Ali Smith. Foto: Sarah Wood

Ali Smith. Foto: Sarah Wood

Letras

'Chica conoce chico', de Ali Smith: amores gais en las Tierras Altas de Escocia

La escritora transforma en una novela corta el mito clásico de Ifis, la muchacha a la que cambian de sexo en 'La metamorfosis' de Ovidio

22 junio, 2022 03:08

“Fui pájaro, fui arbusto, fui hembra y varón, fui pez en el mar”, dijo Heráclito, intentando explicar la naturaleza del devenir. Quizás esa idea inspiró a Ovidio, que en el libro IX de La metamorfosis narra la historia de Ifis, la muchacha cretense a la que Isis cambió el sexo para que pudiera casarse con la joven Yante. La escritora escocesa Ali Smith (1962) seleccionó esta historia cuando una editorial británica le pidió que eligiera un mito y lo transformara en una novela corta.

Chica conoce a chico
Ali Smith
Traducción de Magdalena Palmer Nórdica, 2022. 165 páginas. 19,50 €

Ifis y Yante se convirtieron en Anthea y Robin, dos muchachas que viven un idilio en las Tierras Altas de Escocia, un territorio trufado de prejuicios y contaminado por el espíritu de un capitalismo depredador. Imogen, la hermana de Anthea, se resiste a emplear la palabra lesbiana. No le agrada el romance con Robin, una joven inconformista que realiza pintadas contra la explotación laboral y el patriarcado. Ambas hermanas trabajan en Pure, una compañía de agua embotellada dispuesta a todo para obtener beneficios, pero mientras Imogen sueña con prosperar, Anthea fantasea con la quiebra de la empresa, pues no soporta su falta de ética.

Smith desdeña la posibilidad de componer un relato ajustado a los cánones del realismo. La trama discurre al margen de las normas sintácticas y las reglas del espacio y el tiempo. Proliferan las elipsis, las frases incompletas, los largos paréntesis, las incongruencias deliberadas. El estilo es una explosión de alusiones a la literatura, el cine, el arte y la música. El lirismo convive con el apunte filosófico, lo arcaico, clásico y tradicional se mezcla con lo moderno, heterodoxo y provocador.

[El Reino Unido resquebrajado de Ali Smith]

La prosa de Smith, plagada de meandros, metáforas y piruetas, convoca indistintamente a Shakespeare, James Bond, Kipling, Joyce, Pink Floyd y los Beatles. Chica conoce chico no es una simple novela, sino una reflexión sobre la identidad, el cambio y la pluralidad: “me transformé de piedra a serpiente en tres simples movimientos”. El amor no es un simple intercambio sentimental, sino un milagro que permite a un gato transformarse en “una pluma” y “desafiar la gravedad”. Su tendencia natural no es la línea recta, sino la espiral que se expande sin fin.

Al igual que el relato de Ovidio, Chica conoce chico desemboca en un final feliz, que puede ser interpretado como un alegato a favor de la diversidad. No me parece improcedente atribuirle el calificativo de novela metafísica. Smith define el amor como un desplazamiento telúrico que modifica la realidad cotidiana. No se trata de un simple fenómeno sociológico y político, sino de una auténtica conmoción ontológica. Gracias al amor que en otro tiempo no se atrevió a decir su nombre, el pasado vuelve a la vida.

'Chica conoce chico' posee la consistencia de los clásicos grecolatinos y la desfachatez de una canción pop

Los abuelos de las protagonistas se ahogan en la espuma de un futuro remoto, pero regresan al presente para reescribir el pasado. El tiempo no es una sucesión de compartimentos estancos, sino una totalidad que ofrece la posibilidad de avanzar y retroceder. En el inconformismo de Robin late la rebeldía de las sufragistas. La literatura de Ovidio prefigura el talante transgresor de Virginia Woolf, que inventa personajes capaces de alterar su identidad sexual. Existir no es permanecer, sino cambiar sin tregua.

Ali Smith se pregunta qué son los mitos. ¿Obras del subconsciente social o creaciones de la imaginación? Reacia a lo discursivo y explícito, ahorra al lector una respuesta. Eso sí, desliza que el ser humano es algo más que un yo cerrado. Nuestra especie es creatividad infinita. Kipling no se equivocó al proclamar: “Tuya es la tierra”, pero en realidad debería haber dicho: “Tuya es la tierra, el mar, el cielo, el tiempo, la historia, el universo”. Chica conoce chico posee la consistencia de los clásicos grecolatinos y la desfachatez de una canción pop. Más que un libro, es uno de esos centauros con los que soñó Nietzsche, ebrios de gay saber.