Jaguar negro
Lucrecia Zappi
30 octubre, 2015 01:00Lucrecia Zappi
Sorprende la lectura de Jaguar negro porque es una obra redonda. Y sorprende aún más porque es la opera prima de Lucrecia Zappi, una escritora bonaerense que ha vivido en diversos lugares y que se ha dedicado al periodismo y a la traducción. Su vida viajera se refleja en su conocimiento de las personas y de las cosas, y en ese poso preciso y algo ajeno de su narración.Beatriz es una estudiante de Botánica de la Universidad de São Paulo. A sus diecinueve años, huérfana de madre, decide viajar en busca de su origen para encontrar al padre que nunca conoció. Solo sabe que se llama José Guerra y supone que vive en Chapada Diamantina, un lugar tan lejano e ignorado como sus habitantes y su paisaje. Nos encontramos ante la metáfora de la vida como viaje. Aquí se trata del viaje iniciático de una muchacha que se aventura por las sendas de su vastísimo país -Brasil- mientras se descubre a sí misma y supera los escollos del camino. Y mientras viaja, el lector tiene la sensación de que va adentrándose con ella en el corazón de las tinieblas como le sucede con el personaje de Conrad. Ambos parten de una ciudad civilizada -Londres en el caso de Marlow y São Paulo en el de Beatriz- para buscar a un hombre que en los dos casos es un extraño: el insondable Kurtz de Conrad y el no menos insólito José Guerra de Zappi. A partir de ahí, no es difícil encontrar paralelismos entre las dos novelas, aunque también se puede pensar en la relación de Beatriz con la heroína de Dante, que aquí guía al lector por el Brasil profundo y por el laberinto que es uno mismo.
A medida que avanza el relato, la protagonista se va despojando de los lazos que la unían a su vida anterior. El suyo es un periplo peculiar entre dos espacios geográficos y culturales, entre la parte materna y la paterna que todos tenemos, entre la ciudad y el campo, entre la civilización y la barbarie. En la historia hay además otro viaje más profundo, el que conduce a Beatriz y a Domingos a la hacienda de Orlando. Si la llegada a Lençois y la convivencia con los Guerra mostraba la otra cara del mundo, la visita al vecino adentra a los personajes en un espacio expresamente violento.
Novela de aprendizaje, viaje iniciático; texto de reminiscencias clásicas; instantánea del Brasil actual; paisaje árido, personajes endurecidos, algo esquivos; lectura que se paladea como si fuera arena en la boca. Increíble opera prima.