Mary Beard: "Es una locura comparar el Imperio romano con la Unión Europea"
Mary Beard
La historiadora británica, galardonada con el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales el año pasado, ha estado esta semana en nuestro país cumpliendo una apretada agenda. Además de asistir a su investidura como Doctora Honoris Causa por la Universidad Carlos III ha ofrecido dos conferencias en el Museo Arqueológico y la Fundación Telefónica sobre diversos aspectos del mundo que mejor conoce, el de la Antigüedad clásica.
Esta semana la autora de SPQR ha estado de gira por España para asistir a su investidura como Doctora Honoris Causa por la Universidad Carlos III, "por sus relevantes méritos académicos y profesionales", a propuesta del Instituto de Historiografía Julio Caro Baroja. Además ha tenido tiempo para impartir dos conferencias, la primera en el Museo Arqueológico Nacional (MAN) el miércoles, donde la cola desbordaba el jardín del edificio y solo pudieron entrar los más tempraneros; y la segunda esta tarde en el Espacio Fundación Telefónica, para la que las entradas gratuitas se agotaron una hora más tarde de ser puestas a disposición del público. Todavía permanecerá unos días en nuestro país donde el domingo comenzará en Cádiz el rodaje de un nuevo documental con Julio César como protagonista.
Pregunta.-¿Cuáles son los peligros de ver la historia con los ojos de hoy, de no contextualizar?Si hoy tuviéramos a Cicerón aquí no nos entenderíamos con él y el no entendería nada de nuestra vida"
Respuesta.- Ese es el gran peligro de los que investigamos la historia y de los que la aprenden, claro. Es complejo, porque en el caso de los romanos, ellos comparten muchos de los problemas que podamos tener hoy en día, como el vivir en una gran ciudad, pero si hoy tuviéramos a Cicerón aquí, seguramente no nos entenderíamos con él y el no entendería nada de nuestra vida. Tendemos a quedarnos solo con los paralelismos, pero siempre es en realidad un tira y afloja, un toma y daca. Es como si el historiador fuera una persona que está caminando sobre una cuerda floja. A un lado miras y ves algo totalmente desconocido y raro, y a otro lado es todo muy familiar y muy como nosotros. Para mí esta es la parte interesante de estudiar el pasado y es algo que no solo pasa con la Antigüedad, ocurre aunque estudies el siglo XIX. Tampoco hay una respuesta correcta necesariamente a eso, por lo que lo único que trato de hacer es mostrarle a la gente esas dos partes para que por un lado les atraiga la familiaridad, porque si no te ves relacionado de alguna forma contigo no puedes empatizar; y por otro lado presentar algo raro y anómalo, que gusta y ofrece un atractivo de estudio y de conocimiento.
P.- Como comentaba el otro día en el Museo Arqueológico, ¿cómo nos concierne hoy Roma? ¿Qué podemos aprender y dónde acaban estas enseñanzas?
R.- Hay que tener mucho cuidado a la hora de pretender tomar lecciones de Roma sin examinarlas. No tenemos que pensar que esas enseñanzas podemos aplicarlas sin más, sin actualizarlas. Quizá tenemos nosotros más que enseñar a los romanos que al revés. No estoy muy interesada en esos profesores e historiadores nostálgicos que piensan que Roma es algo que hay que copiar y emular. Mejor no hacerlo, créame. Pero sí pienso que la historia de los romanos, esa época de la Antigüedad, podría llevarnos a entendernos mejor a nosotros mismos, es decir, el estudio de las diferencias nos hace vernos con otros ojos, para lo bueno y para lo malo. Establecer un diálogo con esa época es una manera de reexaminarnos a nosotros mismos más que de aprender lecciones.
P.- En toda su obra late la idea de que en toda su historia, mítica y real, Roma deja claro su papel inclusivo y multicultural, ¿deberíamos recoger hoy ese mensaje? ¿Cómo?
R.- Sí, es cierto que Roma, tanto a nivel Imperio como a nivel ciudad, no solo era inclusiva, sino que además tenía una alta conciencia de serlo que estimaba mucho, porque no es lo mismo serlo por casualidad y no a propósito. Eso es algo que a nosotros nos sorprende hoy en día, pero lo que tenemos que tener en cuenta es que quizá no todo era de color de rosa, que también allí había xenofobia y marginalidad. Pero en líneas generales de esa cualidad del espíritu romano debemos sacar lecciones, porque lo describamos como lo describamos, un imperio exitoso, brutal o militarista, se construyó a base de incorporar a los extranjeros y no a base de excluirlos. Ellos lo hicieron de esa manera y nosotros, en cierto modo, estamos haciendo las cosas distintas. Aún así, la comparación no es posible a ningún nivel más que general, es una locura comparar el Imperio romano con la Unión Europea, pero aunque no nos adhiramos a su sistema, por lo menos debería servirnos para ver que existen otros caminos, otras vías posibles a las que está explotando Europa hoy en día.
La intensiva visita de Mary Beard a nuestro país se ha cerrado esta tarde con otra conferencia, pronunciada en este caso en el auditorio de la Fundación Telefónica, en la que la historiadora británica se ha explayado sobre uno de sus temas favoritos, la perspectiva feminista, el análisis del papel de la mujer en ese mundo clásico que tan bien conoce y las consecuencias derivadas de esa visión antigua en la actualidad. "Quiero reflexionar sobre la silenciacion de la mujer desde el homerismo clásico hasta la Roma imperial y sobre alguna de las formas en las que las voces de las mujeres no se escuchan en las variadas esferas de nuestro mundo actual. Una sordera generalizada en nuestra sociedad", ha comenzado.El multiculturalismo de Roma debería servirnos para ver que existen otras vías posibles a las que está explotando Europa"
Así, bajo el título de Women's speech, women's power, Beard ha hablado de los discursos que han influido en el silenciamiento de las mujeres desde la Grecia antigua hasta la actualidad y el papel que juega la mitología clásica en nuestras propias representaciones del poder, o la ausencia de este, en el caso de las mujeres. "Este tema es mucho más complicado que una simple misoginia, a lo que alguna gente quiere reducir este problema", se ha lamentado. "Hay una gran carga histórica detrás de la silenciación de las mujeres que se remonta a toda la tradición clásica grecolatina y que pervive hoy, pero ya va siendo hora de cambiarlo".