Pere Gimferrer: "Aspiro a crear un microclima en el interior del lector"
El poeta regresa a los grandes temas del amor y el paso del tiempo en Las llamas
11 abril, 2018 02:00Pere Gimferrer. Foto: Ricardo Martín
Tras El castillo de la pureza, Per riguardo y No en mis días, escritos respectivamente en catalán, italiano y castellano, regresa Pere Gimferrer (Barcelona, 1945) con Las llamas (Fundación José Manuel Lara), un poemario atravesado por los temas fundamentales que han marcado durante siglos la historia de la poesía: el amor y el paso del tiempo (esos ríos manriquianos que inexorablemente "van a parar a la mar, que es el morir")."Estos poemas, como todos los que he escrito, empiezan con un sonido que se organiza rápidamente en moldes rítmicos", explica el poeta galardonado en 1966 con el Premio Nacional de Poesía gracias a Arde el mar, todo un hito en la poesía española del siglo XX. En mayo el autor sumará a su colección de galardones el XIV Premio de Poesía Federico García Lorca, que pertenece a la categoría de reconocimientos que más agradece el poeta catalán: aquellos que premian toda una trayectoria.
La catedrática Aurora Egido, amiga y compañera en la Real Academia Española, ha sido la encargada de rematar el libro con un epílogo que ella misma califica como un collage y en el que, con una prosa muy poética, interpreta la obra y traza su contexto dentro de la producción de Gimferrer. Egido, coetánea del poeta, coincidió con él cuando ambos estudiaban en la Universidad de Barcelona. La filóloga recuerda que, tras ganar el Premio Nacional con Arde el mar, todos los alumnos de su promoción que querían escribir poesía desistieron en su empeño, conscientes de que no podrían alcanzar jamás el nivel de Gimferrer.
Pasan los años y la poesía de Gimferrer sigue rebosante de imágenes y referencias culturales explícitas y ocultas, y conserva un fulgor avivado por "trompetas de fuego", "leñerías de llama" o "la palabra de rayo del jazmín", aunque, como siempre ha insistido el autor de Alma Venus, no es necesario captar todas las capas de significado de sus poemas para disfrutarlos.
Pregunta.- ¿Qué relación tienen estas llamas con las de Arde el mar?
Respuesta.- Ambas tienen relación con Góngora. En el caso de Arde el mar no usé a Góngora directamente, no había leído el soneto o no lo retuve, y lo usé a través de una cita que hacía Alberti en Marinero en tierra. Las llamas de aquí no citan de modo expreso a Góngora, pero incluyo por lo menos un verso suyo de manera textual, que no habla de llamas: "menos solicitó veloz saeta" [poema completo al final de la entrevista].
P.- ¿Qué lecturas previas serían aconsejables para acercarse a estos poemas?
R.- Yo creo que ninguna. Poner versos precedidos de explicación, con poquísimas excepciones, es como darle a entender al lector que ha de leerse el prospecto de las medicinas. Por eso el texto de Aurora Egido está al final, no al comienzo. Sin embargo hay algunos libros muy buenos de poesía, pocos, que llevan un prólogo, que suele ser corto y en algún caso memorable; por ejemplo, los Cuatro cuartetos de Eliot; o la carta que, después de leer Marinero en tierra, le mandó Juan Ramón Jiménez a Alberti, y que el editor usó a modo de prólogo del libro.
P.- ¿Nunca le ha preocupado que su poesía resulte demasiado críptica para muchos lectores? ¿Escribe deliberadamente para unos pocos?
