Quién no
Claudia Piñeiro
15 marzo, 2019 01:00Claudia Piñeiro. Foto: Alejandra López
Claudia Piñeiro (Buenos Aires, 1960) es una escritora respetada por el gran público de su país donde ha recibido premios y sus obras han sido llevadas al cine y a la televisión. Ella conoce bien la sociedad de la que emanan sus historias y a los individuos que la forman, como se refleja en sus novelas: desde Las viudas de los jueves (2005), donde retrató a la nueva burguesía y la crisis económica que devastó la Argentina; hasta la reciente Las maldiciones (2017) en la que se decantó por un argumento político; pasando por Una suerte pequeña (2015), en la que escribe sobre una mujer que regresa a la capital con un enigma abierto sobre su pasado. Una de las claves de sus libros es la complejidad de los argumentos, a menudo aderezada con dosis importantes de intriga.En Quién no Piñeiro recoge dieciséis historias en otros tantos relatos que revelan su habilidad con el género breve. Se trata de escenas de la vida cotidiana, algunas de ellas con final abierto como sucede con frecuencia en nuestro devenir. Una madre que le practica un aborto a su hija como ya hiciera su abuela en el pasado; un padre divorciado y sin domicilio estable que se ve obligado a ocupar un apartamento para recibir a sus hijos en el cumpleaños de uno de los pequeños; un hombre del que solo tras su muerte accidental se descubre que tenía una doble vida; una pareja cuya relación se va a pique a medida que crece su fama profesional; una mujer que, tras mucho tiempo de tolerar recriminaciones sobre su hijo, se siente dominada por un deseo irrefrenable de matar; un niño que no parece entender sino la literalidad de las palabras; un hombre que regresa a su ciudad natal y sin pretenderlo se venga de su zafio, odioso y despótico padre…Algunos de estos relatos atesoran pequeños hallazgos que la autora dosifica y muestra con mimo
De esto tratan algunos de los relatos del libro. Son historias ordinarias nacidas de la imaginación poderosa de Piñeiro pero también de su observación atenta de la realidad. Muchas de ellas recogen tramas familiares en las que los personajes (hijos y padres, esposos y amantes) muestran unas relaciones nada complacientes, en ocasiones deudoras de la violencia y el misterio. Algunos de estos relatos atesoran pequeños hallazgos que la autora dosifica y muestra con mimo, como la nostalgia por las situaciones domésticas que no volverán, el placer de encontrar un espacio propio dentro de la familia o el gozo de respirar el bendito aire de Buenos Aires. Y contienen rasgos lingüísticos de un español porteño lleno de sabor.
Uno de los mejores cuentos es "Un zapato y tres plumas". En él se narra una historia de personajes humillados que durante años han convivido con el miedo y la tiranía. Sobrio en la forma, sus escenas ocultan más de lo que muestran y resulta perfecto, como una venganza dilatada que finalmente se resuelve sola.