'La edad del vicio': al servicio de Su Majestad la mafia
Deepti Kapoor es una escritora perspicaz con mucho que decir sobre la Delhi moderna y las condiciones que dieron origen y que sostienen a la organización mafiosa de la India
8 marzo, 2023 02:19La segunda novela de la periodista Deepti Kapoor (Uttar Pradesh, India, 1981), La edad del vicio, es un thriller de lujo ambientado en Nueva Delhi que cabalga con tanta habilidad entre la ficción comercial y la literaria que casi con toda seguridad moverá muchas unidades, como he oído decir a los editores hablando de sus éxitos de ventas. En el libro hay ecos de El padrino, de Mario Puzo, por sus depredadores mafiosos, y de ¿Quiere ser millonario?, de Vikas Swarup, la novela de 2005 en la que se basó la película de Danny Boyle Slumdog Millionaire.
En La edad del vicio no hay programa concurso, pero sí un chico pobre que se cuela por la puerta trasera en un conventículo de sibaritas degradados. El muchacho ve cosas que hacen que quiera desenroscarse los globos oculares, limpiarlos y volver a enroscarlos.
La novela fue seleccionada por el club de lectura Good Morning America para enero, y FX la ha adquirido para producir una serie. Es fácil entender por qué se le ha prestado tanta atención. Kapoor es una narradora nata. Su novela procura los placeres de la destreza narrativa. Se mueve –al menos al principio– como sobre raíles.
Lo que la autora no brinda, salvo en contadas ocasiones, son los placeres de la sutileza. A lo largo de más de quinientas páginas, la elegancia del libro se vuelve algo superficial, y la magia, en ocasiones, en trucos. Su extensión puede tener también efectos perjudiciales. Lo que podría haber sido un entretenimiento vigorizante y temperamental, en el elevado sentido que Graham Greene daba a esa palabra, se dilata .
Deepti Kapoor, que creció en el norte de India, ha trabajado como periodista en Nueva Delhi y ahora vive en Portugal, tampoco ofrece, una vez más salvo en contadas ocasiones, los placeres de la interioridad. Los cuerpos sexis (todos son guapísimos), los detalles que denotan el estatus, las emboscadas, las crepitantes escenas de lucha que hacen que los personajes parezcan avatares de videojuego, las revelaciones “demoledoras”, se amontonan.
En el libro hay ecos de 'El padrino', de Mario Puzo, y de '¿Quiere ser millonario?', de Vikas Swarup, la novela en la que se basó la película de Danny Boyle 'Slumdog Millionaire'
Los personajes (el periodista conflictivo, el hijo diletante de un hombre rico, el chico con los ojos muy abiertos de una lejana zona rural) resultan familiares. Las ideas políticas no son demasiado sutiles. Un Mercedes atropella a cinco pobres, entre ellos una mujer embarazada, en la primera página, por ejemplo.
En Audible, el libro seguramente haría más llevadero un pesado viaje en coche a través del país. Pero querer más de una novela de lo que se obtiene con una buena velada de Netflix no lo convierte a uno en un esnob. Seguí leyendo, a veces con admiración, pero mentalmente abandoné la lectura en busca de sutilezas hacia la página setenta y cinco.
La edad del vicio gira en torno a Ajay, que creció en circunstancias desesperadas en Uttar Pradesh, un estado del norte de India. Sus padres eran recolectores de basura que raspaban manualmente las heces de las letrinas secas. Tras un accidente con una cabra, a su padre lo mataron, y su hermana aparentemente fue obligada a prostituirse.
A Ajay se lo llevan y lo venden como criado para saldar una deuda. Acaba entre personas decentes que lo tratan bien y lo educan. Por inverosímil que parezca, luego se convierte en ayudante personal y guardaespaldas de Sunny Wadia, un playboy medio ilustrado, vástago de una conocida familia de la mafia de la India. Sunny tiene aspiraciones artísticas y morales. Él y su pandilla de monstruos civilizados viven a lo grande y viven muy bien. Ajay los ve por primera vez fuera de la gran ciudad.
Se tragan los lugares a los que van, los invaden, los colonizan y siguen adelante. Es el dinero. Aquí quieren pastel de nueces; allí, crepes de plátano. Les gusta este strogonoff. Piden platos de una cafetería para que se los sirvan cuando ya están en la siguiente. Se sientan en el Purple Haze y piden platos de MoonBeam.
Kapoor tiene tantos dones que parece de mal gusto querer más de ella que esta extensa novela pop
A Ajay le toca limpiar después de las noches salvajes de Sunny y llevarle su “agua de limón caliente con cúrcuma rallada”, sus cruasanes recién hechos y sus periódicos, y prepararle el baño a la mañana siguiente. También es tarea suya proteger a Sunny. Aprende a pelear y no tarda en convertirse en un auténtico cachas a lo John Wick. Rompe huesos, fractura cráneos y degüella a los enemigos como el que no quiere la cosa.
La tercera protagonista es Neda, una periodista cuyo periódico está trabajando en un artículo que relaciona a la familia de Sunny con una serie de delitos, entre los que destaca un plan para desalojar los suburbios y empobrecer aún más a sus habitantes. Sin embargo, Neda se siente atraída por Sunny y su vida, y comienzan un romance. Kapoor tiene ojo cinematográfico.
En la novela hay muchos momentos de gran atractivo perfectos para un guion: recorridos en moto a través de los arrozales vistos como desde un dron; caladas pensativas a cigarrillos; matones acechantes; vuelos en aviones privados; salas VIP; duchas al estilo Silkwood para quitarse de encima las malas decisiones; bandas de hombres casi desnudos cubiertos de grasa que surgen de las cunetas, como salidos de un sueño febril de Cormac McCarthy, para sembrar el caos.
La autora puede ser una escritora perspicaz con mucho que decir sobre la Delhi moderna y las condiciones que dieron origen y que sostienen a la organización delictiva de Wadia. En la historia fracturada del paria Ajay se perciben vínculos con novelas como Tigre blanco, de Aravind Adiga, o Cómo hacerse asquerosamente rico en el Asia emergente, de Mohsin Hamid.
Sin embargo, a medida que La edad del vicio avanza, las exigencias de la trama parecen aplastar cualquier flor en forma de complejidades que intente brotar.
La edad del vicio es la primera novela de un proyecto de trilogía. Dicen que las dos palabras más tristes de la lengua inglesa son “¿qué fiesta?”, pero “proyecto de trilogía” no les van muy a la zaga. Kapoor tiene tantos dones que parece de mal gusto querer más de ella que esta extensa novela pop. La autora ha apuntado a un objetivo, y lo ha pulverizado.
Mejor ella en la lista de los más vendidos que la mayoría de los que están. ¡Viva el nuevo Puzo! Cuando empiece la serie de FX, cogeré las palomitas.
Una chica buena
En alguna entrevista, Kapoor ha explicado que de joven fue “una chica buena y recta” que estudiaba periodismo en Nueva Delhi, pero que a los 20 años su vida dio un vuelco, por la prematura muerte de su padre y por una relación tumultuosa que terminó en tragedia y que narró en su primera novela, A Bad Character, de 2014.
© The New York Times Book Review. Traducción: News Clips