Marpoética 2019: un colofón brillante bajo un cielo gris
La tercera edición del festival de poesía en Marbella se despide con un diálogo entre Álvaro Pombo y Antonio Lucas, y la actuación final de Christina Rosenvinge
8 abril, 2019 02:00Álvaro Pombo y Antonio Lucas en Marpoética
Ni la lluvia ni el viento fueron tan fuertes como para derribar la poesía. Las últimas jornadas del festival Marpoética, que llegó a su fin el pasado sábado, estuvieron protagonizadas por el tiempo desapacible en Marbella, la ciudad que acogía el evento. Tanto que el último viernes la organización decidió modificar el emplazamiento dispuesto para el ciclo Palabras del mar, que cada tarde se venía celebrando al aire libre en el Parque de la Constitución, por las adversas condiciones climatológicas. Afortunadamente, los versos pesaron más que el dictamen del cielo y el festival Marpoética sale reforzado tras una tercera edición exitosa que ha congregado a centenares de personas para escuchar poesía. El futuro en Marbella está abierto, pero ya cuesta imaginárselo sin Marpoética.Si Chantal Maillard y Antonio Colinas habían deslumbrado en el acto inaugural con sus disquisiciones acerca de "La poesía como revelación", no serían menos los ponentes del pasado jueves, que afrontaron el reto de discutir sobre la relación de la escritura y la huida, enmarcado en el ciclo Diálogos poéticos que se celebraba cada tarde a partir de las 20:30 horas en el Hospital Real de la Misericordia. Luisa Castro, Vicente Gallego y Mariano Peyrou formaban el destacamento de autores con una extensa obra poética durante aquella jornada, mientras que Claudia González Caparrós y Jorge Villalobos componían la nómina de poetas emergentes, aunque con una considerable trayectoria a sus espaldas.
El fuerte temporal de viento en el Parque de la Constitución no fue suficiente para ahuyentar al público que asistió al acto de González Caparrós y Villalobos. Los poetas ofrecieron una lectura dinámica y llena de variantes, derivadas de la notable diferencia en el estilo de ambos. Si el poeta malagueño se remitía a una experiencia familiar con un lenguaje claramente narrativo, la coruñesa rescataba su estancia en el extranjero con una forma de escritura más bien fragmentaria. El que a priori se presentaba como plato fuerte sería a continuación, pero había sido precedido con un muy buen primero.
"No me siento identificado con la idea de huir del mundo para escribir", explicaba Gallego en el Hospitalillo, sino que se trata más de una huida de uno mismo. "Cuando el poema se está escribiendo el autor desaparece, y es cuando la escritura aparece", añadía. El término "quitarse de en medio" estuvo presente durante todo el coloquio, siendo Peyrou el más firme defensor: "Esa idea de la literatura como escape me parece bastante antipática, pues no se trata de huir, sino de ir al encuentro de algo".
Para apoyar su razonamiento, el poeta madrileño citó a T. S. Eliot: "La poesía no es un derroche de emociones, sino un escape de la emoción; no es la expresión de la personalidad, sino un escape de la personalidad. Pero, por supuesto, sólo aquellos que tienen personalidad y emociones saben lo que significa querer escapar de estas cosas". Ningún ejemplo más sencillo que la comparación del coyote y el correcaminos con la escritura: "El que busca pero no encuentra y el que huye; el que pierde y el que gana". Eso es la escritura para Castro, que aseguró que "no siempre es un juego de éxito". Y apostilló Gallego: "De lo que verdaderamente hay que huir es de la autocomplacencia".
Un festival puente entre generaciones
El formato de la programación de esta edición de Marpoética tenía una intención muy clara: el encuentro de la poesía entre generaciones. Además, la organización dispuso con acierto que esa confluencia se prolongara más allá de los actos pero eso no se puede contar aquí. Primero leerían los poetas emergentes; después, los más veteranos. Aunque la realidad es que prácticamente todos los autores que han participado en el festival cuentan con una trayectoria muy consagrada. María Sotomayor y Sergio Navarro abrieron el pasado martes el ciclo Palabras del Mar, que se prolongó hasta el viernes con el recital de Ángela Segovia, David Leo García y Jesús Ruiz Mantilla, periodista cultural con un primer libro de poemas recientemente publicado.Ruiz Mantilla se erigió como moderador en un breve coloquio previo a la lectura de los poemas. "Mi generación ha sido aleccionadora para vosotros por haber desprejuiciado la sensación de pertenencia a algún grupo". De esta forma interpelaba a los autores, conscientes del peso de la tradición y, por tanto, de su responsabilidad a la hora de asumirla. Mientras que García, el ganador más joven en la historia del Premio Hiperión, consideraba que "la tradición es lo que sobreviene al carácter de uno mismo"; Segovia, Premio Nacional de Poesía Joven en 2017, reconoció la mezcla de tradición y contemporaneidad en su último libro, Amor Divino, con referencias a las novelas de caballerías, el cine de David Lynch o las novelas de Roberto Bolaño.
