Ángeles Caso. Foto: A. Montero

Ángeles Caso. Foto: A. Montero

Letras

Ángeles Caso: "Los museos están llenos de cuadros mediocres hechos por hombres y no se cuestiona"

La escritora, que acaba de recibir el premio Maga de Magas, recupera 'Las olvidadas', un ensayo que abrió una veta entonces inédita reivindicando a grandes creadoras.

18 junio, 2024 02:16

Ahora que de todo han pasado veinte años, Ángeles Caso (Gijón, 1959) celebra lo que supuso entonces Las olvidadas. Una historia de mujeres creadoras. Edad Media y Siglos de Oro (Lumen), un ensayo en el que reivindicaba a creadoras como Hildegarda de Bingen, Sofonisba Anguissola, Artemisia Gentileschi y Luisa Roldán.

Caso partía de la certeza de que el relato histórico que hemos recibido se generó en el siglo XIX, "que fue el más patriarcal de todos, al menos en nuestro mundo", dice la escritora.

"Los sabios de aquel entonces no concebían que una mujer pudiese hacer nada importante, así que, a las que se iban encontrando en sus investigaciones, simplemente las tachaban. Construyeron un relato totalmente androcéntrico y falso, acientífico, en el que borraron a la mitad de la humanidad. Lo triste es que hemos ido heredándolo sin cuestionarlo, al menos hasta que en los 70 las historiadoras feministas empezaron a mirar el pasado con otros ojos", añade.

Pregunta. ¿Por qué durante tanto tiempo nos ha parecido normal que la escasa obra de esas grandes pintoras olvidadas durmiera en los sótanos de los museos?

Respuesta. Porque eran contempladas con prejuicios, igual que tradicionalmente hemos sido contempladas con prejuicios las escritoras. Como historiadora del arte, he debatido a veces con algún responsable de algún gran museo sobre ese tema. Creo que no se molestaban en mirarlas con respeto. Y también está esa exigencia de excelencia que recae sobre las creadoras femeninas y no sobre los masculinos. Puede que algunas de esas obras de pintoras sean mediocres, pero los museos están llenos de cuadros mediocres hechos por hombres, y eso no lo cuestiona nadie. A nosotras siempre se nos exige más para ser valoradas.

P. ¿Qué dice de nuestra sociedad el éxito de la exposición Maestras, celebrada el año pasado en el Thyssen?

R. Hace tantos años que me dedico a reconstruir la genealogía cultural femenina a través de diferentes formatos, en libros, artículos, conferencias, cursos, programas de radio, etc., que no me causa ninguna sorpresa. Como dijo la historiadora Gerda Lerner: "Una mujer se transforma cuando descubre que tiene una historia". Sé bien lo ansiosas que estamos todas por descubrir que no procedemos de una masa amorfa y gris de mujeres que se han pasado la vida pariendo y cuidando de los pucheros.

P. ¿Realmente han desaparecido los prejuicios sobre las creadoras...?

R. Van desapareciendo, sí, pero muy lentamente. Hay un gran esfuerzo por reconstruir el relato contando con la mitad de la población humana, pero también hay una fuerte reacción en contra. Y a veces te la encuentras donde menos te lo esperas, en ciertas mujeres del mundo académico, por ejemplo, que siguen empeñadas en transmitir la historia como un todo androcéntrico y se niegan a revisar lo que les han enseñado.

P. ¿Qué queda por conseguir o conquistar?

R. Creo que aún hay algo fundamental, que todo esto llegue a la enseñanza en los niveles básicos. No basta con poner unos recuadros en las esquinas de los libros de texto con dos o tres nombres de mujeres excepcionales, como se ha hecho con la última ley de educación. No es eso. Lo importante es empezar a transmitirles que el sexo femenino ha sido tan protagonista de la construcción de las sociedades como el masculino. Y no veo que las cosas vayan por ahí.

"Los jóvenes sin prejuicios machistas sobre las creadoras tendrán vidas mucho más ricas"

P. Apuntaba en 2005 que todavía hay muchos hombres que no leen libros escritos por y sobre mujeres, pensando que su autora es "otra de esas pesadas feministas". ¿Las nuevas generaciones han superado ya esos ideas predeterminadas?

R. Creo que muchos chicos se han librado ya de ese peso tan lamentable, sí, y han asumido con normalidad que las mujeres podemos ser tan buenas creadoras como los hombres. Tendrán vidas mucho más ricas, seguro. Pero también están los chicos que se están criando en la reivindicación burda del patriarcado y del machismo y, por lo que parece, cada vez son más, animados por las corrientes políticas de ultraderecha. Eso es muy preocupante, porque no afecta solo a lo que leen o al cine que ven, afecta a sus vidas al completo y a la de las mujeres de sus círculos.

P. De las mujeres que reivindica en Las olvidadas, ¿quién es su favorita?

R. Me cuesta mucho elegir a una, pero, si tuviera que hacerlo, quizá me quedaría con Hildegarda de Bingen, que me parece una auténtica gigante. Por su rebeldía, por el poder y la influencia que logró tener, por su capacidad creativa como escritora y como compositora y por sus enormes conocimientos científicos y médicos. Un personaje único en su tiempo, entre las mujeres y entre los hombres.

P. ¿Y de las protagonistas de Las desheredadas, las creadoras del XVIII y XIX?

R. Le digo lo mismo, solo una es difícil. Pero digamos que me quedaría con Emilia Pardo Bazán. Fue mucho más que una gran escritora, fue una gran intelectual y también "la madre" del feminismo español. Se proclamó "feminista radical" en una fecha tan temprana como la década de 1880 y siempre ejerció como tal, en su obra y en su vida. Probablemente fue la primera española en usar ese término. Y, sin embargo, aún no le hemos reconocido todos sus méritos.

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P. ¿Para cuándo el volumen sobre el siglo XX?

R. Mi idea sería hacer una trilogía, con un tercer volumen que cubra las primeras décadas del siglo XX, que son apasionantes. Pero no es fácil: necesitaría muchísimo tiempo, y ahora no dispongo de él.

P. ¿Alguna vez añora la fama que "disfrutó" en los 80, cuando presentó el telediario?

R. ¿Cómo voy a añorar una fama que detestaba? Hui de todo eso voluntariamente, a conciencia. No, yo me fui de aquel mundo para regresar al mío propio, el que me pertenecía desde niña, el de la literatura, la creación, la reflexión, la investigación… Y en este es donde me siento feliz.

P. Acaba de conquistar el premio Maga de Magas por Las desheredadas. Al menos en eso hemos mejorado, porque antes a mujeres poderosas, libres y valientes como usted las llamaban brujas…

R. ¡A mí me encanta que me llamen bruja, no se crea! Tengo una camiseta en la que he bordado yo misma la frase "Somos las hijas de las brujas a las que no pudisteis quemar". Pero lo de Maga es estupendo. Al fin y al cabo, es como ser una bruja buena, utilizar el poder para hacer el bien y no el mal. Y a mí hacer el bien es algo que me importa muchísimo. Siempre he procurado que mi vida esté regida por la ética y el respeto a los demás. Y en "los demás" incluyo a todos los seres vivos.

P. Por cierto, ¿qué le hace más ilusión del premio?

R. Compartirlo con otras mujeres a las que admiro muchísimo, Elvira Lindo, Susanna Griso, Rosa Montero, Almudena Ariza. Y Victoria Prego, que fue uno de nuestros grandes ejemplos y a la que debo muchos consejos y mucho apoyo en momentos difíciles. ¡Qué magnífica compañía!