R.- No, no, ni lo uno ni lo otro. Hay que escribir pensando no en una cosa indefinida, imprecisa y extensa que es el conjunto de los lectores, sino pensando en la persona concreta de algún lector, ya sea un lector real o no. Pero ese lector no tiene que ser un erudito, ni un sabio, ni un poeta siquiera. Quizá me entenderá mejor si pongo un ejemplo del cine. Hay una frase muy buena de una crítica aparecida en Francia, en Cahiers du Cinéma, cuando se estrenó El ángel exterminador de Buñuel: "Contrariamente a su reputación, no es difícil entender El ángel exterminador, lo difícil es que te guste". Es decir, yo no aspiro a que me "entiendan"; si he tenido acierto en este libro, asunto que yo mismo no puedo valorar, el lector percibirá una atmósfera y unas imágenes, y esto creará en su interior otra microatmósfera, un microclima. Eso es a lo que yo aspiro. Si después este lector es además muy sabio y erudito, puede captar mil cosas en el poema, pero si no recibe lo otro, el poema será un fracaso. Por otra parte, la obra consiste en sí misma. Si Velázquez consistiera solo en Felipe IV, no lo estaríamos mirando ahora, porque Felipe IV ya nos queda un poco lejos.
El libro se abre con "El roquedal", un poema construido con una única frase que funciona como motor de arranque de todo el conjunto. "En ese poema ya se percibe la atmósfera en la que debía ir ahondando. Debía dejar que actuaran las palabras y seguir su movimiento. Esto no es ninguna apología del irracionalismo; sé que esto tiene luego un sentido poético racional, en la medida en que lo sea el lenguaje poético", revela el poeta miembro de la generación de los novísimos que bautizó Josep Maria Castellet en su célebre antología.
P.- Dice Luis Antonio de Villena que, en las últimas décadas, la poesía española se ha librado de los enfrentamientos entre distintas corrientes que había antes, en generaciones como la suya y la de los ochenta. ¿Cómo recuerda usted el ambiente poético de cuando era joven?
R.- Si la frase de Luis Antonio era exactamente así, no comparto este análisis, aunque me es indiferente. Ha habido siempre un fenómeno que no deja de repetirse: toda generación tiende a enfrentarse con la de los padres y enlazar con la de los abuelos. Esto se ha ido cumpliendo hasta hace muy poco y fue en parte la función de ciertos poetas de la llamada nueva sentimentalidad o poesía de la experiencia; dicho lo cual, soy muy amigo de Felipe Benítez Reyes, nunca hemos tenido ningún problema por esto. Esto era una ley de vida. Nos pasó a nosotros, los novísimos, con la generación del 50, respecto a los precedentes, particularmente del 27. Esos enfrentamientos son lo que Cernuda llamaba "supervivencias tribales en el medio literario", pero no creo que hayan desaparecido. Quizá es la percepción de Villena, la mía no, pero me es indiferente, porque ahora la verdad es que, como decía también Cernuda, "con mis expresas excepciones, a vuestros escritores de hoy ya no los leo". En realidad leo a bastantes, pero no a tantos como cuando tenía veinte años.
P.- Por otra parte, Luis García Montero considera que la poesía hoy tiene más peso en España que en otros países de Europa. En la misma línea, Bernard Pivot cree que en Francia la poesía es hoy "subterránea y marginal".
R.- Es posiblemente cierto, en el caso de Francia, si nos referimos a la poesía que se está publicando ahora mismo. ¿Hay poetas franceses más leídos que Apollinaire? Seguramente no, pero eso se podría decir también aquí: ¿Hay de verdad poetas con más capacidad de influencia que Góngora o Lorca?
@FDQuijano
La noche del madrigal
Una camisa de color carmínal llevarla al revés es brujería,
el sahumerio de los años ciegos:
nuestros cuerpos son inscripciones rúnicas.
Qué escribió, qué escribieron los dedos o los garfios en la piedra,
idioma no hablado, voces que no sonaban, el puñal que rasguera los trazos,
como a tientas nosotros en cabañal vacío creemos conocernos en el cuerpo,
como a tientas creemos conocer por la uña al león;
en una cena con espadachines
menos solicitó veloz saeta
en el blanco de los cuerpos en sus crucifixiones
que nosotros caímos en la noche de hierro colado,
y allí somos los dos para siempre tal vez el día de los ojos de jazmín,
la palabra de rayo del jazmín.
14-XII-2016