Sally Rooney. Foto: Kalpesh Lathigra

Sally Rooney. Foto: Kalpesh Lathigra

Letras

'Intermezzo': Sally Rooney, el gran talento de su generación, vuelve con una novela de carne y hueso

La escritora irlandesa retrata a dos hermanos antagónicos en esta obra, en la que se aproxima al amor y a la sexualidad con precisión y naturalidad.

1 octubre, 2024 01:50

Sally Rooney (Castlebar, Irlanda, 1991) rechaza las etiquetas de "gran escritora de los millenials", o "la nueva Jane Austen", y mucho más detesta la fórmula de "la Salinger irlandesa". Puestos a comparar, su estilo es bastante más cercano a la exactitud de las descripciones emocionales de los personajes de Henry James, a quien admira, que al nerviosismo veloz de Holden Caulfield, el narrador y protagonista de El guardian entre el centeno.

Intermezzo

Sally Rooney

Traducción de Inga Pellisa. Random House, 2024. 409 páginas. 22,90 €

Lo que está claro es que Rooney ha logrado desde su primera novela, Conversaciones entre amigos, con solo veintiséis años, un entusiasta aplauso en todo el mundo. Obtuvo en 2017 el Premio Escritora Joven del Año del Sunday Times y el diario The Observer la reconoció como el talento más prometedor de su generación. Con Gente normal, su segunda obra, recibió el British Book Award a la mejor novela del año y estuvo nominada al Man Booker Prize. La magnífica adaptación por la BBC de dicha obra completó su estrellato internacional.

Intermezzo, lanzada este otoño al mismo tiempo en varios países, es su cuarta novela, después de Dónde estás, mundo bello, acogida igualmente con reconocimientos y éxito de ventas. Aunque se ha dicho que Sally Rooney escribe de amor y amistad en los tiempos de las redes sociales y que es la voz de su generación, la novelista irlandesa tiene una formación profundamente clásica: las diferencias sociales, los marcos familiares y el realismo de la narración son para ella fundamentales.

En Intermezzo lo vuelve a demostrar. Una trama sencilla bien organizada, los dos personajes principales, en este caso dos hermanos, extraordinariamente perfilados, un narrador omnisciente con reflexiones inteligentes, hechos cotidianos sin alejarse de Dublín y una sucesión de acontecimientos que no exige grandes esfuerzos intelectuales. Hay que añadir una aproximación a la sexualidad con precisión y naturalidad y sentimientos dubitativos y muy contemporáneos sobre el amor.

El punto fuerte de Rooney es una especie de puntillismo psicológico y en ese campo no tiene nada que envidiar a algunos grandes escritores decimonónicos. La diferencia estriba en la poca hojarasca, en las elipsis descriptivas y en que no hay comillas ni guiones en los diálogos. Así anuncia un inminente "bajón" de Peter, el hermano mayor: "Solo en el piso, con los radiadores crepitando. Las paredes grisáceas. ¿Estás teniendo una crisis nerviosa o qué? La pantalla se ilumina con un mensaje de Sylvia: ¿Te ves con fuerza de dar un paseo? Nada agotador".

En esta novela la indagación emocional se centra en las interacciones entre los hermanos Koubek, Peter e Ivan, y las relaciones de cada uno de ellos con las mujeres y con su entorno. Peter, un seductor abogado de treinta y dos años, bien instalado entre los yuppies dublineses, se debate entre dos mujeres, su antigua novia, una elegante profesora de literatura, que ha sufrido un accidente, y Naomi, una joven estudiante sin familia, superviviente, muy sexy, que se aprovecha de los hombres y trapichea con drogas.

Por su parte Ivan, el hermano pequeño, de veintidós años, guapo pero con aparato dental, es un genio del ajedrez, le cuesta relacionarse con el mundo, vive en un piso compartido y se enamora de Margaret, una gestora cultural catorce años mayor que él. Peter considera que su hermano es un niño y un inadaptado, e Ivan piensa que Peter es superficial y narcisista.

"Peter es la clase de persona que se desliza por la vida sin el más mínimo roce. Habla mucho por teléfono, come en restaurantes y dice que tal escuela filosófica ha sido refutada. En su día los sentimientos de Ivan hacia él eran más negativos, rayando incluso en la enemistad declarada, pero ahora definiría esos sentimientos como neutrales", esto piensa el hermano pequeño.

Por su parte, Peter queda espantado ante el traje que Ivan lleva en el funeral del padre: "Sacado tal vez de alguna tiendecilla de segunda mano con olor a humedad que recogía dinero para la clínica de cuidados paliativos del pueblo, pagado en metálico y metido hecho un gurruño en una bolsa reutilizable para llevárselo a casa en la bici". Resultan casi de dos universos sociales diferentes, los hermanos.

De las páginas de sally Rooney se desprende una verdad nítida, comprensiva, hermosa y sin estridencias

El padre de los Koubek, emigrante eslovaco, acaba de fallecer. El peso de la pérdida y un duelo soterrado marca las vidas de los dos. La madre, irlandesa, esnob, separada del padre desde hace tiempo y casada de nuevo, no mantiene una relación fluida con sus hijos. Gente normal, tal como ya anunciaba el título de la segunda novela de Rooney. Personas de carne y hueso, con los sentimientos del resto de los seres humanos: vulgares, envidiosos, altruistas, desordenados o coherentes, según las circunstancias.

Y esos protagonistas verosímiles y cercanos están vistos por un narrador en tercera persona instalado en el alma de los personajes, entrando y saliendo con sutileza de lo interior a lo exterior. Un narrador omnisciente que reconstruye las personalidades de todos los implicados, aunque son los dos héroes masculinos los que están más implicados en la experiencia humana cotidiana. Lo sobresaliente es el dominio de la autora al plasmar las identidades de los dos protagonistas.

La alternancia en la composición (se van contando las dos historias por turno, o mezcladas, lo que en cine sería un montaje paralelo) dota a la narración de dinamismo. A veces los dos hermanos se cruzan, o se distancian, y también los destinos de las mujeres que los acompañan se imbrican unos con otros, creando un conjunto humano construido con empatía.

Estos seres, que evolucionan en el amor o en el desarraigo, están a veces al borde del abismo vital; otras, exultantes de emociones, como Ivan después de hacer el amor con Margaret: "¿Es esto lo que se siente cuando uno consigue lo que quiere?, piensa. Desear, y al mismo tiempo tener, deseando aún, pero colmado. Ha sido precioso, gracias. Ah, estoy muy feliz, dice Ivan. O, no sé, no es esa la palabra. Ella tiene ya los ojos cerrados".

Sally Rooney domina como pocos autores el thriller mental. Intermezzo es una obra que se impone como un espejo en las mentes de los seres humanos que la pueblan. Las vidas paralelas, pero distantes, de Peter e Ivan se encaminan hacia puntos en suspenso. Eso es lo que logra enganchar sin necesidad de salir de un ámbito relativamente reducido. Seguimos a dos cerebros divagantes, enamorados, confusos, con culpabilidad o éxtasis, hasta conocerlos perfectamente. De las páginas de Rooney se desprende una verdad nítida, comprensiva, hermosa y sin estridencias.