Marcela Serrano

Marcela Serrano Daniel Hidalgo

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Marcela Serrano, escritora: "El pesimismo no me acomoda. Ni los manuales para ser feliz, son todos estúpidos"

El Cultural
Publicada

¿Qué libro está leyendo?

La más recóndita memoria de los hombres, del senegalés Mohamed Mbougar Sarr (Premio Goncourt). ¡Brillante!

¿Cuál es el libro que más le ha ‘autoayudado’?

El libro del desasosiego, de Pessoa.

Si no hubiera podido dedicarse a la escritura, ¿qué hubiera querido ser?

Editora o costurera.

Un acontecimiento histórico que le habría gustado vivir in situ. ¿Por qué?

La corte de Lorenzo de Médicis. Por la innovación, la creatividad, por la enorme capacidad de cambio. Y para vivir en Florencia, en un castillo y usar esos vestidos preciosos.

¿Qué le debe A vuelo de pájaro a la pandemia?

Empecé a escribirlo y a proyectarlo antes de la pandemia, esta me encontró ya trabajando en él. De todos modos le debe mucho: el silencio, la falta de interrupción del mundo exterior, el tiempo.

¿Y a su nieto Marcel?

A mi nieto le debo tantas cosas, no solo parte del libro. Quizás lo más importante es haber constatado –a través de él– que existe el amor enteramente gratuito, cosa que yo no sabía. (Lo que no sucede con los hijos porque, al educarlos, inevitablemente construyes una relación de jerarquía).

¿Qué tienen estos diarios que no ha encontrado en una hipotética novela?

La posibilidad de no crear una historia de largo aliento sino la de escribir en fragmentos, instalar la mirada diaria, aquella que usualmente pasa desapercibida –inobservada– y también la de expresar amores y rabias.

¿Sigue sintiendo que la felicidad es una obligación?

¿Lo habré sentido alguna vez? Quizás. Lo que sí es obligatorio es mirar dos veces el vaso antes de decretar que está medio vacío. El pesimismo a priori no me acomoda. Tampoco los manuales para ser feliz, son todos estúpidos.

¿Y qué es la felicidad?

No creo que exista. Hay momentos felices, fragmentos. Y de esos hay muchos, en mi libro insisto en que las delicias están en todos lados, por modestas que estas sean. Buscarlas es ya una delicia en sí misma.

Un disco/canción que se ponga en bucle estos días.

Quizás estoy influenciada por la reapertura de Notre Dame, pero hoy pongo en bucle el Hallelujah de Leonard Cohen.

¿Cuál es la serie que ha devorado más rápido? ¿Es la mejor que ha visto?

The Wire, no podía parar. Es difícil decidir cuál es la mejor, ¿Los Soprano? ¿Mad Men? Me las he devorado todas.

¿En qué película se quedaría a vivir y en cuál no aguantaría ni un minuto?

En Lawrence de Arabia solo para mirar los ojos azules de Peter O’Toole. Jamás me quedaría en ninguna de ciencia ficción, en el fondo les tengo miedo.

¿Ha experimentado el síndrome de Stendhal? ¿Ante qué?

Sí, sí. El más fuerte fue en El Prado, frente al Bosco, comtemplando El jardín de las delicias.

No se muerda la lengua, díganos algo que ya no soporte del mundillo cultural.

¡El egocentrismo! Sin duda. El mundo comienza y termina en ellos. Y también la pasión por cruzar el océano, que los editen en España, que los traduzcan. Se quejan mucho.

Una obra sobrevalorada.

Rayuela de Cortázar.

Un placer cultural culpable.

Ver las películas de Semana Santa y disfrutarlas.

¿La inteligencia artificial matará la creación artística?

No, nunca. Es cierto que no faltan los agoreros, pero no les hago caso.

España es un país…

Ha sido y es un referente cultural y político importante para los chilenos. Pero lo resumiría en una sola palabra… España es ¡COOL!