Festival Eñe, el espíritu fronterizo de la literatura

“Los libros fronterizos, los que no proclaman una vocación clara y unívoca de ser ficciones, los que juegan a engañar, los que cuentan mentiras que parecen verdades… Esa literatura, siempre un paso más allá de la ficción, aunque relacionada de algún modo con ella, es la que nos recuerda el poder chamánico de la palabra y por qué seguimos contándonos historias después de tantos siglos”, argumenta el escritor Sergio del Molino, maestro de ceremonias de una undécima edición del Festival Eñe que, bajo el lema Fronterizos, reunirá entre hoy y el 23 de noviembre en Madrid y Málaga a lo más granado del mundo cultural nacional y parte del extranjero.

En la línea del aniversario del año pasado, cuando el festival cumplió su primera década de vida, la cita literaria rompe sus costuras con todavía mayor número de sus sedes madrileñas, 22, alargando sus actividades durante doce días y viajando de nuevo hasta Málaga, donde organiza varios eventos los días 22 y 23 de este mes. Antonio Muñoz Molina, Elvira Lindo, Marta Sanz, Edurne Portela, Héctor Abad Faciolince, Leila Guerriero, Juan José Millás, Manuel Vilas, Víctor Manuel, Andrés Suarez, Karina Sainz Borgo, Paula Bonet, Manuel Jabois, Carlos Alsina, Sabina Urraca, Antonio Soler, Carlos Zanón, Vicente Luis Mora, Rodrigo Cortés o Luisgé Martín, participarán en el festival serán algunos de los más de 135 autores y creadores que en más de 90 actividades profundizarán en los límites entre ficción y realidad en la literatura y en la relación de ésta con el resto de las artes.

“Para no convertirnos en lectores omniscientes y amargados, buscamos más allá de la ficción razones que nos recuerden por qué leemos”, explica Del Molino, que asegura que el Festival Eñe 2019 “será una cueva donde recrearemos ese placer sobrenatural y a veces clandestino de contar historias y escucharlas”. Y es que, según el escritor, Fronterizos “abordará cuestiones tan literarias y a la vez, en la frontera de la literatura como la relación entre ficción y realidad; la mezcla entre los géneros o los juegos de narradores que se disfrazan de cronistas”. Y a la vez plasmará ese carácter fronterizo reuniendo la literatura con formas de expresión tan diversas como la música, la ilustración, el periodismo, la gastronomía o incluso el fútbol.

Con esencia mexicana

Siguiendo el espíritu innovador que caracteriza al festival, esta edición, además de mantener todos los avances de las anteriores, introduce un nuevo elemento, el país invitado, que en esta ocasión inaugural recae en México. Así, a las habituales sedes del Círculo de Bellas Artes, corazón del festival, el Instituto Cervantes, la Real Academia Española, la Biblioteca Nacional de España o la Casa de América, se suman Casa de México y el Instituto de México con la visita de autores como Fernanda Melchor, Elda Cantú, Liliana Blum, Carlos Velázquez o Luis Jorge Boone, representantes de las nuevas voces literarias mexicanas.

Liliana Blum y Fernanda Melchor conversarán con Jorge F. Hernández, en Casa de México, precisamente sobre el concepto de frontera. Una palabra de gran peso para el país no ya solo en la literatura, sino en su vida cotidiana. Frontera como realidad, como concepto, como tema literario y como obsesión nacional. Y otro de los rasgos fundamentales de la esencia mexicana, el idioma será el hilo conductor de una mesa redonda que reunirá en el Círculo de Bellas Artes a Luis Jorge Boone, Fernanda Melchor y Jorge Valdés Díaz- Vélez, moderados por el escritor y periodista, también mexicano Jorge F. Hernández. Con más que 500 millones de hablantes en el mundo, estos autores reflexionarán sobre el español, su riqueza recorriendo los muchos rostros de nuestro idioma.

Violencia, poshumanismo y flâneurs

A partir del pistoletazo de salida se sucederán encuentros de lo más diverso, como el que reunirá a tres exponentes de la dura y cruda realidad sin la pátina de la ficción literaria como Miguel Ángel Hernández, Adolfo García Ortega y Julian Hebert, cuya obra aborda la violencia en estado puro y las historias más desgarradoras. La violencia será también el punto de partida del encuentro entre Martín Caparrós, Edurne Portela y Carlos Velázquez, quienes en Contar lo que nadie quiere saber: violencia y literatura profundizarán en cómo mirar de frente a cuestiones a las que cuesta enfrentarse.

