'Cartasvivas' da voz a las mujeres pioneras
Un proyecto audiovisual de la Fundación Banco Santander recupera las reflexiones íntimas de autoras y pensadoras del siglo XX como Hildegart Rodríguez, Pilar Primo de Rivera y Carmen Laforet
13 septiembre, 2019 08:20Precursoras y pioneras de su tiempo, aunque con distintos matices, a Hildegart Rodríguez (1914-1933), Pilar Primo de Rivera (1907-1991) y Carmen Laforet (1921-2004) les unía su condición de mujer. Ellas, define la escritora Nuria Capdevila-Argüelles, fueron “visionarias y tremendamente paradójicas porque no era fácil para ninguna de ellas ser quiénes fueron”. Relegadas a un segundo plano en su momento, sus palabras afloran hoy en la voz de las actrices Sandra Escacena, Consuelo Trujillo y Marian Álvarez, respectivamente, gracias al proyecto Cartasvivas que la Fundación Banco Santander, en colaboración con las universidades de Exeter y Barcelona, acaba de presentar.
A modo de cápsulas de tres minutos, aproximadamente, “este nuevo formato –explica la cineasta Paula Ortiz- no es una película ni un documental o un reportaje. Es una carta. Una carta viva. Es la voz de la intimidad traída a través de un pequeño clip que nos iluminará el pensamiento”. Ella es, junto con Capdevila, la autora de esta idea que busca recuperar la voz íntima de las pensadoras pioneras en español del siglo XX a partir de cartas y diarios interpretados por actrices.
"Hidelgart Rodríguez fue un producto matriarcal que su madre, Aurora, creó como un proyecto de una mujer revolucionaria", Sandra Escacena
La primera en dar forma a estas cápsulas, que ya se puede ver de forma gratuita y online en la página www.cartasvivas.org, posiblemente sea la más desconocida de las tres. Su historia es la más impactante de todas. Hildegart Rodríguez (1914-1933), encarnada por Sandra Escacena, era, como ella misma dice en una de sus misivas, “un producto matriarcal” que “su madre, Aurora, creó como un proyecto de una mujer revolucionaria”, comparte la actriz que la interpreta. Asesinada por su progenitora, quien sospechaba que su hija podría tener un romance ante el distanciamiento que se había interpuesto entre ambas, a los 18 años Hidelgart ya colaboraba en algunos periódicos, se había licenciado en Derecho, convirtiéndose en la abogada más joven de España, y estudiaba Filosofía y Letras, además de Medicina. A lo largo de su corta vida llegó a escribir quince libros sobre materia sexual y sociológica y fue admirada por Gregorio Marañón y Ortega y Gasset. “Ella fue de las primeras mujeres que tuvo una crítica política, trabajó con Gregorio Marañón sobre la liberación sexual y estuvo a favor del aborto y de los métodos anticonceptivos, en una época en la que no era nada fácil”, señala la intérprete de Verónica, cuyos intervención se ha construido a partir de las cartas que la pensadora escribió al padre de la sexología, Havelock Ellis, conservadas hoy en la Britihs Library.
Al contrario que Hildegart que nació en una época de aperturismo “absoluto”, apunta la actriz Consuelo Trujillo, Pilar Primo de Rivera creció en el oscurantismo de la década de los 40 y 50, en el que la mujer fue devuelta a la casa. “La mujer no solo estaba encerrada en el armario de su casa sino en el armario de la historia y era un armario que olía mal”, puntualiza. Bajo este contexto, confiesa, interpretar a Primo de Rivera fue un reto para ella puesto que no comulgaba con sus ideas ni se sentía identificada con su pensamiento. Pero a medida que fue profundizando en su personaje, la entendió un poco más. Hija del dictador y hermana de José Antonio, “Pilar nació en una familia de líderes siendo mujer. Tenía la misma iniciativa de liderar”, pero no podía hacerlo. “Y yo quería subrayar cómo ella tenía tanto afán por hacer cosas, por cambiar el mundo desde su punto de vista, y cómo lo tuvo tan difícil”. Como instigadora de la sección femenina de la Falange, que se preocupó de que las mujeres obtuvieran educación, “creo que en esa España que le tocó vivir fue una revolucionaria”.
"Pilar Primo de Rivera nació en una familia de líderes siendo mujer. Tenía la misma iniciativa de liderar que ellos pero era mujer", Consuelo Trujilllo
“Pienso que este proyecto es muy importante para sacar a la luz las palabras de las mujeres –interviene Marian Álvarez-. Estés de acuerdo o no, sea bueno o malo, la palabra nunca hay que taparla”. La actriz, que es la encargada de dar voz a Carmen Laforet, recuerda su video con emoción. “Me siento muy identificada con Carmen porque cuando me lo propusieron acababa de ser mamá por segunda vez –comparte-. Realmente no sabía nada de ella. Había leído Nada y tuve la suerte de poder releerla. Pero no sabía mucho más. No me daba mucho tiempo a llegar. Así que cuando me enviaron las cartas pensé que estaba todo ahí”. Premio Nadal en 1947, explican sus creadoras que estas cartasvivas hunden sus raíces precisamente en la publicación de De corazón y alma, el epistolario entre la escritora y Elena Fortún que en 2017 publicó la Fundación Banco Santander.
Aunque “a lo largo de la historia las mujeres hemos sido la mitad de la historia, la mitad del pensamiento, la mitad de la imaginación, no se refleja ni lejanamente en nuestra cultura, ni en los productos de nuestra cultura nada de eso –denuncia Pilar Ortiz-. Y sigue siendo necesario rebuscar en aquellos lugares ocultos que es donde está casi siempre el pensamiento de las mujeres y la construcción callada que han hecho las mujeres”.
“Es muy interesante ver cómo, precisamente porque no tenían ni la oportunidad ni el derecho a ser voz pública, ellas aun así lo desarrollaban en aquellos espacios de la intimidad como en las cartas o en los diarios –continúa-. Creo que la magnitud de estas mujeres y de sus pensamientos como estaban en cartas parecía menor y precisamente al traerlo al hoy nos damos cuenta de que no lo era”.
Dirigidas por la propia Ortiz junto con un grupo de alumnos de entre 19 y 21 años de las Universidades de Barcelona y Exeter, Elena Fortún, Isabel García Lorca, Teresa Wilms Montt, Gloria Fuertes, Carmen Conde o Pepita Pardell tomarán el relevo que desde hoy dejan ya Hildegart Rodríguez, Consuelo Trujillo y Carmen Laforet. “Se llaman cartas –cuenta Nuria Capdevila- porque es un mensaje del pasado, siempre es literatura testimonial. No nos inventamos nada. Las palabras que nuestras actrices han hecho suyas ya están escritas, ya están ahí. Lo que estamos haciendo es sacarlas del armario del pasado y colocarlas en el presente a través del cuerpo y la voz”.