Eres hermosa
Chuck Palahniuk
10 junio, 2016 02:00Chuck Palahniuk (Pasco, Washington, 1962) es sin duda el autor más transgresor del panorama literario norteamericano. Su particular sátira social se ajusta a las más canónicas premisas posmodernistas en torno a la incertidumbre, la desesperación y el nihilismo. Sus dos obras referenciales, El Club de la lucha (1996) y Rant (2007), bien pudieran considerarse las novelas más provocadoras de las últimas décadas. En Eres hermosa (2014) continúa con similar dinámica narrativa. La protagonista es Penélope “Penny” Harrigan, una joven provinciana de 25 años que vive en Nueva York intentando aprobar el examen de ingreso en la abogacía. Accidentalmente se topa con el hombre más rico y poderoso del mundo, Linus Maxwell. Con él terminará en su impresionante ático de París gozando de unas experiencias sexuales sin límite, “como si hubiera estado poseída por un demonio” (p. 63). Aunque más que una relación sexual se trata de un experimento de Maxwell quien utilizará con/en ella -la denomina “objeto de experimentación”- toda una batería de juguetes sexuales donde combina diseño y excitantes químicos.
La historia dura 136 días, los mismos que estuvo casado hasta que falleció su joven esposa. Finalizado ese período Maxwell comercializa con el nombre “Eres Hermosa” sus productos que enloquecen a todas las mujeres del mundo hasta el punto de repudiar a sus parejas. Penny entiende que, como la presidenta de Estados Unidos, la joven Reina de Inglaterra, o una oscarizada actriz, anteriores novias de Max, también ella ha sido manipulada. Comienza su particular cruzada que le llevará hasta una cueva en las cumbres del Himalaya donde vive la bruja bicentenaria que enseñó a Max todos sus secretos amatorios y con la que vivirá sus más gratificantes experiencias sexuales.
En Eres hermosa Palahniuk vuelve a fustigar nuestras conciencias enfrentándonos a una realidad límite donde los valores humanos están condicionados por las apariencias y el consumismo. Bien. Pero el andamiaje narrativo que combina distopía, novela negra, intriga, aventuras, ciencia ficción, posmodernismo, arcanos… no ensambla como debiera. Tampoco los personajes resultan convincentes. Max abandonó la universidad en primero de carrera, pero en la novela se revela como un científico merecedor del Premio Nobel de Física, Química o ambos. Penny es una idealista que “quería algo más que fuera mucho más allá del feminismo en sí” (p. 12), pero al citarse con el multimillonario piensa que “ante ella se encontraba su futuro, llamándola” (p. 38), y será bautizada como “la Cenicienta del Cerebrito”.
La autodestrucción o pulsión de muerte, siempre presente en las novelas de Palahniuk, se escenifica en el insaciable deseo sexual por el que las mujeres renuncian a familia, trabajo, salud… “¿Por qué tiene que ser distinto el sexo [cuando] todo está calculado para excitarnos…”? Esa es la premisa de Max. Si satisface los deseos sexuales de las mujeres poseerá el “dominio de la especie humana entera” (p. 210).
Además de unas cuantas inconsistencias narrativas, el final, propio de telenovela venezolana, resulta esperpéntico: Penny abandona el desfile nupcial camino del altar para leer en el servicio una nota que le acaba de pasar su madre, la bruja aparece justo cuando el obispo pregunta si alguien tiene objeción al enlace, y Maxwell controla la vida de las mujeres allí presentes con su teléfono móvil. Tal vez mi lectura haya sido errónea, pero en esta ocasión Palahniuk no cumple las expectativas.