Claire Fuller. Foto: Adrian Harvey

Claire Fuller. Foto: Adrian Harvey

Letras

Otra pandemia, y esta vez mucho peor: la terrorífica distopía de Claire Fuller

'La memoria de los animales' revela cómo los humanos son capaces de las mayores atrocidades en situaciones límite y que las sociedades idílicas son un sueño.

1 junio, 2024 01:21

Esta distopía de Claire Fuller (Oxfordshire, 1967) pone al descubierto que las sociedades idílicas son un sueño cada vez más lejano. Si hemos conocido en el siglo XXI una pandemia real de crueles dimensiones universales, La memoria de los animales de Fuller presenta una hecatombe vírica que va a acabar con la humanidad.

La memoria de los animales

Claire Fuller

Traducción de Eva Cosculluela. Impedimenta, 2024. 313 páginas. 23,95 €

Fuller ha demostrado con un puñado de obras su talento para penetrar en el alma de protagonistas que sobreviven en situaciones sociales extremas y violentas. En esta nueva historia lleva hasta los límites la devastación producida por una misteriosa pandemia. La protagonista y narradora, Neffy, una joven bióloga marina, se ofrece como voluntaria en un ensayo clínico para encontrar la vacuna que salvará al mundo de un virus letal que está avanzando a pasos agigantados.

Mientras Neffy y otros voluntarios viven encerrados en un centro médico, la infección mortal crece en el mundo exterior. Como en todas las distopías, la de Fuller demuestra que en situaciones de supervivencia límite se despierta la memoria animal y los humanos son capaces de las mayores atrocidades, pero también se revelan algunos rasgos de creatividad y solidaridad. La novela, mucho más impactante y estremecedora hacia el final, cuando el pánico ante la desaparición del mundo provoca escenas terribles, se desarrolla en tres planos.

La línea principal de la historia da cuenta del día a día de los participantes en la prueba, cuando el centro ha sido abandonado por todo el personal, y les han dejado a su suerte tratando de encontrar comida, agua y organizarse en el interior, porque intuyen que solo quedan infectados y muertos fuera de su mundo cerrado en el que se creen protegidos. En este abismo de pánico, salvo Neffy, los personajes resultan algo esquemáticos. Crece la intriga y la novela cobra una gran potencia descriptiva cuando se confirma el horror de lo que sucede en el exterior.

En otro plano se engarzan las cartas que Neffy escribe a un pulpo hembra, llamado H, al que cuidó en uno de sus trabajos en un laboratorio marino. Entre alegato animalista y cuento tierno de mascotas, esta correspondencia imaginativa es una curiosa estratagema para escapar de un presente terrorífico.

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Por otro lado, y este es el nivel más cercano y profundo en las relaciones humanas, la protagonista se embarca, mediante un dispositivo de León, uno de sus compañeros de encierro, en unos viajes realistas y vívidos a su pasado. A través del "Revisitador", Neffy vuelve a la costa griega donde su padre tiene un hotel y se reencuentra con su yo niña disfrutando del padre amado.

La historia de amor de Neffy con el hijo del nuevo esposo de su madre, su infancia itinerante con una madre descuidada y tierna, la enfermedad del padre, toda esa parte de su vida lejos del destierro hospitalario nos llega gracias a sus visitas al pasado.

La fabulación de volver a revivir el pasado es un intento conocido en el cine y la literatura; en estos trances de Neffy se le permite reencontrarse con unos momentos de felicidad que le darán fuerzas para despertar en la desesperante pandemia en la que ella parece ser la única inmunizada de la humanidad. La esperanza que surge al final de la novela, en medio de la muerte imperante, ayuda a vislumbrar un lejano viaje hacia un posible futuro.