Image: Con la congoja de la pasada tormenta

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Letras

Con la congoja de la pasada tormenta

H. Castellanos Moya

15 enero, 2010 01:00

Horacio Castellanos Moya

Tusquets. Barcelona, 2009. 312 páginas. 19 euros


Bajo este título tan cervantino, reúne el hondureño-salvadoreño Horacio Castellanos (Tegucigalpa, 1957) la mayor parte de su producción de relato corto, 22 piezas compuestas entre 1987 y 2007 que, como advierte en su nota final, no siguen un orden cronológico. Diré, para empezar, que esta colección posee toda la frescura y viveza de las que carecía su novela El asco, que en su momento critiqué con dureza en estas páginas por lo trillado y limitado de su andamiaje bernhardiano. Los relatos de Con la congoja... tienen vuelo, precisamente porque Castellanos permite que escuchemos su voz propia, liberado de maestros que prestan tanto como quitan. Aquí ya no juega con la plantilla fácil, maniquea, del intelectual lúcido y exquisito que padece la bajeza del mundo, sino que nos enfrenta a narraciones llenas de riqueza y matices. De ahí que en el segundo de los relatos, "Perfil de prófugo" tengamos la fortuna de toparnos, no con el esteta altivo, sino con ese personaje tan vulnerable, humano y autocrítico que nos desgrana su historia desde un pub universitario de Toronto mientras flota en el ambiente su conmovedora melancolía y su sensación de intenso desarraigo. Salvo en "Key Largo", que a mí me parece el relato menos logrado, sorprende Castellanos a lo largo de todo el libro, no sólo por la fuerza e intensidad de su escritura, sino también por la variedad de registros y asuntos, entre los que subyace uno central: la herida y la fractura irreparable que deja en un individuo y en una nación la experiencia de una larga guerra como la de El Salvador.

No es de extrañar la sensación permanente de peligro, desamparo y acabamiento que acompaña a estas figuras acostumbradas a subsistir en medio del terror conjunto de la guerrilla, el ejército y los escuadrones de la muerte. Tragedias y absurdos cotidianos que dejan lugar al sinsentido y al humor negro del excelente "Hipertenso". Castellanos parece querer regresar a su tierra para tratar de comprender toda la barbarie, aquellos años en los que, como cuenta, se desterró la piedad y "sólo hubo fiereza, crueldad, truculencia". De ahí que muchas de las historias cobren la estructura de tensas y peligrosas indagaciones sobre lo que ocurrió de veras. Piezas especialmente poderosas son "El gran masturbador", "Variaciones sobre el asesinato de Francisco Olmedo", "Némesis", "Con la congoja de la pasada tormenta" y el mencionado "Perfil de prófugo". Pero destacan también el erotismo, la dureza y la psicodelia descriptiva (entre Fogwill y Fonseca) del profesor de guitarra de "Torceduras", la verosímil ruptura de la pareja de "Truene", el ardor y el amor imposible de "El pozo en el pecho" y ese logrado relato de apariciones fantasmales y erotismo que es "Amaranta". El erotismo, y hasta el imaginario estándar de la pornografía, recorrerá buena parte de los cuentos, delineando y esbozando una posibilidad de fuga y salvación para unos personajes encadenados a existencias terribles y sin salida. Este es un libro de relatos sólido, repleto de registros, que nos deja de verdad con la congoja de la pasada tormenta, pero también con la alegría de saber que el paso por sus páginas ha merecido la pena.