Puede que fuera éste el recital menos apropiado en la elección de los autores. Si bien es cierto que García y Segovia comparten similitudes -con matices, por descontado- en su escritura poética, el estilo de Ruiz Mantilla se aleja bastante de ellos, además de que su inclusión rompía la norma del ciclo Palabras del Mar en cuanto a la participación de poetas jóvenes. Con todo, el acto tuvo momentos de alto voltaje poético y gran emoción, sobre todo con la declamación de la poeta abulense, que esperó al silencio de las campanas en el Hospitalillo para continuar su lectura.
Aurora Luque, Jaime Siles y Carlos Pardo protagonizaron uno de los actos más concurridos de Marpoética 2019. No decepcionó la propuesta de Pardo, que reconocía con sentido del humor sentirse más cómodo en su condición de moderador del acto, teniendo en cuenta que los ponentes eran Luque y Siles, dos grandes dominadores del tema que les concurría: "La actualidad de la tradición". El poeta y periodista planteó "cómo el canon se inventa y se destruye a lo largo de los siglos" en dos partes: en la primera leerían dos poemas cada autor y en la segunda, dedicada a la mujer y su importancia en la tradición, uno cada uno.
Siles comparó la tradición con un fondo de armario. Además, "de ella no se puede salir, aunque se escriba en contra", añadió. Preguntados por el momento en el que ese pasado se ha reinventado, ambos autores coincidieron en que la tradición ha sido objeto de transformación desde el principio de los tiempos. "La tradición es elástica y por eso podemos adaptarla", aseguraba Luque, que puso como ejemplo el Ulises de Joyce. Según la poeta, el autor destruye La Odisea para reinventarla, pero en el fondo es un homenaje a Homero.
Vino y música para el fin de fiestas
No podía faltar una alusión al feminismo en este festival moderno y trasgresor. Esta vez en clave literaria y con el ojo puesto en la tradición, Luque propuso revisar algunos mitos como La caja de Pandora, un relato griego "misógino" según su criterio. Por otro lado, no deja de sorprenderse por que "algunos se sigan escandalizando por el movimiento de feminización" que ocupa nuestro presente. "El feminismo es el desarrollo lógico del pensamiento ilustrado y tarde o temprano tenía que suceder", apostilló. Más allá del coloquio, la lectura entre Luque, Siles y Pardo resultó dinámica y muy reveladora para los asistentes al acto, que conversaban satisfechos a la puerta del Hospitalillo.El broche final llegó el sábado de la mano del poeta y narrador Álvaro Pombo. Antonio Lucas, el director literario del festival, conversó con el escritor acerca de la idea de "Regresar al poema". Pombo, rostro enjuto y voz en hilo, demostró a los asistentes de un Teatro Ciudad de Marbella abarrotado que su longevidad no es tan extensa como su sabiduría, ni mucho menos como su sentido del humor. Espontáneo como siempre, desató más de una carcajada entre el público, que tuvo la oportunidad de escuchar que "la poesía es una forma de decir excepcional y tiene que provocar sorpresa en quien la lee". Además, que "una frase puede ser la inspiración para un libro entero".
Christina Rosenvinge mostró su lado más intimista en el colofón a Marpoética. Cantó y recitó en el marco de un formato que desarrollaba por primera vez. Era el fin de fiestas a un festival de cielo oscuro y poesía brillante en el que no faltaron versos en los escalones ni poemas salpicados con vino. Esa misma mañana de sábado Alejandro Simón Partal y Ángelo Néstore habían dado por concluido el ciclo "Maridaje poético", celebrado en distintos establecimientos hosteleros de Marbella, con una poesía potente y autobiográfica. Marpoética se despide pero ya espera nueva edición. La poesía sigue.