Bevilacqua y Chamorro, 20 años en la hoja de servicios
Lorenzo Silva publica Lejos del corazón, la undécima entrega de la serie protagonizada por la pareja de guardias civiles, con una trama en la que confluyen la ciberdelincuencia y el narcotráfico del Estrecho de Gibraltar
25 mayo, 2018 02:00Lorenzo Silva en aguas del Estrecho de Gibraltar. Foto: Carlos Ruiz
Veinte años han pasado desde que Lorenzo Silva publicó la primera de sus novelas protagonizadas por los guardias civiles Bevilacqua y Chamorro, El lejano país de los estanques (editada, como todas las siguientes, por Destino). En este tiempo han cambiado muchas cosas: el autor, los personajes, la Guardia Civil, la delincuencia y la sociedad española. Asuntos todos ellos sobre los que el escritor madrileño ha conversado con la prensa este jueves en las dependencias de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil con motivo de la publicación de la undécima entrega de la serie, Lejos del corazón.Para Silva, que reconoce no haber leído ninguna saga de más de diez títulos de otro autor, es clave tener "un protocolo de construcción de la novela" para asegurarse de no resultar repetitivo. Además de estar en contacto permanente con miembros de la Guardia Civil que lo asesoran, considera fundamental "poner las botas sobre el terreno". Así lo ha hecho con todas las entregas de la serie, que le ha llevado incluso a tierras afganas, donde situó la trama de Donde los escorpiones (2016), la novena entrega.
En esta ocasión, la pareja protagonista viaja hasta la comandancia de Algeciras, en una trama que tiene como escenario el Campo y el Estrecho de Gibraltar y en la que confluyen el narcotráfico y la ciberdelincuencia. El caso comienza con el secuestro de un joven y brillante informático que se ha hecho de oro en la cara más oscura del ciberespacio. Los responsables piden a la familia un rescate de 120.000 euros que, sospechosamente, coincide con la cantidad exacta que la víctima guardaba bajo su cama. La familia paga pero el secuestrado no aparece, y en ese punto es donde entran en juego Bevilacqua, Chamorro y otros agentes tanto de la UCO como de la comandancia de Algeciras, dando lugar a la novela más coral de la serie.
Los dos temas centrales de la novela explican que, durante su comparecencia, Silva haya estado flanqueado por los tenientes coroneles Jesús García-Fustel, jefe del Departamento de Delitos contra las Personas, y Juan Sotomayor, jefe del Departamento de Delitos Telemáticos, que han desempeñado un papel clave en el proceso de documentación del escritor para esta novela.
Aunque el subteniente Rubén Bevilacqua es diez años mayor que la sargento Virginia Chamorro, en Lejos del corazón ambos se encuentran en un periodo de madurez similar -"porque las mujeres queman etapas más rápido", apunta Silva-, y comparten, además de la veteranía, una "sensación de estar donde se debe estar", lo que les otorga cierto grado de satisfacción a pesar de los sinsabores inevitables de la vida, "que está hecha de pérdidas y cosas a medias". Hay nostalgia, por tanto, en las páginas de esta novela, pero en su justa medida, "cuidando de que no se convierta en depresión", aclara su autor.
Apuesta al negro
Para celebrar el vigésimo aniversario de la serie, Destino ha publicado de nuevo la primera entrega, El lejano país de los estanques, en edición de bolsillo con un prólogo de Paul Preston en el que el prestigioso hispanista proclama su admiración por las novelas de Bevilacqua y Chamorro.Silva ha recordado que aquella novela, que acabó ganando el Premio El Ojo Crítico de RNE, la escribió en 1995 y pasó tres años recibiendo negativas de muchas editoriales hasta que Destino la publicó en 1998. "En aquel momento fue una apuesta arriesgada publicar la novela", opina Silva, agradecido con la editorial y su responsable, Emili Rosales, también presente en el acto. "Entonces a la novela negra no se le daba importancia en España, ni a nivel intelectual ni en número de lectores. Las editoriales me decían que eso no interesaba aquí, que lo dejara", recuerda Silva, y cree que el género no funcionaba en nuestro país porque "muestra una visión crítica de la sociedad y, por tanto, requiere de una sociedad con plena conciencia democrática". Precisamente, mientras Silva pronunciaba estas palabras en la sede de la UCO, el jurado del Premio Princesa de Asturias de las Letras anunciaba como ganadora de este año a la escritora francesa Fred Vargas, una de las estrellas del género en Europa. Al conocer la noticia, Silva alabó "el carácter innovador del sistema español de premios", y recordó que él ganó con sus novelas policiacas el Premio Nadal (El alquimista impaciente, la segunda de Bevilacqua y Chamorro, en 2000) y el Planeta (La marca del meridiano, la séptima de la serie, en 2012).
Contra los estereotipos
"Cuando hace 23 años decidí que convertiría en héroe literario a un guardia civil, lo único que estaba haciendo es lo que hago desde hace muchos años: buscar buenas historias y buenos personajes. El trabajo que hay detrás es de interpretación y análisis de la realidad española, y eso me llevó a pensar que un guardia civil era muy buena opción para contar esa realidad", explica el escritor.En cuanto a la imagen que la sociedad tenía de la Guardia Civil entonces, Silva opina que "todos los estereotipos negativos, lejos de ser un inconveniente, eran una ventaja", porque eso convertía a sus miembros en "personajes inéditos como héroes en la literatura española", afirma Silva, a quien la Benemérita nombró en 2010 guardia civil honorario en agradecimiento por su contribución a la buena imagen del cuerpo.
"En 1995 faltaba la percepción de una realidad ya existente: el tránsito velocísimo de la Guardia Civil de un régimen no democrático a un régimen democrático, por decirlo de la manera más aséptica posible". La razón de que este proceso de adaptación fuera, en su opinión, rápido y sencillo -salvo el intento golpista del 23-F, que Silva considera una excepción cometida por un centenar de guardias civiles en un cuerpo que contaba entonces con decenas de miles de efectivos- estriba en que fue creada en 1844, "dentro de un Estado liberal" y, por tanto, su "arquitectura institucional" estaba diseñada para funcionar en un Estado de Derecho. El escritor recuerda que en los noventa él ejercía como abogado y tuvo ocasión de comprobar "el pleno sometimiento de la Guardia Civil al Estado de Derecho por encima de la media de otros aparatos del Estado".
@FDQuijano