Image: Kiko Amat cierra trilogía Adolescencia con su novela más personal

Image: Kiko Amat cierra trilogía Adolescencia con su novela más "personal"

Letras

Kiko Amat cierra trilogía Adolescencia con su novela más "personal"

El también periodista centra Rompepistas en adolescentes del extrarradio barcelonés en los ochenta

22 enero, 2009 01:00

Kiko Amat. Foto: EFE

EFE
El escritor Kiko Amat cierra con la novela Rompepistas, que ha presentado este jueves, la trilogía centrada en adolescentes del extrarradio barcelonés de finales de los años ochenta, que inició en 2003 con "El día que me vaya no se lo diré a nadie" y que continuó en 2007 con Cosas que hacen BUM.

Acompañado por el editor de Anagrama, Jorge Herralde, Amat ha reconocido este mediodía que su último título es "lo más importante en cuanto a implicación personal que he escrito hasta ahora" y ha asegurado que, tras ello, nunca más volverá a hablar de "adolescentes cabreados".

A pesar de que no es un texto biográfico, el autor, originario de Sant Boi (Barcelona), ha indicado que cuenta muchas de las experiencias que vivió a sus diecisiete años junto a una pandilla de skin-heads y punks y que han tenido que pasar veinte años para poder digerirlo.

A la hora de enfrentarse a la página en blanco, ha contado Kiko Amat que quería rendir una especie de homenaje a los 17 años, "una edad que es casi la protagonista del libro por excepcional, porque con esos años todavía eres un niño pero haces las majaderías de un adulto".

También quería tratar sobre los hechos que sucedían en el extrarradio de la capital catalana y, especialmente, en su ciudad, muy marcada por "un equipo de rugby y dos manicomios inmensos, que provocaban que las calles siempre estuvieran llenas de locos, que además me conocían porque mi madre trabajaba de enfermera". El también periodista cultural ha querido reflejar en el relato las peripecias de una banda, nada interesada en el deporte, y que se pregunta constantemente "qué hace en un lugar como éste".

Con el paso de los años, Amat concluye que fue precisamente "la cohesión de la banda lo que nos salvó", mientras que las canciones de los discos de vinilo "eran la única posibilidad de acceder a algo bonito". En definitiva, para el narrador se trata de dar vida literaria a "unos niños dañados y perdidos en un mundo que no entendían, con todo en contra".

Por otra parte, es también una novela en la que subyace la idea de la culpa y el remordimiento -"supongo que por mi educación católica"- y también sobre la amistad y la fractura con la familia, "que no puede entender como aquel niño pequeño se ha podido convertir en aquello".

Como ya ha hecho en otras ocasiones, Kiko Amat se ha rendido ante el recientemente fallecido Francisco Casavella, "alguien a quien me parezco mucho", mientras aprovechaba para cargar contra la educación recibida por los curas. "Aunque sea una victoria pírrica, con este libro también he devuelto las hostias que ellos me dieron", ha concluido.