinas o contextos de abandono. Este libro se centra principalmente en excavaciones urbanas realizadas en Gijón, Oviedo y Avilés entre los años 40 y 2016.

»Como elemento de la cultura material, la cerámica aporta información sobre las técnicas de producción, la funcionalidad de las piezas y las clases sociales. Este trabajo se enfoca en las redes comerciales porque la cerámica se comercia como objeto de consumo en sí mismo -se compran vajillas o platos de otros lugares en los mercados de Asturias- y como contenedor de otras mercancías.

P. ¿Qué bienes o materiales depositaban en las cerámicas?

R. En el caso de la época medieval y moderna tenemos las botijuelas que eran como las ánforas clásicas. Servía como contenedor para el vino, el aceite y algún árido. Los platos, vasos y elementos de almacenamiento eran de cerámica. También hay otros elementos como la madera o la piel pero son muy difíciles de conservar, la madera se pudre, se reutiliza o se desecha y no deja rastro. La cerámica, al romperse, deja un rastro que nos permite reconstruir el pasado.

P. ¿Qué revela el consumo de cerámica importada sobre la sociedad asturiana de esos siglos?

R. Nos cuenta cómo evoluciona la sociedad y cómo Asturias estaba abierta al mar. En una casa acomodada de Oviedo o Gijón podían tener los platos de Faro de Limanes junto a lozas doradas de Valencia, gres alemán, fayenzas portuguesas y otro tipo de piezas holandesas e inglesas y, en algunos casos, porcelanas chinas.

»Esto demuestra que Asturias no era muy diferente a otros contextos europeos respecto al consumo de cerámica y que estaba abierta al comercio Atlántico que desarrolló la Corona de Castilla. Era una región plenamente inserta en los circuitos comerciales europeos y mundiales.

P. ¿Qué regiones eran las principales proveedoras?

R. Los centros de abastecimiento varían con los gustos y las redes comerciales. En la Baja Edad Media tenemos cerámica francesa, lo que estaría relacionado con el consumo de vino de la región de Burdeos. En los siglos XV y XVI, momento de gran expansión de la Corona de Castilla hacia América, la mayor parte de las producciones vienen de Sevilla. Es el gran puerto que comercia con las Indias y es el centro productor de cerámica más importante de la península. Desde allí llegaba el aceite, el vino y los áridos.

»En el siglo XVII hay una gran variedad de centros de producción que nos sitúan en el Atlántico y en el norte de Europa. De este periodo hay muchas piezas portuguesas, holandesas, inglesas y alemanas. Es una época floreciente para la loza, que es la cerámica que se utiliza en la mesa. También llegan de Talavera de la Reina. En el XVII llega la cerámica holandesa porque se compraban sus paños y de Portugal porque se compraban otras mercancías mientras que la de Sevilla disminuye por los fuertes episodios de peste. En esta época Asturias no mira tanto al Mediterráneo sino que se inserta en el comercio de Europa y el Atlántico.

P. Políticamente, los siglos XVI y XVII fueron muy convulsos. ¿Cómo influye esto al comercio de cerámica?

R. Las redes comerciales siguieron su curso aunque con algunos altibajos. Hay que tener en cuenta que en los siglos XVI y XVII la gente empieza a viajar, se mueve y compra regalos. Algunos de los elementos que recuperamos, sobre todo los más exclusivos, como la cerámica china o las porcelanas, no hablan tanto de una red comercial asentada sino de regalos o movimientos de personas. Asturias no comerciaba con China directamente, llegaría a través de Lisboa, de la ruta del Galeón de Manila por México y quizá lo traería algún personaje destacado pero no se sabe.

Piezas halladas en la Catedral de Oviedo y reproducidas en el libro

Piezas halladas en la Catedral de Oviedo y reproducidas en el libro

P. ¿De qué manera la cerámica puede hablar de diferentes clases sociales?

R. El grupo que más se estudia es el de la cerámica de mesa, que es de representación, la que ve la gente que invitas a casa y te tiene que representar como clase social. No hay importaciones en la cerámica de cocina porque las ollas, cazuelas y pucheros que utilizaban eran producciones locales, principalmente de Faro de Limanes. El grupo o la clase social se observa en los porcentajes de cerámica de mesa local e importada. A más cerámica importada, mayor poder adquisitivo.

P. ¿Qué impacto tuvieron las importaciones en los talleres cerámicos locales?

R. Los alfares locales, sobre todo en Faro de Limanes y Miranda de Avilés, empiezan a copiar motivos de cerámica de Talavera de la Reina o la holandesa. Las familias que no podían acceder a ellas tenían sus producciones locales, que se parecen, aunque los alfares asturianos tenían su propia línea de decoración.

»Las lozas europeas, con cubierta blanca y decoraciones en azul, que son las más comunes, imitan la porcelana china que marca la estética. No se hace con la intención de engañar a quien compra sino para tratar de ofrecer un producto que está de moda. Se ve en el uso de los colores o en los motivos decorativos, que evolucionan según cambia el gusto. Primero son las porcelanas las que marcan la estética y los diferentes centros como Sevilla, Talavera, Delft (Holanda) o Montelupo (Italia). Los talleres se suman a lo que más se demanda y gusta en ese momento.

P. ¿Qué tipo de cerámica se copia más?

R. En época medieval los talleres asturianos hacían muy poca cerámica de mesa, se hacían pocos cuencos y platos porque se fabricaban en madera u otros materiales que no nos han llegado. En cambio, a finales del siglo XVI los alfares locales empiezan a hacer cerámica de mesa, a poner cubiertas blancas y decoraciones y vemos cómo se adaptan a la demanda de la sociedad, que quería un repertorio individual para comer con plato y cubiertos propios. Es cuando surgen los manuales de buen gusto que marcan cómo es la sucesión de platos o cómo te tienes que comportar en la mesa.

Piezas halladas en calle Altamirano (Oviedo) y Cimadevilla (Gijón)

Piezas halladas en calle Altamirano (Oviedo) y Cimadevilla (Gijón)

P. El libro también habla de los contextos religiosos, donde encontramos benditeras o vajillas monásticas. ¿Qué nos dicen estos hallazgos sobre el papel de la Iglesia en el consumo de cerámica?

R. No había gran diferencia entre los contextos eclesiásticos y laicos pero sí hay algunas particularidades como que los monasterios y conventos hacían encargos de loza a talleres para que toda la comunidad usase la misma vajilla y guardar una armonía. En el convento de las Agustinas Recoletas de Gijón hay piezas de lujo, alguna porcelana y greses alemanes que quizá estuvieran relacionadas con la madre abadesa.

»También hay vajilla de las élites porque, aunque había votos de pobreza, las monjas iban con su ajuar particular, que podría contener cerámicas. Otro caso es el de un arzobispo de Oviedo, que llegó a ser obispo de Córdoba, que encargó cerámica en Talavera de la Reina con su nombre y escudo.

P. ¿De qué manera le gustaría que este libro sirviera al lector ?

R. Me gustaría que se continuase estudiando la cerámica bajomedieval y moderna para aumentar el conocimiento histórico. Al lector puede ayudarle a entender cómo a través de algo tan cotidiano como un trozo de barro cocido podemos ver diferentes redes comerciales y su evolución.