La tecnología, su desarrollo y su influencia en el futuro de la Humanidad serán algunas de las cuestiones que abordarán Luisgé Martin, Marta Garcia Aller y Ramón del Castillo en la charla ¿Hacia el Apocalipsis o hacia la Arcadia?, donde analizarán como los avances en tecnología y ciencia quirúrgica hacen casi posible que nos planteemos que el homo sapiens tal y como lo conocíamos está dando paso a algo nuevo.

Los testimonios en primera persona en los que la voz narrativa remite a los propios infiernos del autor y las memorias familiares, reales o inventadas serán claves de Entre visillos: escrituras contra el pudor, mesa que reunirá a María Moreno, Margarita Leoz y Rodrigo Muñoz Avia. Por su parte Sabina Urraca ofrecerá en Escríbete algo una reflexión en clave de monólogo sobre los efectos que las historias reales tienen en las gentes que salen en ellas. Además, en La ciudad y sus alrededores tendremos la oportunidad de adentrarnos en los rituales de Marta Sanz, Jacobo Armero y Jorge Luis Boone, quienes descubrirán su faceta de “paseantes de ciudades”. Paseos ya sean reales o inventados pero que guían al lector por paisajes urbanos desde la mirada del narrador.

Nuevos lenguajes, viejas ideas

Otra seña de identidad de Eñe es la mezcla ecléctica de disciplinas, que en esta edición fronteriza incluye el cruce entre literatura y performance, radio, ilustración o música. Radio y literatura tienen un indiscutible vínculo y de este vínculo tratarán dos de las mesas redondas que acogerá el Círculo de Bellas Artes. Karina Sainz Borgo conversará con Carlos Alsina sobre la delgada línea que separa la conversación del arte literario. Por su parte, La tabarra como una de las bellas artes reunirá a Juan Gómez Jurado, Rodrigo Cortés y Artu

Poesía y performance se reunirán en la propuesta de Los Peligro, Polipoesía rabiosa y de actualidad, un espectáculo de poesía escénica en el que se repasan en clave de humor duras realidades de la sociedad actual como la situación de los trabajadores autónomos, el paso del tiempo o el mito del emprendimiento. Además, Ángela Segovia y Maria Cabrera harán un recorrido, acompañado de la música de la chelista Lucía González, en De Joan Brossa a la joven poesía actual (pasando por Chema Madoz) recuerda uno de los textos más destacados del poeta catalán, el Fotopoemario, un mano a mano con el fotógrafo Chema Madoz en el que uno ofrecía una imagen y el otro respondía con un poema.

La performance será también el lenguaje escogido por Nuria Figueras en la propuesta Rostros, en la que esta artista Ásperger es capaz de componer obras únicas a través de cientos de letras aplicadas, una a una, con sellos de tinta, correspondientes a poemas, canciones o textos literarios. Por su parte, el brasileño Adão Iturrusgarai conversará con la periodista María Martin sobre el poder narrativo de la viñeta un género con el que el autor ha recorrido y contado la historia reciente de su país. Miguel Espigado mostrará en Vacaciones en Babia su fusión entre la narración oral, la música electrónica y la performance. Mientras que Fidel Moreno ofrecerá una escucha guiada de canciones en español que invitan a transgredir las fronteras.

Como colofón, el festival echará el telón con su clásica actuación musical, que este año estará en manos del binomio Andrés Suarez y Elvira Sastre. Una dupla que en su espectáculo Desordenados, que podrá verse en el WiZink Center el próximo 21 de noviembre, combinan poesía y música, desordenan y reconectan sus voces para así dar lugar a algo nuevo y único donde demuestran la unión entre palabra, verso y música. “Periodistas, poetas, ensayistas, monologuistas y artistas inclasificables demostrarán que la literatura sigue siendo una fiesta viva que se resiste a la disección del filólogo y la mortaja del museo”, concluye Del Molino.