Elena Garro. Foto: Barry Domínguez / CNL-INBA

Elena Garro. Foto: Barry Domínguez / CNL-INBA

Letras

Elena Garro y Octavio Paz, un matrimonio desdichado

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Elena Garro (Puebla, 1916 – Cuernavaca, 1998) está volviendo a ser editada. Drácena publicó Reencuentro de personajes en 2016, como testificó entonces El Cultural, y ahora Cátedra recupera Recuerdos del porvenir y Bamba Editorial da a la luz Testimonios sobre Mariana, su segunda novela, antecedida de un atinado prólogo de su biógrafa, Patricia Rosas Lopátegui.

Testimonios sobre Mariana

Elena Garro

Bamba Editorial, 2024. 300 páginas. 19,90 €

Garro fue una mujer complicada que nunca encajó en la sociedad de su tiempo. Su mirada feminista sobre la situación de las mujeres en una cultura eminentemente patriarcal fue la causa del rechazo de sus contemporáneos, incapaces de comprender esa visión moderna de la realidad. Además, su matrimonio con Octavio Paz no solo le cerró puertas en el mundo de las letras, sino que la condujo a un laberinto de pasiones interiores de las que no supo desembarazarse.

A pesar de todo, fue una de las escritoras más relevantes del siglo XX, y no solo de México. Dice Patricia Rosas (citando a la escritora, aunque con convencimiento tras haber leído su trabajo) que todos sus libros responden a estímulos de carácter biográfico. En este sentido, al referirse a Testimonios sobre Mariana afirma que su historia describe la experiencia con Paz durante sus viajes a París y Nueva York.

La obra es un intento de aproximación a la figura de Mariana, una mujer huidiza a la que muchos tratan de entender, aunque ninguno lo consigue. Tres son los narradores que hablan sobre ella: Vicente, un hombre enamorado que se mueve en su círculo parisino; Gabrielle, la secretaria de su marido y amiga de Mariana (así se autocalifica, aunque las dudas sobre si es cierto afloran desde el principio); y André, el primo de Bertrand, un nuevo súbdito en la corte de la protagonista.

Todos se esfuerzan por conocer realmente a Mariana, pero ella no desvela su rostro con la claridad necesaria. Por eso dibujan una personalidad misteriosa, extravagante, voluble y enigmática. Entre todos los vestigios que se obtienen de Mariana, parece claro que su matrimonio con Augusto está atravesado por la desdicha. No es solo que él le sea infiel con numerosas mujeres, sino que a veces parece odiarla y la empuja hacia la depravación.

Vicente presenta una Mariana caprichosa, inconstante y excéntrica. Por sus afirmaciones, no está claro si ama a Augusto o si, por el contrario, lo quiere a él. Su relato sobre ella es, quizá, el más inconexo de los tres. Mezcla tiempos, espacios, situaciones y también los sentimientos que le provoca. Es más, en su exposición, combina el sueño y la realidad de manera que ofrece sobre la mujer una imagen cambiante y deslavazada.

Pero lo mismo le sucede a Gabrielle, que la califica de frívola, coqueta, mentirosa, destructiva, loca, suicida, débil, infantil, anárquica y peligrosa, aunque en cualquier momento puede cambiar su percepción para atribuirle adjetivos contrarios a los anteriores. Y también a André, a pesar de que es, quizá, el que más ama a Mariana. Como se ve, todo son enigmas en torno a ella y ninguno se esclarece de forma inequívoca.

La narración se ambienta en la posguerra europea, cuando el existencialismo se extendía entre la intelectualidad parisina y la vida se interpretaba desde el nihilismo y la náusea. Esta forma de mirar el mundo tenía su caldo de cultivo en una sociedad degenerada que nadaba entre el miedo y el aburrimiento, provocados por la conciencia de que todo es absurdo. Garro exprime ese estado neurótico de la sociedad y de sus individuos, aunque resulta excesiva no solo en los interrogantes sobre su protagonista, sino también en una exposición de acciones demasiado descriptiva y pormenorizada.